Octubre de 2007 - El Pitic
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Año VII Número 79 <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong> Edición Mensual Hermosillo, Sonora. Antes Villa <strong>de</strong>l <strong>Pitic</strong><br />
A cien años <strong>de</strong>l sacrificio<br />
<strong>de</strong> Jesús García Corona<br />
Edición especial <strong>de</strong>dicada al “Héroe <strong>de</strong> la Humanidad”<br />
Este 7 <strong>de</strong> Noviembre, se conmemora el aniversario número cien <strong>de</strong>l sacrificio<br />
<strong>de</strong> Jesús García Corona. Creemos que se recordará en todo el mundo, ya<br />
que su figura y el acto heroico realizado, es conocido y reconocido<br />
universalmente.<br />
En esta ocasión queremos <strong>de</strong>dicar casi completa la presente edición <strong>de</strong> "<strong>El</strong> <strong>Pitic</strong>",<br />
a este hombre extraordinario, que ofrendó su vida a los 24 años <strong>de</strong> edad, para<br />
salvar a todo un pueblo y sus moradores.<br />
Hemos seleccionado para el contenido <strong>de</strong>l presente artículo, la obra <strong>de</strong><br />
Cuauhtémoc L. Terán, intitulada "JESÚS GARCÍA, EL HÉROE DE NACOZARI".<br />
Recor<strong>de</strong>mos pues, a 100 años <strong>de</strong> distancia, la gesta heroica <strong>de</strong> nuestro héroe.<br />
JORNADA TRAGICA<br />
Aeste mineral, acostumbrado a la ininterrumpida rutina <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n y<br />
actividad, le tocó en suerte ser el escenario <strong>de</strong> un acontecimiento histórico<br />
el 7 <strong>de</strong> Noviembre <strong>de</strong> 1907, saliendo <strong>de</strong>l anonimato para ocupar un lugar<br />
en los fastos legendarios <strong>de</strong>l valor.<br />
Un pequeño patio contiguo a la concentradora, era el punto <strong>de</strong> partida <strong>de</strong>l tren<br />
<strong>de</strong> la mina rumbo al Porvenir. Como a 500 metros, dando la vuelta al cerro y en<br />
pronunciada pendiente, se encontraba el patio <strong>de</strong> arriba, o sea la pequeña<br />
estación <strong>de</strong>nominada "<strong>El</strong> Seis", don<strong>de</strong> había almacenes <strong>de</strong> materiales; un<br />
cambiavía para movimientos <strong>de</strong>l tren y una casa <strong>de</strong> sección <strong>de</strong> los trabajadores<br />
<strong>de</strong> la vía angosta, don<strong>de</strong> vivían ocho familias. La casa quedaba precisamente<br />
enfrente <strong>de</strong>l pequeño tajo "Puertecitos" que era la cima <strong>de</strong> la pendiente y que<br />
<strong>de</strong>sembocaba en la planicie <strong>de</strong>l "Seis". De este punto la vía para <strong>El</strong> Porvenir<br />
seguía por un corto tramo <strong>de</strong> planicie, antes <strong>de</strong> internarse en la parte más<br />
escarpada <strong>de</strong> la sierra.<br />
Antonio M. <strong>El</strong>izondo, jefe <strong>de</strong> Mecánicos <strong>de</strong> la casa redonda, relata cómo llegó<br />
Jesús García "con su buen humor <strong>de</strong> costumbre" pidiendo paso para su tren,<br />
compuesto por cinco góndolas <strong>de</strong> cinco toneladas; dos carros con ciento sesenta<br />
cajas <strong>de</strong> dinamita, con los <strong>de</strong>tonantes en el fondo; dos góndolas <strong>de</strong> pastura seca<br />
y una <strong>de</strong> materiales, que conducía al patio <strong>de</strong> la concentradora para terminar la<br />
formación <strong>de</strong> su tren y partir en el primer viaje <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> rumbo a las minas.<br />
<strong>El</strong>izondo movió la máquina <strong>de</strong> la vía ancha que obstruía el paso a García y así<br />
pudo éste continuar el ascenso por la vía en zig-zag que en el cambio <strong>de</strong> la<br />
concentradora habría <strong>de</strong> iniciar la corrida.<br />
La tripulación <strong>de</strong>l tren, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> García estaba integrada por José Romero,<br />
fogonero; Hipólito Soto, Agustín Barceló y Francisco Rendón, garroteros.<br />
"¿Qué pasará con el viejo Biel?" -comentó el fogonero cuando pasaban por los<br />
talleres.<br />
"Avisó la Aurora que sigue enfermo" -repuso García, agregando: "así es que<br />
otra vez me toca a mí dar las ór<strong>de</strong>nes".<br />
Alcanzaba ya el trenecito la parte superior <strong>de</strong>l cambiavía cuando se escucharon<br />
los gritos <strong>de</strong>l mayordomo norteamericano Phelps, "<strong>El</strong> Panocha", que gesticulaba<br />
<strong>de</strong>sesperadamente con los brazos y señalando a los carros contiguos a la<br />
locomotora gritaba: "oye, mira, ahí, humo en el pólvora".<br />
Había ya entrado al cambio el tren y procedía al patio para tomar más carros y<br />
los pasajeros que estaban reunidos, esperando la partida. Se <strong>de</strong>tuvo el tren.<br />
García or<strong>de</strong>nó a la tripulación que tratara <strong>de</strong> sofocar la incipiente combustión,<br />
buscando, sin encontrar, tierra ni agua. <strong>El</strong> fogonero levantó una <strong>de</strong> las cajas <strong>de</strong><br />
pólvora en sus esfuerzos por sofocar el fuego y esto hizo que surgieran las llamas<br />
Escena <strong>de</strong>l patio <strong>de</strong> arriba minutos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la explosión. La máquina está en un<br />
crater a la izquierda. Trozos <strong>de</strong> carros se ven al frente. Aproximadamente 150 personas<br />
pasan por los talleres y casas <strong>de</strong>struidas al centro <strong>de</strong> la foto... A lo lejos está Nacozari<br />
bajo la protección <strong>de</strong> un cerro. Si Jesús García hubiera avanzado otros 50 metros a la<br />
<strong>de</strong>recha <strong>de</strong> esta escena, pudiera haber abandonado el tren y se hubiera salvado.<br />
con lo que la situación se hizo <strong>de</strong>sesperada. Los hombres <strong>de</strong> la tripulación,<br />
comprendieron que aquello ya no se apagaba, se veían <strong>de</strong>sconcertados sin saber<br />
que partido tomar. "Ya no se apaga" <strong>de</strong>cía uno ja<strong>de</strong>ante y sudoroso, al mismo<br />
tiempo que se volvía a Jesús para ver qué ór<strong>de</strong>nes daba.<br />
García se dio cuenta <strong>de</strong> la gravedad <strong>de</strong>l momento. <strong>El</strong> instante que la lumbre<br />
llegara a los <strong>de</strong>tonantes en el fondo <strong>de</strong> la góndola, se produciría un <strong>de</strong>sastre. Fue<br />
en ese momento <strong>de</strong> intenso dramatismo cuando Jesús García, con <strong>de</strong>cisión<br />
suprema, con voz firme y resuelta; en tono que vaticinaba la alternativa<br />
inexorable, gritó a la tripulación y al pasaje "retírense todos, va a explotar la<br />
dinamita", corriendo a su locomotora, al mismo tiempo que agregaba: "Déjenme<br />
solo, voy a jugarme mi suerte…".<br />
De un salto tomó su puesto en la caseta, con movimientos precisos que<br />
respondían al impulso <strong>de</strong> una mente disciplinada, puso el tren en movimiento<br />
imprimiéndole toda la velocidad que permitía la pendiente, en un esfuerzo<br />
<strong>de</strong>sesperado por lograr avanzar, ganar distancia, dar la vuelta al cerro y llevar su<br />
tren flameante, lejos <strong>de</strong> Nacozari y sus moradores.<br />
Con mano firme empuñó la palanca, rápida, mecánicamente, dio un vistazo a<br />
los instrumentos para cerciorarse que todo estaba en or<strong>de</strong>n y que su locomotora<br />
No. 2, su compañera fiel <strong>de</strong> tantos años, respondía pujante y vigorosa, al toque<br />
<strong>de</strong> mando. Volvió su mirada por última vez, antes <strong>de</strong> que el tren tomara la curva<br />
y quedara oculto ese postrer cuadro -el Nacozari <strong>de</strong> sus sueños y <strong>de</strong> su vida-. Ahí<br />
estaba el pueblo que le había dado albergue, don<strong>de</strong> había realizado sus<br />
aspiraciones, don<strong>de</strong> quedaba su madre y sus hermanos; Jesusita, la novia<br />
prometida, inocente a la tragedia que habría <strong>de</strong> truncar todos los planes <strong>de</strong> una<br />
vida conyugal risueña y venturosa. Trataba <strong>de</strong> escudriñar, en el último recuerdo,<br />
las hileras <strong>de</strong> casas, como si pretendiera adivinar la casa don<strong>de</strong> <strong>de</strong>jaba a sus seres<br />
