Rivera, Andrés – Cuentos escogidos [pdf] - Lengua, Literatura y ...
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cansado.<br />
Miguel me llevó a la pieza que, para Antonio y Lola, hacía las veces de<br />
dormitorio. El piso era de tierra y las paredes de ladrillo. Había olor a ropa<br />
mojada.<br />
Alice quitó el papel de seda de una caja de Gitanes, con sus dedos largos y bellos, y<br />
eligió un cigarrillo redondo y grueso.<br />
Vicente, dijo, la atraía. Habla inglés y francés a la perfección. Y, también, el<br />
italiano. Vicente es alto, de cabellos negros, y jinete fogoso. Trabaja en la Dirección<br />
General de Turismo y puede cautivarlo a uno con sus conocimientos de ruinas, horarios<br />
de trenes y la genealogía de los Medinacelli y de los Borbones.<br />
A veces, dijo Alice, Vicente le pide que se quite el vestido o la blusa y la pollera, y<br />
el corpiño, y que se deje unos calzones de seda negra que él le compró en las galerías<br />
Lafayette, y que se contonee hasta excitarlo. Leyó prematuramente a Joyce, diagnosticó<br />
Alice. Y su papá ganó la guerra civil. Y yo, ya se lo dije, detesto a Irlanda.<br />
Los cabellos de Alice son rubios. Le llegan casi hasta la cintura. La piel de su cara<br />
es fina, casi transparente, casi quebradiza. Pero sus ojos no regalan nada.<br />
Pat Garret se levantó de la mecedora, y sus huesos crujieron. Decían que él había<br />
matado a Billy the Kid.<br />
Y que él, aún, estaba vivo. Y decían que él, en esa noche calurosa de Fort Sumner,<br />
cuando remató, con un oportuno balazo en la espalda al estúpido, desaforado muchacho,<br />
prometió: desposaré a la hija del rey.<br />
—¿Por qué lo buscan a Pablo?<br />
—Por infiltrado —me contestó Miguel—. No nos gustan los infiltrados.<br />
—Pablo es, sólo, una buena persona.<br />
—Cerrá el pico, abogado —dijo Miguel—. Creeme: tuvimos mucha<br />
paciencia con Pablo. Dejá tranquilos a los negros, le pedimos. Como amigos, te<br />
lo pedimos... Sí, tuvimos mucha paciencia con Pablo.<br />
Miguel se contempló las uñas.<br />
—Me las limo —dijo—. ¿Vos...?<br />
—No.<br />
—Después —prosiguió Miguel—, fue a los diarios. ¿Y qué dijo el bocón?<br />
Dijo que no teníamos nivel intelectual... ¿Qué hora es?<br />
—Las once y media.<br />
—Cuánto perro por acá.<br />
—Amigos del hombre, los llaman —intercedí.<br />
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