Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
luego íbamos hasta la Avenida 9 de Julio. Pasábamos<br />
velozmente debajo del Obelisco, lográbamos verlo de<br />
cerca sólo por pocos instantes, y luego, volvía a aparecer<br />
pequeño a lo lejos. A duras penas lo veía reflejado sobre el<br />
espejo retrovisor mientras empujaba a fondo el acelerador<br />
de aquel bólido gris oscuro.<br />
Nos gustaba correr y cuando no bastaban más las calles<br />
del centro, nos íbamos hacia las afueras, hasta llegar a La<br />
Plata. Viajábamos a toda velocidad sobre el Camino<br />
General Belgrano y empleábamos menos de una hora<br />
para llegar. A veces nos íbamos sólo para beber una<br />
Quilmes en el bar frente a la catedral. Cuando estábamos<br />
acompañados por alguna señorita, en cambio, pasábamos<br />
la velada yendo al cine o a algún boliche. A decir verdad,<br />
las fugas de Buenos Aires las hacíamos también para<br />
respirar un poco de aire. En los últimos meses de aquel<br />
año hubo varias manifestaciones políticas en la ciudad y<br />
por las calles circulaban camionetas militares<br />
continuamente. El modo de vivir los momentos de<br />
distracción estaba cambiando y la atmósfera en las<br />
confiterías, que hasta hacía algún tiempo eran<br />
consideradas de moda, no era la misma. Hasta el tango ya<br />
casi no se bailaba más.<br />
Aquellos viajes a La Plata, eran una ocasión para<br />
conocernos aún más. Hablábamos de nuestra tierra. Yo<br />
tenía sólo algunos recuerdos de la infancia en Acerenza,<br />
Saverio, en cambio, podía hablar mucho más de su pueblo.<br />
De Viggiano conocía sólo el nombre. Toda mi familia iba<br />
el primer domingo de septiembre de cada año a la<br />
peregrinación de La Virgen Negra. A mí no me llevaban,