queridos. Más próxima <strong>de</strong>jaba ya, a un lado, la amplia zona <strong>de</strong> talleres, don<strong>de</strong><br />
tantos compañeros y amigos, laboraban, entregados a un trabajo honrado,<br />
ignorantes <strong>de</strong> la catástrofe que en aquellos momentos amenazaba al pueblo<br />
entero.<br />
(Sigue en Pág 3)
2 Hermosillo, Son. <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
DIRECTORIO<br />
<strong>El</strong> hombre joven no tiene memoria<br />
Más tar<strong>de</strong>, goza al recordar<br />
vivencias pasadas.<br />
Y mucho más tar<strong>de</strong>, vive <strong>de</strong> ellas<br />
Editor<br />
Arnoldo Salazar Woolfolk<br />
salazar42@hotmail.com<br />
Tel. 217-23-80 y 217-05-90<br />
Redacción<br />
Fernando Andra<strong>de</strong> Domínguez<br />
H. Rangel Lugo No. 139 esq. 5 <strong>de</strong> Mayo.<br />
Barrio La 5 <strong>de</strong> Mayo.<br />
Tels. 217-28-04 y 215-34-56<br />
Cel. (6621) 73-81-22<br />
andra<strong>de</strong>_nando@yahoo.com<br />
Distribución<br />
Alberto Murray Tapia<br />
Fernando Murray Cázares<br />
Lic. Armando Gastélum Alcaraz<br />
Impreso en los talleres <strong>de</strong><br />
Editorial <strong>El</strong> Auténtico, S.A. <strong>de</strong> C.V.<br />
Reg. en trámite.<br />
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Por Thomas H. Herndon<br />
JESÚS GARCÍA, a quien el valeroso llaman,<br />
cayó ese día fatal como mueren los hombres.<br />
Nacozari su llanto enjuga en oraciones,<br />
porque en los escarpados caminos <strong>de</strong> la fama,<br />
se yergue victorioso y el fulgor <strong>de</strong> la gloria<br />
ilumina su senda con todo su esplendor.<br />
Así murió Jesús García, como en otras eda<strong>de</strong>s<br />
murió crucificado el Cristo en el Calvario.<br />
En el puesto en el que nunca volverán las auroras,<br />
está firme ante el humo que presagia tragedia<br />
escuchando sereno alaridos <strong>de</strong> horror.<br />
¡Dios Santo! la lumbre la pólvora ha encendido<br />
el convoy raudo y presto silbando locamente,<br />
cual bólido se lanza por la pendiente al "Seis".<br />
Tu corazón <strong>de</strong> angustia sientes que ya se oprime,<br />
cuando valiente enfilas, <strong>de</strong>l infierno a la boca.<br />
Señalan tu camino las chispas que en su vuelo<br />
provocan y te incitan ¡huye <strong>de</strong> la hecatombe!<br />
Del fuego las burlonas lenguas <strong>de</strong> fuego gritan,<br />
brinca para salvarte, por qué has <strong>de</strong> perecer?<br />
Cuesta arriba no hay nada que <strong>de</strong>tenga la marcha<br />
<strong>de</strong> tu corcel fogoso que husmea la tragedia.<br />
Así siguió la ruta, vertiginosamente,<br />
a la región ignota <strong>de</strong> interminables días.<br />
Quién relatar podrá su épica aventura?<br />
Quién su acción abnegada volverá a pregonar?<br />
como Cristo, su gloria, quién la proclamará?<br />
a Dios <strong>de</strong>cid que inmola su vida por los hombres.<br />
Traducción libre <strong>de</strong> C. L. T.<br />
THE LIFE SAVER<br />
Jesús García, call'd the fearless.<br />
Died, has heroes die, that day,<br />
Nacozari be thou tearless,<br />
for upon fam'es steep highway<br />
stands a victory, and fam'es glory<br />
lights his pathway with is sheen.<br />
Thus he died, as in the hoary<br />
ages died the Nazarene.<br />
Standing where he'll know no morrow,<br />
quick he sees the menace dire,<br />
quick he hears the cry of horror,<br />
God! the dynamite´s on fire!<br />
quick he acts, his engine rushes,<br />
speeding on with clanging bell,<br />
black <strong>de</strong>spair his brave heart crushes,<br />
pointing to the mouth of hell,<br />
to the spiteful sparks thay flying,<br />
taunt him, urging him to fly,<br />
mocking tongues of flame still crying,<br />
"save thyself, why shoult's thou die?<br />
Flying onward, nothing heeding,<br />
as a warhorse scents the fray,<br />
so he ro<strong>de</strong>, forever speeding,<br />
to the land of endless day,<br />
who shall fitting tell his history?<br />
who recount his <strong>de</strong>eds again?<br />
who shall paint his Christikle glory?<br />
tell his god he died for men?<br />
Thomas H. Herndon.
Hermosillo, Son. <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
A cien años <strong>de</strong>...<br />
Con un profundo suspiro, como quien abandona con interés mundano, se<br />
volvió para fijar la vista sobre los rieles que se perdían en la curva, para hacer<br />
frente, temerario y audaz, a la misión que le señalaba el <strong>de</strong>stino. <strong>El</strong> silbato,<br />
ululante, pregonando la emergencia siniestra, hizo que Jesús se diera cuenta <strong>de</strong><br />
la presencia <strong>de</strong>l fogonero, José Romero, quien en su puesto, aparentando<br />
tranquilidad, pero reflejando en su semblante una profunda angustia, tiraba<br />
mecánica, nerviosamente, el cordón <strong>de</strong>l silbato, interrogando a García con la<br />
mirada, su mente febrilmente ocupada en pavorosas reflexiones sobre el<br />
<strong>de</strong>senlace <strong>de</strong> aquella carrera <strong>de</strong> espanto.<br />
"¡José, José, brinca! Este es asunto mío. Déjame solo, ¿para qué sacrificarnos los<br />
dos?". Ya no pudo José escuchar el final <strong>de</strong> la amonición <strong>de</strong> García. <strong>El</strong> tono en que<br />
le habló el maquinista, no admitía vacilaciones ni réplica. <strong>El</strong> hombre se veía<br />
transfigurado; la <strong>de</strong>cisión, la obsesión <strong>de</strong> un propósito in<strong>de</strong>clinable pintado en<br />
sus facciones. Con un cortante "Adiós, Jesús", se <strong>de</strong>scolgó ágilmente <strong>de</strong> la<br />
máquina y <strong>de</strong>sapareció en la nube <strong>de</strong> humo y polvo, refugiándose en una<br />
alcantarilla y salvándose <strong>de</strong> una muerte segura.<br />
Qué tumulto <strong>de</strong> pensamientos y añoranzas <strong>de</strong>be haber asaltado la mente <strong>de</strong><br />
García en aquellos momentos fugaces. La <strong>de</strong>spedida, <strong>de</strong>finitiva y lacónica <strong>de</strong>l<br />
fogonero, pareció hacer eco en sus oídos, como si se tratara <strong>de</strong> la <strong>de</strong>spedida<br />
ritual, unciosa y reverente que sólo un cristiano pue<strong>de</strong> oír en sus últimos<br />
momentos, cuando es el oído, el último sentido que sirve <strong>de</strong> enlace con el mundo.<br />
"Anda hijo, al encuentro <strong>de</strong> tu Dios". Jesús García se acercaba vertiginosa,<br />
inexorablemente a su terminal- la eternidad.<br />
EL ÚLTIMO ACTO<br />
La explosión no se hizo esperar. Apenas remontaba la locomotora la cima <strong>de</strong><br />
"Puertecitos" y a punto <strong>de</strong> pasar por enfrente <strong>de</strong> las casas <strong>de</strong> la sección que eran<br />
las únicas construcciones <strong>de</strong>l "Seis", un estallido sordo, retumbante, atronó el<br />
espacio, sacudiendo la comarca entera. Un grito <strong>de</strong> espanto brotó <strong>de</strong> mil pechos.<br />
Nadie acertaba a compren<strong>de</strong>r la causa <strong>de</strong> tan tremenda <strong>de</strong>tonación. No podía ser<br />
un barreno; nada igual se había escuchado jamás en el mineral, don<strong>de</strong> la gente<br />
estaba acostumbrada al retumbar <strong>de</strong> las cargas <strong>de</strong> dinamita que se usaban en las<br />
minas. Las personas que en aquellos momentos se encontraban en las calles <strong>de</strong><br />
Nacozari vieron elevarse por sobre la cumbre <strong>de</strong>l cerro <strong>de</strong>l "Seis" un remolino <strong>de</strong><br />
hierros y ma<strong>de</strong>ras envueltos en una <strong>de</strong>nsa nube <strong>de</strong> polvo y humo.<br />
A la explosión sucedieron momentos <strong>de</strong> in<strong>de</strong>scriptible confusión y pánico. Los<br />
muchachos que jugaban en las calles huían a sus hogares, presos <strong>de</strong>l terror; las<br />
gentes en sus casas buscaban refugio en el rincón más alejado <strong>de</strong> la calle, sin<br />
preten<strong>de</strong>r siquiera investigar el origen <strong>de</strong>l siniestro. Los cristales <strong>de</strong> los<br />
principales edificios y <strong>de</strong> muchas casas en el área central <strong>de</strong>l poblado se hicieron<br />
trizas ante el impacto <strong>de</strong> la dinamita. Fragmentos <strong>de</strong> rieles y trozos <strong>de</strong> materiales<br />
