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09.05.2013 Views

Bien que se chinche y que se aguante. (Aunque sea el otro un tunante.) Pero en vano gasta saliva si dice el buen padre: “Sé activa”. ¿Activa y estarse tan quieta? La actividad ¿es la calceta? ¿Activa, y si, esposo, me apuras, no sentarte bien las costuras? ¡Ay, padre, no lo tome a mal si le consideran parcial! Apéndice II. La poesía de “La cena de las burlas” Van a creerlo, no le asombre, porque, al fin, padre, usted es hombre. Diga a los hombres. “Hay que hacer lo que os mande vuestra mujer”. Verá cómo el libro se agota La ahorrativa y la manirrota pagarán, gustosas, su importe para decirle a su consorte: “Aquí tienes la verdad pura Haz lo que te dice este cura. Sigue fielmente los consejos que te dicta el padre Conejos.” 428

“Aprendamos de las mariposas”’ 8 (1926), 30julio. (FÁBULA) Apéndice IL La poesía de “La cena de las burlas” Allá en Madagascar un reverendo, cuyas predicaciones logran éxito grande en las misiones sin reclamo ni estruendo, dedica las forzosas horas de vacación a su manía, que es la entomología; y con las mariposas ha tenido también el otro día un éxito tremendo. Figúrese el lector que a] insectillo, sin quitarle el polvillo que le cubre las alas, evitando toda hemorragia cuidadosa- mente, con la mayor limpieza se le corta de pronto la cabeza: ¿qué le sucede? Niente. (Perdone el italiano.) La operación osada y ablativa no le causa la muerte: hace que viva, tan campante y tan sano, más tiempo del que hubiera vivido, a lo mejor, de otra manera. Le prolonga la vida trabajosa del modo más perfecto y agradable por una o dos semanas; para una mariposa, plazo considerable. Las criaturas humanas nacen, se forman, crecen, se reproducen y por fin perecen cuando llega la hora. Si un sabio y venerable misionero se compromete ahora a alargarles la vida pecadora, privándoles en aras de la ciencia del natural soporte del sombrero, tan pródigos serán de su existencia, tan incrédulos, ¡ay!, en ciertas cosas, que no querrán vivir más de lo justo. Le darán un disgusto; porque ¡hay tal diferencia entre los hombres y las mariposas! Lector, tú que eres ducho, saca la moraleja por derecho: ¿queremos vivir mucho? ¡Perdamos la cabeza, y es un hecho! “Silva forestal” (1927), 29 de enero Para dejar de moda parques, paseos, plazas y jardines se hizo a fines de enero una soberbia poda, con la cual un maese jardinero quiso privar de vegetales crines 18 Aparece sin dividir en versos, quizá debido a falta de espacio. 429

“Aprendamos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mariposas”’<br />

8 (1926), 30julio.<br />

(FÁBULA)<br />

Apéndice IL La poesía <strong>de</strong> “La cena <strong>de</strong> <strong>la</strong>s bur<strong>la</strong>s”<br />

Allá en Madagascar un reverendo, cuyas predicaciones logran éxito<br />

gran<strong>de</strong> en <strong>la</strong>s misiones sin rec<strong>la</strong>mo ni estruendo, <strong>de</strong>dica <strong>la</strong>s forzosas horas <strong>de</strong><br />

vacación a su manía, que es <strong>la</strong> entomología; y con <strong>la</strong>s mariposas ha tenido<br />

también el otro día un éxito tremendo. Figúrese el lector que a] insectillo, sin<br />

quitarle el polvillo que le cubre <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>s, evitando toda hemorragia cuidadosa-<br />

mente, con <strong>la</strong> mayor limpieza se le corta <strong>de</strong> pronto <strong>la</strong> cabeza: ¿qué le suce<strong>de</strong>?<br />

Niente. (Perdone el italiano.) La operación osada y ab<strong>la</strong>tiva no le causa <strong>la</strong><br />

muerte: hace que viva,<br />

tan campante y tan sano, más tiempo <strong>de</strong>l que hubiera vivido,<br />

a lo mejor, <strong>de</strong> otra manera. Le prolonga <strong>la</strong> vida trabajosa<br />

<strong>de</strong>l modo más perfecto y agradable por una o dos semanas;<br />

para una mariposa, p<strong>la</strong>zo consi<strong>de</strong>rable. Las criaturas humanas<br />

nacen, se forman, crecen, se reproducen y por fin perecen<br />

cuando llega <strong>la</strong> hora. Si un sabio y venerable misionero<br />

se compromete ahora a a<strong>la</strong>rgarles <strong>la</strong> vida pecadora,<br />

privándoles en aras <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciencia <strong>de</strong>l natural soporte <strong>de</strong>l sombrero, tan pródigos<br />

serán <strong>de</strong> su existencia, tan incrédulos, ¡ay!, en ciertas cosas, que no querrán<br />

vivir más <strong>de</strong> lo justo.<br />

Le darán un disgusto; porque ¡hay tal diferencia entre los hombres y <strong>la</strong>s<br />

mariposas! Lector, tú que eres ducho, saca <strong>la</strong> moraleja por <strong>de</strong>recho: ¿queremos<br />

vivir mucho? ¡Perdamos <strong>la</strong> cabeza, y es un hecho!<br />

“Silva forestal” (1927), 29 <strong>de</strong> enero<br />

Para <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> moda<br />

parques, paseos, p<strong>la</strong>zas y jardines<br />

se hizo a fines <strong>de</strong> enero<br />

una soberbia poda,<br />

con <strong>la</strong> cual un maese jardinero<br />

quiso privar <strong>de</strong> vegetales crines<br />

18 Aparece sin dividir en versos, quizá <strong>de</strong>bido a falta <strong>de</strong> espacio.<br />

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