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Rivera, Andrés – Cuentos escogidos [pdf] - Lengua, Literatura y ...

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En un parque cercano al Instituto de Química dejo de ser el otro. Recobro<br />

mis papeles, mi fecha de nacimiento, mi edad, mi nombre: las legalidades de un<br />

accidente.<br />

Contemplo mi cara en el pasaporte del otro, que una mujer borra<br />

lentamente. La mujer, sin levantar la cabeza, dice que el papel de la fotografía es<br />

excelente, y que, por eso, es fácil cambiar una cara por otra. Dice que, recobrada<br />

mi identidad, pasee por Zurich. Dice que, en Zurich, cada cual atiende su juego.<br />

Zurigo piace per cosi dire a tutti: a James Joyce piaceva qui il vino, a Goethe il<br />

paesaggio, a Lenin il buon funzionamento della Biblioteca centrale, a Benedetto Croce<br />

l’Ospitalitá, a Paul Valéry, la libertà della conversazione, a Wagner la bella signora<br />

Wesendock ed a Rilke il sapone. Pare proprio che il nostro ambiente sia molto ispiratore,<br />

specialmente per i non zurighesi. Quello che hanno scritto in questa città, Einstein,<br />

Jung, Le Corbusier e il sunominato Lenin, ha fatto gran chiasso altrove.<br />

Gli zurighesi, però, considerano tutti i loro ospiti con la modesima riservata<br />

simpatía. Non abbiamo corone di alloro per i geni, né patiboli per gli “eretici”. Ognuno<br />

puo costruirsi in pace il proprio paradiso.<br />

Mihalach vuelve a la ventana, mira la nieve que cae sobre los árboles<br />

negros, enciende un cigarrillo y murmura, de espaldas a mí:<br />

—Quien escribe vive en estado de insensatez. Quien hace la revolución,<br />

también.<br />

Digo, porteño, que los hombres que vencieron en Valmy cambiaron el<br />

mundo. Digo, argentino, que ningún libro —ni la Odisea, ni la Biblia, ni el<br />

Quijote, ni el Qué hacer— evitó Auschwitz.<br />

Antonio dijo no sufrirá. Relájese. El cuerpo flojo. Eso me recomendó Antonio.<br />

Gracias, COMPAGNO Antonio. Dígales que quiero patear la silla o lo que sea que<br />

pongan bajo mis pies.<br />

Pide, dice Antonio al jefe de la guardia, patear la silla o lo que sea que se ponga<br />

bajo sus pies.<br />

SCUSI, dice el jefe de la guardia. NON CAPISCO.<br />

No comprende, dice Antonio y me sonríe.<br />

Por favor, explíqueles. Sea paciente y explíqueles.<br />

En Zurich todo es inmaculadamente limpio. Y ordenado. No se grita en<br />

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