cayeron en la zona resi<strong>de</strong>ncial <strong>de</strong> "La Colonia", muy distante <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong> la<br />
explosión. La señora Williams, esposa <strong>de</strong>l Superinten<strong>de</strong>nte, vio cómo un objeto<br />
negro trazaba fantástica parábola para <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r en espirales a pocos metros <strong>de</strong><br />
don<strong>de</strong> se encontraba en el jardín <strong>de</strong> la casa, distante más <strong>de</strong> un kilómetro <strong>de</strong>l<br />
"Seis", era una pesada plancha <strong>de</strong> rieles empalmados y fundidos por efectos <strong>de</strong><br />
la explosión. Los cristales <strong>de</strong> la biblioteca quedaron <strong>de</strong>shechos, así como la<br />
mayoría <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más construcciones, por el lado norte.<br />
Había gritos <strong>de</strong> pavor por doquiera. "Estalló el gas" gritaban unos, "voló el<br />
polvorín", gritaban otros con las caras <strong>de</strong>scompuestas por el miedo y la angustia.<br />
Pero el remolino <strong>de</strong> humo y polvo que se levantó sobre el campo <strong>de</strong>l "Seis" y que<br />
poco a poco se fue <strong>de</strong>svaneciendo, <strong>de</strong>lataba ominosamente el sitio <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre<br />
aunque <strong>de</strong>jaba lugar a las imaginaciones agitadas las conjeturas sobre el origen<br />
<strong>de</strong> la catástrofe, ya que por ese rumbo no estaba el polvorín y los tanques <strong>de</strong> gas<br />
se encontraban en la zona <strong>de</strong> talleres. <strong>El</strong> trueno <strong>de</strong> los barrenos y el grito <strong>de</strong> "está<br />
pegado" con que se advertía el contacto para hacer explotar la carga, era familiar<br />
aún para los niños, pero este trueno horrísono, sordo, trepidante, este<br />
Rosa, hermana <strong>de</strong> Jesús García y doña Rosa<br />
Corona Vda. <strong>de</strong> García.<br />
3<br />
estremecimiento que parecía surgir <strong>de</strong>l<br />
centro mismo <strong>de</strong> la tierra, era algo<br />
<strong>de</strong>sconocido que presagiaba<br />
<strong>de</strong>strucción y ruina. La explosión<br />
fue seguida <strong>de</strong> una sucesión <strong>de</strong><br />
ecos retumbantes que parecía<br />
saltar <strong>de</strong> monte en monte en<br />
re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l anillo <strong>de</strong> montañas -<br />
como el anuncio majestuoso <strong>de</strong><br />
un acontecimiento insólito y<br />
memorable.<br />
Pasados los primeros<br />
momentos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sorientación y<br />
terror siguió el silencio. Se<br />
disipó la atmósfera y la gente fue<br />
recuperando la calma para tomar<br />
provi<strong>de</strong>ncias y presurosa dirigirse<br />
hacia "<strong>El</strong> Seis" don<strong>de</strong> se acababa <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sarrollar el último acto <strong>de</strong>l drama<br />
con sangre, víctimas, y un héroe.<br />
<strong>El</strong> jefe <strong>de</strong> policía, don Gabriel Fimbres,<br />
se puso en movimiento, dirigiéndose a<br />
caballo con un piquete <strong>de</strong> policías hacia el<br />
punto don<strong>de</strong> convergían ahora<br />
gentes <strong>de</strong> todos los rumbos <strong>de</strong>l<br />
pueblo y los operarios <strong>de</strong> los<br />
talleres cercanos. Don Pepe Terán<br />
salió <strong>de</strong> la comisaría y con un grupo <strong>de</strong> personas que aumentaba cada momento,<br />
también emprendió la marcha hasta formar un grupo numeroso que ahora sí,<br />
corría hacia "<strong>El</strong> Seis".<br />
Atravesaba el grupo la zona <strong>de</strong> los talleres y almacenes cuando alguien gritó<br />
con voz estentórea que la explosión provenía <strong>de</strong>l polvorín y que una nueva<br />
explosión era inminente. Ante aquella amenaza y dado el nerviosismo que a<br />
todos agitaba, la columna vaciló, dio media vuelta y emprendió la huida en<br />
<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n.<br />
Surgieron voces enérgicas y valerosas que se impusieron. Se reorganizó el<br />
grupo y continuó su marcha siguiendo la vía que momentos antes recorriera el<br />
tren <strong>de</strong> García. <strong>El</strong> <strong>de</strong>talle chusco en medio <strong>de</strong> la tragedia.<br />
Iniciaba la multitud el ascenso por la cuesta cuando vieron que corría hacia<br />
ellos el garrotero Hipólito Soto, enloquecido, gesticulando furiosamente y<br />
gritando en forma incoherente "¡se acabó Nacozari, reventó la pólvora!". Fue<br />
necesario aten<strong>de</strong>rlo y enviarlo al hospital. Más a<strong>de</strong>lante, <strong>de</strong> entre las malezas<br />
salió el fogonero José Romero intensamente pálido y con la cara <strong>de</strong>sencajada,<br />
pero completamente lúcido en sus explicaciones insistiendo una y otra vez: "me<br />
obligó Jesús a brincar, ahí, ahí, -y señalaba una alcantarilla ahí me metí".<br />
La planicie <strong>de</strong>l "Seis" presentaba una escena in<strong>de</strong>scriptible <strong>de</strong> <strong>de</strong>solación y<br />
estragos. Había muertos y heridos y gritos <strong>de</strong> pavor <strong>de</strong> los atónitos que<br />
contemplaban aquel cuadro <strong>de</strong> dolor y angustia y presurosos se <strong>de</strong>dicaban a<br />
prestar los primeros auxilios. <strong>El</strong> comisario, don Pepe Terán, hombre <strong>de</strong> valor civil<br />
probado en muchas ocasiones, cayó <strong>de</strong>smayado al darse cuenta <strong>de</strong> las<br />
proporciones <strong>de</strong> la hecatombe y hubo <strong>de</strong> atendérsele junto con los heridos. <strong>El</strong><br />
tren convertido en esqueleto <strong>de</strong> hierros humeantes y retorcidos y el maquinista<br />
Jesús García, su cuerpo ennegrecido y <strong>de</strong>strozado, a alguna distancia <strong>de</strong> los<br />
restos <strong>de</strong> la locomotora. <strong>El</strong> cadáver <strong>de</strong> Jesús no pudo ser i<strong>de</strong>ntificado enseguida.<br />
<strong>El</strong> estallido lo arrojó lejos <strong>de</strong> la máquina por el lado opuesto <strong>de</strong>l fogonero. Lo<br />
encontraron entre los restos <strong>de</strong> un carro <strong>de</strong> maroma que se hallaba en la vía <strong>de</strong><br />
cambio <strong>de</strong> la concentradora vieja. Todo el tren se esfumó. De la máquina sólo<br />
(Sigue en Pág 4)
4 Hermosillo, Son. <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
A cien años <strong>de</strong>...<br />
quedó la cal<strong>de</strong>ra sobre las motrices. Las ruedas traseras fueron halladas, con<br />
pedazos <strong>de</strong> ejes dispersos por los carros contiguos. Inexplicablemente, el<br />
manómetro <strong>de</strong> vapor, <strong>de</strong>rribado <strong>de</strong> su soporte, averiado y sin cristal, tenía<br />
incrustada la manecilla en la carátula marcando las 140 libras o sea la presión <strong>de</strong><br />
escape.<br />
"La Cuadra" <strong>de</strong> habitaciones <strong>de</strong> obreros <strong>de</strong> la vía, que quedaba precisamente<br />
frente al pequeño puerto don<strong>de</strong> se abría la pequeña planicie, había quedado<br />
materialmente <strong>de</strong>shecha y muertos o heridos casi todos sus moradores. Hasta<br />
hace poco vivían en mente que al paso <strong>de</strong>l convoy se asomaron a las ventanas y<br />
quedaron ciegas y marcadas a consecuencia <strong>de</strong> las heridas que recibieron.<br />
Recuerdan cómo Jesús <strong>de</strong> su caseta les hacía señales <strong>de</strong>sesperadas con el<br />
sombrero, tratando inútilmente <strong>de</strong> advertirles el peligro -señales que<br />
confundieron con el saludo que acostumbraba hacer cada corrida <strong>de</strong>l tren.<br />
<strong>El</strong> joven Chisholm, <strong>de</strong> 14 años, hijo <strong>de</strong>l maestro mecánico a quien sus<br />
compañeros <strong>de</strong> escuela llamaban "<strong>El</strong> Mestizo", esperaba impaciente la llegada <strong>de</strong>l<br />
tren en "<strong>El</strong> Seis", para abordarlo y correr, en plan <strong>de</strong> "pinta" <strong>de</strong> la escuela, la<br />
aventura <strong>de</strong>l viaje a <strong>El</strong> Porvenir. <strong>El</strong> tren voló a escasos metros <strong>de</strong> don<strong>de</strong> se<br />
encontraba causándole una muerte instantánea.<br />
