El libro blanco de la hidratación - Cerveza y Salud

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sodio en el líquido extracelular, no modifica la concentración plasmática de este ión, ya que la reabsorción de sodio va acompañada de reabsorción de agua. Por tanto, la aldosterona no desempeña un papel importante en el control de la regulación de la concentración plasmática de sodio si bien contribuye al aumento de volumen del compartimento extracelular. Regulación de la concentración de potasio La participación del potasio en la osmolaridad del líquido extracelular es poco relevante, debido a la baja concentración en la que está presente (aproximadamente 4,5 mEq/l), sin embargo, es muy importante en la regulación de la osmolaridad de este compartimento puesto que los aumentos en la concentración de potasio pueden originar graves alteraciones cardíacas y nerviosas. El factor que controla su excreción y, por tanto, su concentración en el líquido extracelular, es la aldosterona. Un incremento de los niveles circulantes de aldosterona aumenta la secreción tubular de potasio, así como la reabsorción de sodio, ya que ambos transportes están acoplados. La mayor parte del potasio corporal se localiza en el interior de las células y tan sólo un 2% en el compartimento extracelular. Los iones potasio participan en importantes funciones tales como el crecimiento, división celular, mantenimiento del volumen celular y generación del potenciales de reposo transmembrana. Debido a las funciones tan importantes que este ión desempeña, su concentración plasmática debe mantenerse constante alrededor de 4,2 mEq/l. Las entradas de potasio son mucho mayores que la concentración plasmática resultante y la forma de hacer desaparecer este exceso es redistribuyéndolo al compartimento intracelular y eliminándolo vía urinaria. Varios factores como la insulina, aldosterona y catecolaminas favorecen la entrada de potasio al interior celular, mientras que la lisis celular o el aumento de la osmolaridad extracelular favorecen la salida de potasio de las células. 87 LIBRO BLANCO DE LA HIDRATACIÓN REGULACIÓN DEL VOLUMEN DEL LÍQUIDO EXTRACELULAR La concentración de sodio en el líquido extracelular es el factor más importante en la regulación del volumen de este compartimento líquido, ya que es el soluto osmóticamente más activo y más abundante del líquido extracelular. Por tanto, los mecanismos que controlan el balance de sodio son los principales mecanismos que mantienen el volumen del líquido extracelular, ya que todo aumento en la concentración de dicho ión se acompaña de un incremento de volumen para mantener constante la osmolaridad. La sangre está en estrecho contacto con el líquido extracelular, del cual forman parte, y sirve como referencia de la situación de éste. A pesar de las enormes variaciones en la ingesta diaria de agua y electrolitos, no existen prácticamente cambios de volumen sanguíneo, ya que la constancia del volumen plasmático es una de las principales características lo cual se consigue gracias a una serie de mecanismos. Filtración glomerular a nivel renal el aumento del tono simpático produce vasoconstricción de las arteriolas aferentes y del túbulo contorneado proximal por activación de receptores alfa-adrenérgicos. La consecuencia de la vasoconstricción de la arteriola aferente es una disminución de la presión efectiva de filtración y de la tasa de filtración glomerular con lo cual se reduce la cantidad de sodio que se filtra. La disminución del flujo a nivel tubular favorece la reabsorción de sodio en el túbulo proximal. Por otro lado, la respuesta simpática del túbulo contorneado proximal también contribuye a la reabsorción de sodio. El efecto combinado de ambos fenómenos contribuye a retener más y excretar menos sodio, lo que da lugar a un aumento de volumen del compartimento extracelular. Por el contrario, si el volumen extracelular aumenta, disminuye la actividad simpática y se produce una mayor excreción de sodio por mecanismos opuestos a los descritos.

