09.05.2013 Views

Rivera, Andrés – Cuentos escogidos [pdf] - Lengua, Literatura y ...

Rivera, Andrés – Cuentos escogidos [pdf] - Lengua, Literatura y ...

Rivera, Andrés – Cuentos escogidos [pdf] - Lengua, Literatura y ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

la torrencial verborragia de Mirta le resbalaba como el agua por una roca.<br />

Una tarde, Mirta le dijo, perpleja:<br />

—No me escuchás.<br />

—Sí. Tu caballo.<br />

—¿Te interesa lo que te digo?<br />

Saúl abrió un ojo; abrió una puerta a la desgracia.<br />

—¿Te interesa el cálculo infinitesimal?<br />

—No me tomés el pelo.<br />

—Juro que la equitación me encanta.<br />

Mirta palmoteó: Saúl, a diferencia de los tipos que ella conoció, le<br />

dispensaba un trato gentil, de una extrema delicadeza. Jamás una procacidad,<br />

jamás una broma de mal gusto. Saúl dotaba de convicción a los más feroces<br />

equívocos.<br />

—¿Cierto?<br />

—Permitíme que parafrasee la venerada frase de Kennedy: Ich binn a vitz.<br />

—Vos me invitás a cenar —profirió Mirta, sorda y embelesada.<br />

—Tengo un compromiso, muchacha —dijo Saúl, desperezándose—. Un<br />

compromiso de familia, impostergable: me espera mi hermana.<br />

—Tu hermana es una vieja.<br />

—No hay nada más gratificante que el trato amoroso de una anciana<br />

dama.<br />

Mirta bajó la cabeza y dijo, casi inaudiblemente:<br />

—Te creo. A vos, te creo.<br />

—El que cree en las leyes de tránsito está condenado a muerte.<br />

Mirta no volvió a ser la misma. Todos padecimos su cambio de humor,<br />

salvo el zaino que mascaba un pasto manso y dulce en su establo de Palermo<br />

chico, libre de las infernales cabalgatas a que lo sometía su propietaria.<br />

Saúl, al que le faltaba un breve capítulo para cerrar su trabajo, entró, una<br />

mañana, a mi despacho, poseído de una furia demencial. Me señaló, temblando,<br />

la ausencia, en cuatro o cinco hojas, de un binomio, de un cálculo diferencial, de<br />

un signo cualquiera (un más o un menos), tal vez la de una fórmula astrológica<br />

que anula a otra e inicia un ciclo que se diluye en la hermética topografía de una<br />

galaxia.<br />

Traté, en vano, de apaciguarlo; Saúl me pidió, en un tono que no admitía<br />

excusas, que llamara a Mirta. La muchacha llegó, el cuerpo aterido, un rictus de<br />

inevitable abyección en la boca. La voz de Saúl sonó serena pero lastrada por un<br />

desdén y un desprecio sangrientos. Él no concebía que una máquina a la que se<br />

alimenta con dólares pueda resfriarse, estornudar, limpiarse los mocos,<br />

perderse en las desaforadas especulaciones de un ensueño. Cuando Saúl<br />

44

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!