Los animales que pastaban en las cercanías cayeron fulminados por el impacto<br />
y las hierbas y maleza en un amplio radio, barridas y chamuscadas.<br />
Los heridos fueron conducidos al hospital <strong>de</strong> la compañía y se activaron las<br />
maniobras para levantar el campo. Habían perecido trece personas y había 18<br />
heridos, algunos <strong>de</strong> mucha gravedad.<br />
Pero en medio <strong>de</strong>l duelo y la consternación general <strong>de</strong>stacaba la convicción<br />
clara, luminosa, conmovedora; Jesús García al arrastrar el tren en llamas hasta<br />
aquel lugar, había librado a Nacozari <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción total, salvando la vida <strong>de</strong><br />
miles <strong>de</strong> sus semejantes.<br />
En efecto, el punto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> partió el tren se encontraba ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> sólidos<br />
edificios <strong>de</strong> plantas y talleres que oponiendo mayor resistencia a la dinamita,<br />
hubiera causado <strong>de</strong>strozos y muertes incontables. Pero el peligro mayor lo<br />
representaban los dos tanques <strong>de</strong> almacenamiento <strong>de</strong> gas, cuya voladura hubiera<br />
ocasionado daños más <strong>de</strong>sastrozos que la dinamita.<br />
Se hicieron las investigaciones oficiales; se levantaron actas con las<br />
<strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> testigos, quedando patente el acto espontáneo <strong>de</strong> Jesús García y<br />
plenamente comprobada su conciencia absoluta <strong>de</strong> que la acción que realizaba<br />
era su última "corrida"; que <strong>de</strong> su pericia, <strong>de</strong> su valor, <strong>de</strong> su temeridad y espíritu<br />
<strong>de</strong> sacrificio, <strong>de</strong>pendió la vida <strong>de</strong> los moradores <strong>de</strong> Nacozari.<br />
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Agrícola<br />
Quedó manifiesta la intención <strong>de</strong>l maquinista que con intuición provi<strong>de</strong>ncial se<br />
dio cuenta <strong>de</strong> todo y puso todo su ser, su alma entera, en la consumación <strong>de</strong> un<br />
acto <strong>de</strong> insólito heroísmo.<br />
Apenas pasada la impresión <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre se <strong>de</strong>sató una lluvia torrencial que<br />
siguió esa noche y el día siguiente, que se antojaba el duelo copioso <strong>de</strong> la<br />
naturaleza por el pesar que abrumaba a los habitantes. La tristeza embargaba a<br />
todos y la casa <strong>de</strong> García fue el punto don<strong>de</strong> se concentraron las amista<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la<br />
familia y el pueblo en general para rendir tributo al obrero muerto en el<br />
cumplimiento <strong>de</strong> su <strong>de</strong>ber.<br />
Empleados <strong>de</strong> todas categorías y gentes <strong>de</strong> todos los barrios asistieron al<br />
velorio. Ahí estaba el maestro Rodríguez que pidió disculpas por retirarse<br />
temprano a su casa, <strong>de</strong>dicándose el resto <strong>de</strong> la noche a componer la marcha<br />
"Jesús García" que se ejecutó por primera vez en el sepelio <strong>de</strong>l héroe.<br />
Muy temprano al día siguiente llegó a la casa, pesaroso y grave, el señor<br />
Douglas, quien se encontraba en las oficinas <strong>de</strong>l doctor Ricketts, en Cananea,<br />
cuando se le comunicó la noticia <strong>de</strong> la explosión, regresando violentamente a<br />
Nacozari durante la noche.<br />
Con el semblante adusto y tenso se aproximó al féretro y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
contemplar por largo rato el rostro <strong>de</strong> García, <strong>de</strong>jó que las lágrimas rodaran por<br />
sus mejillas, al mismo tiempo que con frases entrecortadas por la emoción<br />
musitaba, como si estuviera orando-"Eres un héroe, Jesús".<br />
Ahí estaba don Manuel Armendáriz, el profesor <strong>de</strong> Jesús García en Batuc.<br />
Recordó emocionado aquella ocasión en que Jesús, en un emotivo arranque <strong>de</strong><br />
fervor patrio, al escuchar en la clase <strong>de</strong> Historia, los ejemplos clásicos <strong>de</strong><br />
heroísmo <strong>de</strong>l Pípila, Narciso Mendoza, los Niños Héroes, poniéndose <strong>de</strong> pie, dijo<br />
con vehemencia; "Maestro, yo quiero ser un héroe".<br />
"Se ha cumplido su anhelo", terminó, dando rienda suelta al dolor.<br />
<strong>El</strong> pueblo entero asistió al entierro. Fue el profesor Monzón quien pronunció la<br />
oración fúnebre; "ha sonado la hora para los obreros <strong>de</strong> Nacozari"; dijo al iniciar<br />
su vibrante arenga -"asistimos para rendir el último homenaje a un obrero que se<br />
ha consagrado héroe poniendo un ejemplo <strong>de</strong> arrojo y abnegación; hombres <strong>de</strong><br />
esa talla necesita la patria y ejemplos así <strong>de</strong>ben infundirnos valor para alcanzar<br />
la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>rechos cívicos que a cada paso vemos conculcados<br />
por una dictadura oprobiosa y <strong>de</strong>spótica…".<br />
DECLARACIONES DE THE AMERICAN CROSS OF HONOR<br />
"THE AMERICAN CROSS OF HONOR", fundada en Mayo <strong>de</strong> 1906 por<br />
disposición <strong>de</strong>l Congreso... Thomas H. Herndon, Presi<strong>de</strong>nte; John J. Delaney,<br />
Vicepresi<strong>de</strong>nte; Harry A. George, Secretario; Richard Stockton, Tesorero; John<br />
Schuyler Crosby, Andrew M. Taylor, Washington, D.C.<br />
Consi<strong>de</strong>rando, que Jesús García sacrificó su vida por salvar la <strong>de</strong> los habitantes<br />
<strong>de</strong> Nacozari, Sonora, México; la junta <strong>de</strong> Gobierno <strong>de</strong> "THE AMERICAN CROSS<br />
OF HONOR", ha adoptado la siguiente resolución: Que la historia cuenta<br />
solamente muy pocos casos <strong>de</strong> un valor tan gran<strong>de</strong>, o <strong>de</strong> muerte tan heroica y<br />
ningún honor será <strong>de</strong>masiado grandioso para conmemorar la memoria <strong>de</strong> este<br />
héroe que murió por sus semejantes.<br />
…Queda, asimismo, acordado que esta resolución sea consignada en el acta <strong>de</strong><br />
nuestra or<strong>de</strong>n y que una copia <strong>de</strong> ella sea enviada a su Excelencia, el Embajador<br />
Mexicano en Washington.<br />
Thomas H. Herndon, Presi<strong>de</strong>nte.<br />
Harry A. George, Secretario.<br />
INFORME que el Superinten<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> The Moctezuma Copper Company<br />
rindió al C. Gobernador <strong>de</strong>l Estado con motivo <strong>de</strong>l acto heroico <strong>de</strong> Jesús García.<br />
8 <strong>de</strong> Noviembre <strong>de</strong> 1907<br />
Sr. Gobernador Luis E. Torres.<br />
Hermosillo<br />
Estimado General:<br />
Esta mañana telegrafié a usted respecto a un terrible acci<strong>de</strong>nte que ocurrió aquí<br />
ayer y copio <strong>de</strong> mi telegrama lo siguiente:<br />
"Setenta cajas <strong>de</strong> dinamita se incendiaron por la chispa <strong>de</strong>sprendida por la<br />
locomotora ayer a las dos p.m. en el momento en que el tren salía <strong>de</strong>l patio <strong>de</strong><br />
abajo <strong>de</strong> Nacozari en el ferrocarril <strong>de</strong> vía angosta. Todos los empleados brincaron<br />
<strong>de</strong>l tren excepto el maquinista quien quedó en la máquina para evitar el peligro<br />
<strong>de</strong> que carros <strong>de</strong>scendieran pendiente pesada y se estrellaran en patio <strong>de</strong> abajo.<br />
Explosión ocurrió en el momento en que el tren entraba al patio <strong>de</strong> arriba, en<br />
frente <strong>de</strong> la casa Sección, así como cinco hombres incluyendo el maquinista<br />
fueron muertos. Todos eran naturales <strong>de</strong> México, excepto un muchacho<br />
americano. Maquinista era originario <strong>de</strong> Hermosillo y había trabajado en la<br />
misma máquina siete años. Murió heroicamente. Agradézcole infinito su<br />
contestación a mi solicitud ayer".<br />
Nota: (En el patio <strong>de</strong> abajo había almacenadas dos mil cajas <strong>de</strong> dinamita y <strong>de</strong><br />
haber ocurrido la explosión ahí todo el lugar se hubiera arrasado y el número <strong>de</strong><br />
víctimas hubiera sido espantoso).