4 Papel del agua en la fisiología humana Diuresis de presión El mecanismo más importante de regulación del volumen plasmático es simplemente un factor mecánico. Un aumento del volumen plasmático produce un aumento del gasto cardíaco y, en consecuencia, un incremento de la presión arterial. Esta elevación de la presión arterial incrementa la presión de perfusión renal, aumentando la presión efectiva de filtración y con ella la tasa de filtración glomerular (TFG) y la carga tubular de solutos, lo que produce una mayor diuresis provocada por la mayor velocidad y avance del filtrado con disminución de la reabsorción pasiva de agua y solutos en el túbulo contorneado proximal. Junto con esta diuresis también aumenta la eliminación de sodio, lo que se conoce como natriuresis de presión. Por el contrario, si se reduce el volumen plasmático, el gasto cardíaco se reduce, lo que produce una menor presión de perfusión renal y una reducción del volumen excretado. Receptores de volumen Cualquier aumento del volumen de sangre produce un incremento de la presión arterial, y la consiguiente distensión de los barorreceptores de alta y baja presión localizados en dos regiones del sistema cardiovascular. Los receptores de volumen de baja presión se localizan en las paredes auriculares y en las paredes de los vasos pulmonares donde la presión arterial es muy baja de tal forma que su distensión activa un mecanismo que inhibe la síntesis y secreción de la ADH, y por tanto, induce un aumento rápido de la diuresis. Por el contrario la disminución de volumen causa un aumento de la despolarización de estos receptores desencadenándose un aumento del tono simpático hipotalámico con el consiguiente estímulo de la liberación de ADH hipofisaria. Los receptores de volumen de alta presión o barorreceptores se localizan en las paredes del cayado aórtico y en el seno carotídeo donde la presión arterial es elevada, de manera que cuando disminuye la presión arterial aumentan su despolarización 88 causando un incremento el tono simpático y la liberación de ADH. Péptido natriurético auricular (pna) Es sintetizado por los miocitos auriculares, siendo el principal estímulo para su liberación el aumento de la presión transmural de la aurículas. El aumento de volumen produce la distensión de la aurícula y, por tanto, la estimulación de los receptores de volumen que se encuentran en ella. La distensión de la pared auricular es el estímulo más importante para la liberación del péptido natriurético auricular (PNA), que actúa en el riñón aumentando de 3 a 10 veces la diuresis y la natriuresis. Asimismo, la distensión auricular inhibe la secreción de ADH, en la neurohipófisis, e induce un incremento de la diuresis. El PNA inhibe la secreción de renina en las células yuxtaglomerulares y la reabsorción de sodio en los túbulos colectores. Asimismo el PNA también inhibe la secreción de ADH y aldosterona. Por último, a nivel glomerular produce vasodilatación de la arteriola aferente y vasoconstricción de la arteriola eferente dando lugar a un aumento de la tasa de filtración glomerular (TFG) y a una mayor carga de solutos, entre ellos iones sodio. En conjunto, el PNA provoca un aumento de la eliminación urinaria de sodio y agua, un descenso del volumen extracelular y la normalización de la presión auricular. Sistema renina – angiotensina – aldosterona (sraa) La angiotensina II también puede modificar la excreción de sodio y agua, bien directamente induciendo su retención o bien mediante la estimulación de la aldosterona en respuesta a los cambios en la homeostasis del sodio y la volemia. A pesar de estos efectos, cambios crónicos en los niveles circulantes de angiotensina II no producen grandes cambios de volumen sanguíneo. En el túbulo contorneado proximal, la angiotensina II favorece el funcionamiento del intercambiador de sodio-hidrogeniones (Na + /H + ) y aumenta la actividad de la bomba de sodio-potasio (Na + /K + ) dando como resultado una

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Papel <strong>de</strong>l agua en <strong>la</strong> fisiología humana<br />

Diuresis <strong>de</strong> presión<br />

<strong>El</strong> mecanismo más importante <strong>de</strong> regu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong>l volumen p<strong>la</strong>smático<br />

es simplemente un factor mecánico. Un aumento <strong>de</strong>l<br />

volumen p<strong>la</strong>smático produce un aumento <strong>de</strong>l gasto cardíaco y,<br />

en consecuencia, un incremento <strong>de</strong> <strong>la</strong> presión arterial. Esta elevación<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> presión arterial incrementa <strong>la</strong> presión <strong>de</strong> perfusión<br />

renal, aumentando <strong>la</strong> presión efectiva <strong>de</strong> filtración y con el<strong>la</strong> <strong>la</strong><br />

tasa <strong>de</strong> filtración glomeru<strong>la</strong>r (TFG) y <strong>la</strong> carga tubu<strong>la</strong>r <strong>de</strong> solutos,<br />

lo que produce una mayor diuresis provocada por <strong>la</strong> mayor<br />

velocidad y avance <strong>de</strong>l filtrado con disminución <strong>de</strong> <strong>la</strong> reabsorción<br />

pasiva <strong>de</strong> agua y solutos en el túbulo contorneado proximal.<br />

Junto con esta diuresis también aumenta <strong>la</strong> eliminación <strong>de</strong><br />

sodio, lo que se conoce como natriuresis <strong>de</strong> presión. Por el<br />

contrario, si se reduce el volumen p<strong>la</strong>smático, el gasto cardíaco<br />

se reduce, lo que produce una menor presión <strong>de</strong> perfusión<br />

renal y una reducción <strong>de</strong>l volumen excretado.<br />

Receptores <strong>de</strong> volumen<br />

Cualquier aumento <strong>de</strong>l volumen <strong>de</strong> sangre produce un incremento<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> presión arterial, y <strong>la</strong> consiguiente distensión <strong>de</strong><br />

los barorreceptores <strong>de</strong> alta y baja presión localizados en dos<br />

regiones <strong>de</strong>l sistema cardiovascu<strong>la</strong>r. Los receptores <strong>de</strong> volumen<br />

