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Siempre había alguien de su familia para recordárselo,<br />
cada vez que lo veían en actitudes demasiado<br />
desenvueltas con gente considerada de bajo nivel.<br />
- ¡Saverio, por favor! ¡Hacélo por el honor de nuestra<br />
familia, no te dejes ver más en ese grupo! ¡Me pregunto<br />
cómo podes mezclarte con esa gentuza!<br />
Le reprochaba su prima Germana cada vez que lo<br />
invitaba a su casa a tomar el té. Se refería a la frecuencia<br />
con que iba al bar en la plaza donde, al final del día,<br />
muchos se encontraban para jugar a las cartas. Era un<br />
lugar concurrido por hombres solos y Saverio iba<br />
regularmente a beber cerveza junto a Antonio Casorelli,<br />
su amigo trompetista.<br />
Jugaban a briscola o a tressette 9 en una pequeña sala<br />
al fondo, desafiando cada vez a una pareja distinta de<br />
voluntarios. El dueño del bar se llamaba Gennaro<br />
Uardabosc’ 10 .<br />
A decir verdad aquella denominación había sido<br />
atribuida a su padre pero, como todos los apodos dignos<br />
de respeto, identificaba a los integrantes de una familia<br />
entera. Se lo habían puesto a causa de aquel breve<br />
empleo, cuando se desempeñó como voluntario en el<br />
cuerpo de guardabosques sobre el monte Vulture.<br />
Cuando Saverio entraba en su boliche, Gennaro<br />
Uardabosc’ interrumpía lo que estaba haciendo y lo<br />
acompañaba a la otra sala. En una mano llevaba las cartas<br />
para jugar, en la otra un trapo rejilla, detrás lo seguía el<br />
muchacho del bar con un par de botellas de cerveza.<br />
El ritual era siempre el mismo: pasaba velozmente el<br />
trapo rejilla sobre la mesa limpiando las cenizas y las