Hermosillo, Son. <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
A cien años <strong>de</strong>...<br />
A fin <strong>de</strong> que usted pueda tener <strong>de</strong>talles más amplios, diré estaban cargados en<br />
el almacén ayer en la mañana con dinamita para Pilares junto con otra carga,<br />
estaban siendo movidos por la tripulación <strong>de</strong>l ferrocarril <strong>de</strong> la mina, <strong>de</strong>l patio <strong>de</strong><br />
abajo, al patio <strong>de</strong> arriba, preparándolos para hacer su primer viaje a Porvenir<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l medio día. Ha sido costumbre poner la pólvora al extremo <strong>de</strong>l tren,<br />
pero como el conductor estaba en el hospital por encontrarse enfermo, no se<br />
tomó esta precaución y dos carros <strong>de</strong> dinamita se pusieron cerca <strong>de</strong> la máquina.<br />
De medio camino arriba hay una pendiente <strong>de</strong>l 4 por ciento, la que empieza<br />
cerca <strong>de</strong>l viejo concentrador y se dirige hacia el patio superior. <strong>El</strong> maquinista<br />
Jesús García, que ha sido maquinista en el ferrocarril <strong>de</strong> vía angosta por los<br />
últimos cinco años y, antes <strong>de</strong> eso, era fogonero, se dio cuenta <strong>de</strong> que salía humo<br />
<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los carros <strong>de</strong> pólvora y llamó la atención hacia ello, <strong>de</strong> los garroteros<br />
y <strong>de</strong>l fogonero. <strong>El</strong>los entraron en el carro e hicieron lo posible por remover la caja<br />
<strong>de</strong> pólvora que parecía estar quemándose pero tan pronto como la removieron el<br />
fuego hizo llamarada, mientras tanto el tren corría a toda velocidad. Jesús gritó a<br />
los garroteros y al fogonero, a los otros que iban en el tren, que saltaran y el<br />
fogonero le gritó que también saltara, pero contestó que si lo hacía el tren se<br />
<strong>de</strong>volvería hacia el concentrador y permaneció en la máquina, evi<strong>de</strong>ntemente<br />
con la intención <strong>de</strong> ganar el patio superior y correr hacia la mina, hasta alcanzar<br />
alguna distancia <strong>de</strong> las casas <strong>de</strong> Sección. Su acción fue la más heroica, pues si<br />
hubiera abandonado el tren, éste se hubiera regresado hasta abajo, y si la<br />
explosión hubiera ocurrido al pie <strong>de</strong> la colina, los daños <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Máquina,<br />
<strong>de</strong>pósitos <strong>de</strong> pólvora y oficinas, así como el concentrador, hubieran sido terribles.<br />
<strong>El</strong> fogonero y los garroteros también <strong>de</strong>mostraron gran valor en esforzarse por<br />
extrar la caja <strong>de</strong> pólvora que humeaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la carga y contenerse hasta que<br />
empezó a llamear. Los nombres <strong>de</strong> los garroteros son: Francisco Rendón, Agustín<br />
Barceló e Hipólito Soto, y el fogonero José Romero, la explosión ocurrió<br />
justamente cuando el tren estaba ganando el patio superior y el resultado, fue la<br />
<strong>de</strong>molición <strong>de</strong> los pequeños almacenes <strong>de</strong>l patio superior, las casetas <strong>de</strong> las<br />
herramientas <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> la Sección en la cual una o dos <strong>de</strong> las familias<br />
vivían, y la casa <strong>de</strong> Sección, en la cual vivían ocho familias. Seis mujeres,<br />
muchachas y niños murieron, la mayoría <strong>de</strong> ellos a consecuencia <strong>de</strong> las partes <strong>de</strong><br />
los carros y <strong>de</strong> la locomotora que alcanzaron el edificio, consecuentemente, lo<br />
<strong>de</strong>molieron completamente y cinco hombres que andaban por el patio superior<br />
esperando el tren para ir a Porvenir, también fueron muertos. Uno <strong>de</strong> los<br />
hombres era el hijo <strong>de</strong> nuestro mecánico en jefe William Chisholm, quien estaba<br />
en el patio esperando la salida <strong>de</strong>l tren para <strong>El</strong> Porvenir. Todos aquellos muertos<br />
eran mexicanos, nativos, excepto el hijo <strong>de</strong> Chisholm, un muchacho <strong>de</strong> 14 años.<br />
<strong>El</strong> maquinista fue, por supuesto, muerto instantáneamente siendo encontrado su<br />
cuerpo a 20 pies <strong>de</strong> distancia <strong>de</strong> la máquina. Con la asistencia <strong>de</strong>l Doctor <strong>de</strong><br />
Pilares y el Doctor y enfermera <strong>de</strong>l Southern Pacific, se les prestó<br />
inmediatamente atención quirúrgica a los heridos y se hizo lo posible por<br />
aliviarlos en sus sufrimientos. Hay ahora en el hospital siete heridos, tres <strong>de</strong> ellos<br />
muy graves, y dos <strong>de</strong> los que no tenemos esperanzas <strong>de</strong> alivio. Estaba en la<br />
oficina <strong>de</strong>l Doctor Ricketts en Cananea, ayer a las 4:00 p.m. cuando me<br />
notificaron y llegué aquí a las 1h. y 25 ms. Es difícil imaginarse cómo pudo haber<br />
ocurrido todo eso y es <strong>de</strong> lamentar esta terrible calamidad, pero la valentía<br />
<strong>de</strong>mostrada por la tripulación <strong>de</strong>l tren, reconcilia a uno, en cierto modo, por este<br />
suceso. <strong>El</strong> joven Jesús García, en particular, pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse como un<br />
verda<strong>de</strong>ro héroe, pues si hubiera abandonado su máquina conteniendo la<br />
dinamita hubiera <strong>de</strong>scendido la pendiente hacia el patio <strong>de</strong> abajo, los perjuicios<br />
hubieran sido mucho mayores. Inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la explosión el señor<br />
Terán, quien estaba en el terreno, entiendo le telegrafió al Prefecto y al juez, en<br />
Moctezuma. Usted por supuesto, obtendrá mayores reportes <strong>de</strong> todo lo ocurrido,<br />
por si yo puedo darle cualquier información posterior favor <strong>de</strong> solicitarla.<br />
Con la mayor consi<strong>de</strong>ración, quedo <strong>de</strong> Ud., Atto. y SS.<br />
J.S. Douglas.<br />
CONTESTACIÓN DEL SR. GRAL. LUIS E.<br />
TORRES AL INFORME DEL SR. DOUGLAS<br />
Correspon<strong>de</strong>ncia Particular <strong>de</strong>l<br />
Gobernador <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> Sonora<br />
Hermosillo, Nov. 11 <strong>de</strong> 1907.<br />
Sr. James S. Douglas<br />
Nacozari<br />
Muy estimado amigo:<br />
Recibí su amable carta fechada el 8 <strong>de</strong>l mes en curso con todos los pormenores<br />
<strong>de</strong>l terrible acci<strong>de</strong>nte que ocurrió en ese mineral el día 7 <strong>de</strong>l actual.<br />
Me uno a usted en su pena, que encuentro muy justificada, ya que las víctimas<br />
eran todas personas conocidas <strong>de</strong> usted y leales trabajadores <strong>de</strong> la empresa.<br />
La acción heroica <strong>de</strong>l maquinista Jesús García es digna <strong>de</strong> perpetuarse para que<br />
otros hombres en lo futuro admiren su valeroso ejemplo. Si usted piensa en algún<br />
homenaje a<strong>de</strong>cuado para conmemorar tal acción, con todo gusto contribuiré<br />
hacia esa finalidad con mi carácter <strong>de</strong> Gobernador <strong>de</strong>l Estado.<br />
Muy agra<strong>de</strong>cido por sus informes, quedo como siempre, su afectísimo amigo.<br />
Luis E. Torres.<br />
James Stuart Douglas, Gerente General<br />
<strong>de</strong> The Moctezuma Copper Co.<br />
GÉNESIS DE UN HÉROE<br />
José B. Terán Comisario <strong>de</strong> Nacozari<br />
Año 1907.<br />
La hazaña <strong>de</strong> Jesús García, consumada en un instante <strong>de</strong> avasalladora<br />
trascen<strong>de</strong>ncia, reviste características <strong>de</strong>l heroísmo más acendrado y lleva la<br />
reflexión <strong>de</strong> que acciones así inspiradas en un momento <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisión suprema,<br />
son ejecutadas al impulso <strong>de</strong> una inspiración divina que transforma al hombre<br />
dotándolo <strong>de</strong>l valor, la <strong>de</strong>cisión y el altruismo esenciales para llevarlas al clímax<br />
<strong>de</strong> su propósito.<br />
No hubo en Jesús García vacilaciones ni <strong>de</strong>smayos, ni las circunstancias las<br />
admitían. Pudo haber huído al darse cuenta <strong>de</strong> la inminencia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre<br />
cediendo al natural imperativo <strong>de</strong>l instinto <strong>de</strong> conservación, pero un impulso<br />
sobrenatural, filantrópico, se antepuso a cualquier consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> su propia<br />
seguridad y salvación -algo reservado para los que tienen el temple y el corazón<br />
<strong>de</strong> pre<strong>de</strong>stinados, inundó su ser, galvanizando su voluntad, comunicándole<br />
pujanza <strong>de</strong> gigante y ansia <strong>de</strong> renunciación, para guiar su maniobra en aquellos<br />
momentos en que cada segundo, cada metro que avanzaba su convoy, aseguraba<br />