<strong>de</strong> baja presión se localizan en <strong>la</strong>s pare<strong>de</strong>s auricu<strong>la</strong>res y<br />

en <strong>la</strong>s pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los vasos pulmonares don<strong>de</strong> <strong>la</strong> presión<br />

arterial es muy baja <strong>de</strong> tal forma que su distensión activa un<br />

mecanismo que inhibe <strong>la</strong> síntesis y secreción <strong>de</strong> <strong>la</strong> ADH, y<br />

por tanto, induce un aumento rápido <strong>de</strong> <strong>la</strong> diuresis. Por el<br />

contrario <strong>la</strong> disminución <strong>de</strong> volumen causa un aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>spo<strong>la</strong>rización <strong>de</strong> estos receptores <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nándose un<br />

aumento <strong>de</strong>l tono simpático hipotalámico con el consiguiente<br />

estímulo <strong>de</strong> <strong>la</strong> liberación <strong>de</strong> ADH hipofisaria. Los receptores<br />

<strong>de</strong> volumen <strong>de</strong> alta presión o barorreceptores se localizan<br />

en <strong>la</strong>s pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cayado aórtico y en el seno carotí<strong>de</strong>o<br />

don<strong>de</strong> <strong>la</strong> presión arterial es elevada, <strong>de</strong> manera que cuando<br />

disminuye <strong>la</strong> presión arterial aumentan su <strong>de</strong>spo<strong>la</strong>rización<br />

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causando un incremento el tono simpático y <strong>la</strong> liberación <strong>de</strong><br />

ADH.<br />

Péptido natriurético auricu<strong>la</strong>r (pna)<br />

Es sintetizado por los miocitos auricu<strong>la</strong>res, siendo el principal<br />

estímulo para su liberación el aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong> presión transmural<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> aurícu<strong>la</strong>s. <strong>El</strong> aumento <strong>de</strong> volumen produce <strong>la</strong> distensión<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> aurícu<strong>la</strong> y, por tanto, <strong>la</strong> estimu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> los receptores<br />

<strong>de</strong> volumen que se encuentran en el<strong>la</strong>. La distensión <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

pared auricu<strong>la</strong>r es el estímulo más importante para <strong>la</strong> liberación<br />

<strong>de</strong>l péptido natriurético auricu<strong>la</strong>r (PNA), que actúa en el<br />

riñón aumentando <strong>de</strong> 3 a 10 veces <strong>la</strong> diuresis y <strong>la</strong> natriuresis.<br />

Asimismo, <strong>la</strong> distensión auricu<strong>la</strong>r inhibe <strong>la</strong> secreción <strong>de</strong> ADH,<br />

en <strong>la</strong> neurohipófisis, e induce un incremento <strong>de</strong> <strong>la</strong> diuresis. <strong>El</strong><br />

PNA inhibe <strong>la</strong> secreción <strong>de</strong> renina en <strong>la</strong>s célu<strong>la</strong>s yuxtaglomeru<strong>la</strong>res<br />

y <strong>la</strong> reabsorción <strong>de</strong> sodio en los túbulos colectores.<br />

Asimismo el PNA también inhibe <strong>la</strong> secreción <strong>de</strong> ADH y aldosterona.<br />

Por último, a nivel glomeru<strong>la</strong>r produce vasodi<strong>la</strong>tación<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> arterio<strong>la</strong> aferente y vasoconstricción <strong>de</strong> <strong>la</strong> arterio<strong>la</strong> eferente<br />

dando lugar a un aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong> tasa <strong>de</strong> filtración glomeru<strong>la</strong>r<br />

(TFG) y a una mayor carga <strong>de</strong> solutos, entre ellos iones<br />

sodio. En conjunto, el PNA provoca un aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong> eliminación<br />

urinaria <strong>de</strong> sodio y agua, un <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong>l volumen extracelu<strong>la</strong>r<br />

y <strong>la</strong> normalización <strong>de</strong> <strong>la</strong> presión auricu<strong>la</strong>r.<br />

Sistema renina – angiotensina – aldosterona (sraa)<br />

La angiotensina II también pue<strong>de</strong> modificar <strong>la</strong> excreción <strong>de</strong><br />

sodio y agua, bien directamente induciendo su retención o<br />

bien mediante <strong>la</strong> estimu<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> <strong>la</strong> aldosterona en respuesta<br />

a los cambios en <strong>la</strong> homeostasis <strong>de</strong>l sodio y <strong>la</strong> volemia. A<br />

pesar <strong>de</strong> estos efectos, cambios crónicos en los niveles circu<strong>la</strong>ntes<br />

<strong>de</strong> angiotensina II no producen gran<strong>de</strong>s cambios <strong>de</strong><br />

volumen sanguíneo. En el túbulo contorneado proximal, <strong>la</strong><br />

angiotensina II favorece el funcionamiento <strong>de</strong>l intercambiador<br />

<strong>de</strong> sodio-hidrogeniones (Na + /H + ) y aumenta <strong>la</strong> actividad <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

bomba <strong>de</strong> sodio-potasio (Na + /K + ) dando como resultado una

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