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Rivera, Andrés – Cuentos escogidos [pdf] - Lengua, Literatura y ...

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gobiernos y alcaldes conservadores y socialistas—, y dormían en bosques<br />

antiguos, venerables y rumorosos.<br />

Levantaban, en horas del crepúsculo, una gran carpa de colores rojo y<br />

blanco, y hablaban de la belleza de las iglesias, de las comidas que servían en<br />

las hosterías que frecuentaron, de la poca curiosidad que despertaba, en sus<br />

ocasionales interlocutores, el hecho de que fuesen argentinos. Hablaban de la<br />

patria lejana, rica y desventurada.<br />

Y Miss Jenny se comportaba como una persona normal, y aún más.<br />

Una tarde, dejaron atrás una casa amplia, de techo rojo, a dos aguas, y un<br />

cerco de alambre sostenido por postes rectos y duros. Miss Margaret observó<br />

que casa y cerco debían conformar una granja, y que a ella le agradaría tomar<br />

leche fresca. Mercado arrimó el coche a la banquina, y Miss Margaret se alejó<br />

con una jarra colgándole de los dedos de la mano derecha. Dijo que volvería<br />

pronto. Y que el aire era puro.<br />

Mercado reclinó su asiento, y cerró los ojos. Miss Jenny pasó al asiento<br />

delantero, y le preguntó si dormía. Mercado contestó que no. Que,<br />

simplemente, procuraba descansar. ¿Miss Jenny sabía manejar? Debería saber,<br />

¿no?, murmuró ella con una voz acongojada. Sí, dijo él, y cerró los ojos.<br />

Miss Jenny puso una de sus manos en la entrepierna de Mercado. Y éste,<br />

como si hubiera recibido una descarga eléctrica, enderezó su asiento. Miss<br />

Jenny volvió a reclinárselo. Mercado abrió los ojos: Miss Jenny miraba hacia<br />

adelante. Mercado miró, también, los árboles negros y altos, y las débiles<br />

sombras del anochecer. Miss Jenny le desabrochó la camisa, y depositó, en el<br />

pecho desnudo de Mercado, sus anteojos.<br />

Miss Jenny suspiró, y le bajó, despacio, a Mercado, el cierre del pantalón.<br />

Miss Jenny introdujo una mano por el cierre abierto del pantalón de Mercado. Y<br />

apretó. Y volvió a apretar.<br />

Sí, dijo Mercado, la voz como opaca, como ausente.<br />

Miss Margaret volvió con la jarra llena de leche, y dictaminó que los<br />

campesinos celtas son recios y graves. Mercado calló: no le interesaban la<br />

geografía, los estudios antropológicos, las etnias, ni su mujer. A decir verdad, y<br />

Mercado, a veces, se lo decía, nunca le interesaron.<br />

Bajaron la carpa del techo del coche, y la armaron en un claro del bosque.<br />

Encendieron fuego, y tomaron leche, y abrieron una lata de carne, y comieron la<br />

carne de la lata, y comieron queso y pan.<br />

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