más el éxito <strong>de</strong> su propósito.<br />
Todo lo abarcó en su mirada <strong>de</strong> poseído. Era urgente, imperativo, que el tren<br />
se lanzara raudo, cuesta arriba, hacia la meta <strong>de</strong> salvación para sus semejantes,<br />
pero <strong>de</strong> muerte y <strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción para él. Nada le arredró; con mano firme y<br />
a<strong>de</strong>más resuelto empuñó la palanca <strong>de</strong> mando imprimiendo toda la potencia <strong>de</strong><br />
la fuerza motriz a su locomotora, era una carrera <strong>de</strong> espanto, en un empeño<br />
<strong>de</strong>safiante <strong>de</strong> poner más y más distancia y montaña, entre el siniestro y el<br />
poblado.<br />
En su previsión asombrosa pudo haber imaginado las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su<br />
propia salvación, así como la <strong>de</strong>l pueblo, conduciendo su convoy hasta alcanzar<br />
la llanura <strong>de</strong>l "Seis" y <strong>de</strong>spacharlo solo. Esta y muchas otras hipótesis se forjaron<br />
en torno <strong>de</strong> la acción <strong>de</strong> Jesús García, pero si el insigne maquinista entrevió<br />
alguna remota probabilidad <strong>de</strong> salir con vida <strong>de</strong>l pavoroso trance, la i<strong>de</strong>a no lo<br />
<strong>de</strong>svió ni un instante <strong>de</strong>l propósito inmediato <strong>de</strong> permanecer en su puesto hasta<br />
ganar la cumbre al "Seis". A escasos metros <strong>de</strong> la meta sonó la hora fatal. Un<br />
segundo más y el tren habría alcanzado la planicie, pero el <strong>de</strong>stino no quiso que<br />
acto tan generoso y abnegado careciera <strong>de</strong> un mártir. Las gran<strong>de</strong>s proezas<br />
reclaman sacrificios y héroes y Jesús García seguramente no habría alcanzado la<br />
gloria inmarcesible, si cumplida su misión, hubiera vivido para contar la<br />
aventura.<br />
Repasando los pormenores <strong>de</strong>l abnegado esfuerzo <strong>de</strong> Jesús García, po<strong>de</strong>mos<br />
aquilatar la pureza <strong>de</strong> su entrega total y la filantropía estrujante que presidió su<br />
maniobra salvadora. Des<strong>de</strong> el momento que una chispa siniestra <strong>de</strong> la máquina<br />
se convirtió en presagio ominoso <strong>de</strong> tragedia, sus movimientos, su reacción,<br />
fueron tan precisos que se antojan los movimientos <strong>de</strong> un ser sobrenatural, <strong>de</strong> un<br />
hombre, en suma, que en aquellos instantes, angustiosos fugaces, <strong>de</strong>rivaba <strong>de</strong> la<br />
Provi<strong>de</strong>ncia, cálculo frío y sereno, firmeza y luci<strong>de</strong>z sobrehumanas, para<br />
arrastrarlo todo en un arranque audaz, en una jornada <strong>de</strong> locura en su convoy<br />
flamante, sin otra meta que la eternidad. <strong>El</strong> recorrido fantástico se antoja un Vía<br />
Crucis con 14 segundos <strong>de</strong> vértigo y peligro, en lugar <strong>de</strong> las 14 estaciones, para<br />
llegar a un calvario -la cima <strong>de</strong> "<strong>El</strong> Seis" y tal vez Jesús García, buen cristiano,<br />
haya también sentido la elocuencia <strong>de</strong>l paralelo <strong>de</strong> su misión con la <strong>de</strong>l Salvador<br />
y pensando en su calvario que se hacía vertiginosamente realidad, rezara una<br />
última plegaria- "Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu".<br />
La maniobra que llevó a cabo García es la síntesis perfecta <strong>de</strong>l heroísmo.<br />
Realizada con la más absoluta sangre fría, sin la menor premeditación; ejecutada<br />
con espontaneidad crispante; llevada a su <strong>de</strong>senlace ineluctable con serenidad<br />
pasmosa. En todo el <strong>de</strong>senvolvimiento <strong>de</strong> su impulso <strong>de</strong> coloso sólo hubo un<br />
móvil generoso <strong>de</strong>sinteresado, una i<strong>de</strong>a, una i<strong>de</strong>a, sublimemente bella, salvar a<br />
sus semejantes.<br />
Qué altísimo concepto <strong>de</strong>l cumplimiento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber infundió valor a Jesús<br />
García en esos momentos en que su mente, su físico, su voluntad y su espíritu<br />
coordinaron todas sus faculta<strong>de</strong>s en un<br />
esfuerzo prodigioso. Qué ímpetu<br />
5<br />
(Pasa a la Pág. 8)
6 Hermosillo, Son. <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
A cien años <strong>de</strong>...<br />
Nacozari acerca <strong>de</strong> 1907. <strong>El</strong> tren se incendió a la izquierda cerca <strong>de</strong> enormes gasómetros (se ve uno) poniendo en peligro la parte <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> la ciudad (<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la chimenea) y<br />
la parte <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong>recha.<br />
Premiados por su buen<br />
trabajo, Jesús y sus amigos<br />
en la Feria Mundial <strong>de</strong><br />
St. Louis. Aquí aparece el<br />
héroe sobre un camello<br />
(tercero <strong>de</strong> la izquierda).<br />
Grupo <strong>de</strong> mineros y la<br />
máquina 0-4 Porter, en<br />
cuya cabina se encuentra<br />
Jesús García.<br />
Jesús García con la tripulación<br />
<strong>de</strong> la locomotora<br />
No. 2.
Hermosillo, Son. <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
A cien años <strong>de</strong>...<br />
A pesar <strong>de</strong> un cielo empapado, se cuentan aquí unas 400 personas que asistieron al funeral <strong>de</strong> Jesús García, y se supone que muchas más están fuera <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong>l lente. <strong>El</strong><br />
cementerio está en Nacozari Viejo. Después <strong>de</strong> una década se transfirieron los restos <strong>de</strong>l héroe a la plaza <strong>de</strong> Nacozari.<br />
Vaciando mineral en la concentradora. James S. Douglas anotó en la foto original: Esta<br />
es la que operaba Jesús García, la máquina y el tren.<br />
Panorámica al fondo el monumento a Jesús García.<br />
Son las alumnas <strong>de</strong> blanco una orquesta, una plataforma llena <strong>de</strong> dignatarios y parientes<br />
<strong>de</strong> Jesús y centenares <strong>de</strong> ciudadanos, se celebra la conmemoración el 7 <strong>de</strong><br />
noviembre <strong>de</strong> 1909, día lluvioso.<br />
Panorama <strong>de</strong> Nacozari que vio Jesús García al partir su tren.<br />
1907. Barrio <strong>de</strong> Nacozari similar a aquél en que habitaba Jesús García. Panorámica al fondo <strong>de</strong>l cerro <strong>de</strong> La Sirena.<br />
7
8 Hermosillo, Son. <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
A cien años <strong>de</strong>... (Viene <strong>de</strong> la Pág. 5)<br />
supremo <strong>de</strong> renunciación para entregarlo todo en un reto altivo al <strong>de</strong>stino. Qué<br />
exégesis más pura <strong>de</strong>l pensamiento cristiano; qué anhelo más diáfano <strong>de</strong> probar<br />
el tormento <strong>de</strong>l martirio y el sacrificio para transponer los umbrales <strong>de</strong> la<br />
inmortalidad y <strong>de</strong> la gloria.<br />
Se dirá que el drama <strong>de</strong>l 7 <strong>de</strong> Noviembre, escenificado en un pueblo ignorado,<br />
protagonizado por un obrero humil<strong>de</strong>, es un hecho local, <strong>de</strong> importancia<br />
secundaria, pero sus lineamientos más amplios, en las características <strong>de</strong>l<br />
martirologio se <strong>de</strong>stacan elementos que atañen al género humano, a los<br />
sentimientos más elementales, a los impulsos más nobles <strong>de</strong> que es capaz el<br />
corazón <strong>de</strong>l hombre y bajo este aspecto, reviste interés universal. Difícilmente se<br />
encontrará paralelo en que se ponga <strong>de</strong> relieve mayor <strong>de</strong>sinterés y espíritu <strong>de</strong><br />
renunciación y éstas son cosas que atañen a la moral, que interesan en la nobleza<br />
<strong>de</strong>l individuo en sus relaciones con sus semejantes.<br />
La lección <strong>de</strong>l 7 <strong>de</strong> Noviembre <strong>de</strong> 1907 es digna <strong>de</strong> perpetuarse en bronce y<br />
mármol para seguir fortaleciendo el culto al héroe. Que lo conozca y lo venere<br />
todo México; que su estatua se levante también en ese camino esplendoroso <strong>de</strong><br />
glorias nacionales, que es el Paseo <strong>de</strong> la Reforma. Que en ese Olimpo <strong>de</strong> nuestros<br />
adali<strong>de</strong>s se yerga también, señera y refulgente, la estatua <strong>de</strong> un obrero, el<br />
recuerdo <strong>de</strong> un hombre que no buscó la gloria; que no peleó por la libertad <strong>de</strong> un<br />
pueblo; que no levantó su espada en el fragor <strong>de</strong> una batalla -sino <strong>de</strong> un<br />
MARTIR, que cumplió con un <strong>de</strong>ber, el más universal, el más sagrado, porque<br />
<strong>de</strong>riva <strong>de</strong> la más fundamental <strong>de</strong> todas las enseñanzas "Amaos los unos a los<br />
otros". Junto a los forjadores <strong>de</strong> nuestra nacionalidad no <strong>de</strong>slucirá el monumento<br />
a un ferrocarrilero, que inmortalice la gesta <strong>de</strong>l 7 <strong>de</strong> Noviembre, el ejemplo más<br />
fulgurante, la lección más clara para las generaciones futuras.<br />
EMBRIÓN DE UNA EPOPEYA<br />
Jesús García es un héroe <strong>de</strong>l pueblo, un héroe salido <strong>de</strong> la gran masa obrera.<br />
Des<strong>de</strong> niño reveló su gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> alma y sus sentimientos filantrópicos. Acaso<br />
no recordó alguna vez don Manuel Armendáriz, su maestro en Batuc, el<br />
momento en que, durante una clase <strong>de</strong> Historia, emocionado por el relato que el<br />
profesor hacía <strong>de</strong> la acción épica <strong>de</strong>l "Pípila prendiendo fuego a la puerta <strong>de</strong> la<br />
Alhóndiga <strong>de</strong> Granaditas; <strong>de</strong> Narciso Mendoza disparando audaz y oportuno<br />
una pieza <strong>de</strong> artillería abandonada para rechazar el asalto <strong>de</strong> las tropas españolas<br />
en el sitio <strong>de</strong> Cuautla, <strong>de</strong> los adolescentes alumnos <strong>de</strong>l Colegio Militar, cayendo<br />
acribillados ante las balas <strong>de</strong>l invasor en los muros <strong>de</strong>l Castillo <strong>de</strong> Chapultepec,<br />
emocionado por el ejemplo <strong>de</strong> los héroes <strong>de</strong> la patria, pidió con insistencia la<br />
palabra y poniéndose <strong>de</strong> pie dijo con vehemencia: "Maestro, maestro, yo quiero<br />
ser un héroe".<br />
Frase profética, reveladora <strong>de</strong>l temple <strong>de</strong> Jesús García; sentencia que habría <strong>de</strong><br />
resolver años más tar<strong>de</strong> el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> Nacozari.<br />
Así lo contaba su maestro. Y nadie podía dudar <strong>de</strong> la veracidad <strong>de</strong> don Manuel<br />
Armendáriz, maestro <strong>de</strong> la vieja escuela. Hombre todo honorabilidad e<br />
integridad a quien tocó, el 7 <strong>de</strong> Noviembre <strong>de</strong> 1907, ver realizados los anhelos <strong>de</strong><br />
su privilegiado alumno, convirtiéndose en el Héroe <strong>de</strong> Nacozari.<br />
EL DÍA DEL FERROCARRILERO<br />
Al gremio ferrocarrilero correspon<strong>de</strong> el privilegio <strong>de</strong> haber dado a la Patria un<br />
hombre cuya acción lo hace acreedor a la inmortalidad y el organismo<br />
representativo <strong>de</strong> tan importante grupo, el Sindicato Nacional <strong>de</strong> Trabajadores<br />
Ferrocarrileros instituyó en 1944, por <strong>de</strong>claratoria Presi<strong>de</strong>ncial, el 7 <strong>de</strong><br />
Noviembre, como el "Día <strong>de</strong>l Ferrocarrilero", fecha que se observa cada año con<br />
el cese <strong>de</strong> labores y actos alusivos a la gesta <strong>de</strong>l maquinista, en todos los centros<br />
ferrocarrileros <strong>de</strong>l país.<br />
Este es un tributo justo y perdurable que seguirá anunciando a las generaciones<br />
nuevas que los hombres <strong>de</strong>l riel admiran y veneran a uno <strong>de</strong> los suyos que en el<br />
cumplimiento <strong>de</strong> su <strong>de</strong>ber entregó una vida joven, llena <strong>de</strong> promisoras<br />
perspectivas, para salvar a un pueblo.<br />
Jesús García, antes <strong>de</strong> alcanzar la categoría <strong>de</strong> héroe, era un empleado mo<strong>de</strong>lo;<br />
cumplido en el <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> sus obligaciones; <strong>de</strong> una pericia extraordinaria en<br />
su especialidad, paradigma en suma, digno <strong>de</strong> la emulación y <strong>de</strong>l recuerdo.<br />
CONCLUSIÓN<br />
A cien años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la proeza <strong>de</strong>l 7 <strong>de</strong> Noviembre la fama <strong>de</strong> Jesús García,<br />
el Héroe <strong>de</strong> Nacozari, está firmemente cimentada y ha pasado en forma<br />
perdurable a la posteridad. Su ejemplo seguirá iluminando los anales <strong>de</strong> México<br />
y su acción brilla como símbolo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sinterés y altruismo incomparables.<br />
<strong>El</strong> materialismo, el egoísmo que caracterizan a nuestra época han servido para<br />
olvidar y relegar el concepto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber y esto pone <strong>de</strong> relieve con la perspectiva<br />
<strong>de</strong> la distancia y <strong>de</strong>l tiempo, el ejemplo <strong>de</strong> Jesús García.<br />
Deber fue para él una misión inaplazable, un imperativo avasallador, un<br />
impulso incontenible y por eso alcanza la categoría sublime <strong>de</strong> mártir.<br />
Hemos querido reseñar la jornada <strong>de</strong>l 7 <strong>de</strong> Noviembre en todos sus aspectos y<br />
<strong>de</strong>bemos ahondar ahora en los móviles que impulsaron al ferrocarrilero en la<br />
consumación <strong>de</strong> su hazaña.<br />
Jesús García, al empuñar con mano firme la palanca <strong>de</strong> su locomotora,<br />
lanzándola rauda y trépidamente por la pendiente, era un inspirado que se<br />
enfrentaba al <strong>de</strong>stino y lo retaba para arrancar <strong>de</strong> las garras <strong>de</strong> la <strong>de</strong>strucción y<br />
<strong>de</strong> la muerte una presa inerme e in<strong>de</strong>fensa. Había concertado una cita con la<br />
muerte y el lugar <strong>de</strong> la cita era la planicie <strong>de</strong>l "Seis" a don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bía llevar su<br />
convoy flameante ro<strong>de</strong>ando el cerro que habría <strong>de</strong> servir <strong>de</strong> muralla entre la<br />
dinamita y la población.<br />
Su maniobra fue audaz, precisa, <strong>de</strong> una ejecución matemática, pero si le ganó<br />
la carrera a la explosión tenía que pagar cara su osadía <strong>de</strong>safiante y temeraria.<br />
Se consagró un héroe en un marco <strong>de</strong> grandiosa majestuosidad. Las montañas<br />
que circundan Nacozari retumbaron al eco aterrador <strong>de</strong> la hecatombe y fueron<br />
atronando el espacio con vibraciones sucesivas -arrullos <strong>de</strong> epopeya que<br />
proclamaron al mundo el natalicio <strong>de</strong> un héroe y el albor <strong>de</strong> una leyenda.<br />
Epopeya magnífica porque no pue<strong>de</strong> haber oblación más gran<strong>de</strong> que la ofrenda<br />
<strong>de</strong>liberada y espontánea <strong>de</strong> la vida misma en aras <strong>de</strong> un i<strong>de</strong>al magnánimo <strong>de</strong><br />
salvación <strong>de</strong> los semejantes.<br />
Valor inmenso el <strong>de</strong> Jesús García que lo llevó a <strong>de</strong>spojarse <strong>de</strong> sus intereses<br />
terrenos, <strong>de</strong> sus más caros anhelos, <strong>de</strong> sus afectos para entregarse íntegro y<br />
caminar sereno e imperturbable a su <strong>de</strong>stino fatal.<br />
La humanidad admira y seguirá admirando a los héroes. Héroes forjados en el<br />
fragor <strong>de</strong> las batallas, en el logro <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s ambiciones, <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ales luminosos; en<br />
la ejecución <strong>de</strong> aventuras fascinantes, Jesús García no tuvo ninguno <strong>de</strong> estos<br />
estímulos para inspirarle y fortalecerle en la hora <strong>de</strong> prueba.<br />
No tuvo otro estímulo ni otro móvil que su amor al prójimo.<br />
Galardón <strong>de</strong> gloria para México es contar en sus anales con un rasgo <strong>de</strong><br />
generosa inmolación como el <strong>de</strong> Jesús García y timbre <strong>de</strong> orgullo legítimo<br />
venerarlo como héroe <strong>de</strong> héroes.<br />
Pocos pensamientos pue<strong>de</strong>n resumir mejor la categoría augusta <strong>de</strong> Jesús<br />
García, que la inscripción esculpida en granito, que ostenta una <strong>de</strong> las caras <strong>de</strong>l<br />
hermoso monumento que a su memoria erigió la gratitud <strong>de</strong> Nacozari.<br />
A JESÚS GARCÍA mártir <strong>de</strong>l Trabajo y <strong>de</strong>l Deber Benefactor <strong>de</strong> la Humanidad<br />
¡GLORIA A TU NOMBRE Y A TU HAZAÑA!<br />
DATOS BIOGRÁFICOS DEL HÉROE EPÓNIMO<br />
DE NACOZARI JESÚS GARCÍA<br />
(Tomados <strong>de</strong>l Archivo <strong>de</strong> The Moctezuma Copper Co.)<br />
Nació en la ciudad <strong>de</strong> Hermosillo, Capital <strong>de</strong> este Estado, el 13 <strong>de</strong> noviembre<br />
<strong>de</strong> 1883, siendo sus padres don Francisco García y doña Rosa Corona <strong>de</strong> García,<br />
naturales el primero <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong> Horcasitas, <strong>de</strong> este mismo Estado y la<br />
segunda, <strong>de</strong> Hermosillo. A la edad <strong>de</strong> siete años, el niño García principió su<br />
instrucción primaria en las escuelas oficiales <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong> su nacimiento,<br />
permaneciendo en la escuela muy pocos meses, pues como sus padres eran<br />
pobres, se vieron obligados a salir <strong>de</strong>l lugar en busca <strong>de</strong> trabajo, y el niño García<br />
se vio así privado <strong>de</strong> la escuela por más <strong>de</strong> tres años. En el año <strong>de</strong> 1894, sus<br />
padres establecieron su resi<strong>de</strong>ncia en el pueblo <strong>de</strong> Batuc (Distrito <strong>de</strong> Ures), y el<br />
niño Jesús pudo continuar su instrucción primaria en la escuela <strong>de</strong> ese lugar,<br />
hasta terminar el cuarto año, que era el último curso en la escuela <strong>de</strong> aquel<br />
tiempo.<br />
Habiendo permanecido algunos años en Batuc, en el año <strong>de</strong> 1901, pasó a<br />
Nacozari la familia García, en don<strong>de</strong> hasta la fecha resi<strong>de</strong> la madre y algunas<br />
hermanas y hermanos <strong>de</strong>l héroe <strong>de</strong> que nos ocupamos. En este lugar y ya apto<br />
García para el trabajo, sentó plaza en los trabajos <strong>de</strong> la compañía "The<br />
Moctezuma Copper Company". Trabajando con la misma compañía, se <strong>de</strong>dicó<br />
luego a ser ferrocarrilero, llegando por su asiduidad en el trabajo y por su<br />
preclara inteligencia, a captarse la confianza <strong>de</strong> sus jefes, quienes le concedieron<br />
más tar<strong>de</strong> el puesto <strong>de</strong> maquinista en el ferrocarril <strong>de</strong> Pilares a este lugar. Estuvo<br />
<strong>de</strong>sempeñando algún tiempo el puesto ya referido, hasta el día 7 <strong>de</strong> Noviembre<br />
<strong>de</strong> 1907, en que murió, dándonos el ejemplo <strong>de</strong> altruismo más gran<strong>de</strong>, <strong>de</strong> los<br />
pocos hechos congéneres que registra la historia <strong>de</strong> la humanidad.<br />
Su acción sublime hasta la heroicidad, se hace constar en el acta que acompañó<br />
a estos breves apuntes.<br />
Des<strong>de</strong> niño mostró García tener cualida<strong>de</strong>s excepcionales a las comunes<br />
en la generalidad <strong>de</strong> los individuos. En la familia fue un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> hijo y<br />
<strong>de</strong> hermano; en la escuela fue un niño obediente, estudioso, inteligente y<br />
<strong>de</strong> conducta intachable, y en la sociedad, fue el prototipo <strong>de</strong> amistad y un<br />
<strong>de</strong>chado <strong>de</strong>l ciudadano que cumple con todos sus <strong>de</strong>beres. Y cumplió <strong>de</strong><br />
más, pues no se pue<strong>de</strong> aseverar otra cosa <strong>de</strong>l individuo que sacrifica su<br />
vida, por salvar la <strong>de</strong> un semejante. Al recordar la acción <strong>de</strong> García,<br />
nuestro ánimo se cautiva <strong>de</strong> tal manera que no una biografía, sino un<br />
canto heroico quisiéramos consagrarle al preten<strong>de</strong>r honrar su memoria.<br />
"La antigua Grecia hubiera hecho <strong>de</strong> este héroe un dios, instituyéndole fiestas<br />
y <strong>de</strong>dicando suntuosos monumentos a su memoria" dice en la introducción a la<br />
biografía <strong>de</strong> Morelos, uno <strong>de</strong> nuestros más entendidos escritores; y nosotros que<br />
abrigamos la misma conciencia hacia nuestro héroe, recogemos esas mismas<br />
palabras y damos con ellas fin a esta breve y pálida reseña <strong>de</strong> la biografía <strong>de</strong>l<br />
héroe <strong>de</strong> Nacozari, <strong>de</strong>l héroe nacional, <strong>de</strong>l héroe <strong>de</strong> la humanidad. JESÚS<br />
GARCÍA.<br />
Nacozari <strong>de</strong> García, México <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong> 1909.
Hermosillo, Son. <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
“COSAS VIEJAS DE MI TIERRA”<br />
En ese año <strong>de</strong> 1889, cuando los aficionados estaban toreando en la plaza <strong>de</strong><br />
toros, todavía los rancheros andaban sueltos lazando con sus reatas el tren,<br />
porque <strong>de</strong>cían que no querían metiches en sus terrenos, y en las noches oscuras<br />
los serenos con su escalera en el lomo y su pitito, ataviados con su capotito que<br />
no les tapaba ni el "mofle"…<br />
En esa mentada corrida <strong>de</strong> aficionados que se verificó en la plaza <strong>de</strong> Villa <strong>de</strong><br />
Seris el 89, tomaron parte distinguidos vecinos <strong>de</strong> la localidad, fungiendo como<br />
matadores y ban<strong>de</strong>rilleros las siguientes personas: Lic. Manuel R. Parada, José<br />
H. Salazar, Lamberto Camou, Lic. José Enciso Ulloa, Leonardo Camou y Felipe<br />
López Nava. Como picadores actuaron los señores Bartolo Salido, que era el<br />
mejor e Ignacio Güereña, y como chistoso Francisco Moreno. En esas corridas <strong>de</strong><br />
aficionados se acostumbraba que alguien la hiciera <strong>de</strong> Tancredo. <strong>El</strong> amigo que<br />
se "arriesgaba" a meterse con toros mochos era consi<strong>de</strong>rado como muy valiente,<br />
para po<strong>de</strong>r llevar a cabo este acto <strong>de</strong> "arrojo". Al individuo que se prestaba le<br />
ponían un vestido blanco, <strong>de</strong> manta burda, y muchas veces le pintaban la cara<br />
<strong>de</strong>l mismo color si éste era prietito. Ponían un barril en medio <strong>de</strong> la plaza pintado<br />
<strong>de</strong> blanco don<strong>de</strong> se encaramaba el Tancredo, pero teniendo mucho cuidado<br />
<strong>de</strong> no moverse. <strong>El</strong> toro salía bufando <strong>de</strong> coraje porque poquitito antes le habían<br />
puesto chiltepines en el "sunfiate". ¡Qué bárbaros! por vida <strong>de</strong> Dios.<br />
<strong>El</strong> toro llegaba al centro <strong>de</strong> la plaza y comenzaba a dar vueltas en <strong>de</strong>rredor <strong>de</strong>l<br />
barril oliéndolo, pero sin embestirlo; pues como se creía antes que el toro no atacaba<br />
al color blanco, por eso a los Tancredos los vestían <strong>de</strong> ese color; <strong>de</strong>spués<br />
hemos sabido que el toro ataca o no ataca, no precisamente al color, sino al<br />
movimiento que alguien haga con algo frente a él. Pero en cuanto le olía las<br />
"patas", se retiraba dando brincos, reparos y bufidos, ya no por el efecto <strong>de</strong> los<br />
chiltepines, sino porque al amigo Tancredo le apestaban mucho las "patas" o<br />
pinceles como dicen a los que les gusta la "mora". Todo en este acto era puro vacilón.<br />
Como los empresarios <strong>de</strong> toda clase <strong>de</strong> espectáculos <strong>de</strong>ben ser muy<br />
aguzados para darle gusto al que paga, acostumbraban también que en todas las<br />
corridas <strong>de</strong> toros, presentar algo bufo que causara risa a los espectadores, para<br />
el caso buscaban dos personas arrancadas o peladas que es lo mismo, quienes<br />
eran zambutidas en sendos trajes muy aguados rellenándolos <strong>de</strong> zacate, paja y<br />
trapos viejos. Estos trajes tenían en las extremida<strong>de</strong>s superior e inferior, unos<br />
mecatitos iguales o parecidos, a los que se usaban antes en los calzoncillos en la<br />
parte que correspon<strong>de</strong> a las "patas" para amarrarse el calcetín, y por cierto que<br />
eran muy frescos según el <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> nuestros abuelos. Todavía andan por "ai" personas<br />
anticuadas que los usan… ¿Y qué nos importa?<br />
Los amigos que los empresarios contrataban para hacer el papel <strong>de</strong> "gordos",<br />
pues tal era el nombre que les daban, les obsequiaban a éstos con diez reales y<br />
la entrada… era este acto uno <strong>de</strong> los que causaba más risa. <strong>El</strong> toro se <strong>de</strong>jaba venir<br />
como <strong>de</strong> rayo sobre los gordos <strong>de</strong>spanzurrándolos a fuerza <strong>de</strong> butanazos. Hubo<br />
algunas ocasiones que el toro se puso a comer el zacate que les sacó a los mentados<br />
gordos, sin hacer caso <strong>de</strong> toreros ni <strong>de</strong> trapos colorados. Había uno muy<br />
aficionado a los toros que le <strong>de</strong>cían <strong>El</strong> Comino, habiendo servido en algunas<br />
ocasiones para hacer el papel <strong>de</strong> gordo con sólo que le dieran la entrada, y un<br />
real para comprar botellita <strong>de</strong> mezcal. Al Comino lo agarró una vez un toro <strong>de</strong>l<br />
puro "sunfiate" que lo aventó pa'rriba como diez metros hecho bolita, y me<br />
acuerdo muy requetebién como si fuera orititita, que el policía Luis lo agarró <strong>de</strong><br />
las greñas y se lo echó al lomo sacándolo <strong>de</strong>l peligro. <strong>El</strong> policía Luis era un<br />
cuicote muy largo y fuerte, que a cada rato nos corría para la escuela cuando nos<br />
agarraba jugando a las catotas en la calle, era uno <strong>de</strong> los policías <strong>de</strong> confianza <strong>de</strong><br />
don Simón Bley, cuando éste <strong>de</strong>sempeñaba el puesto <strong>de</strong> Presi<strong>de</strong>nte Municipal<br />
<strong>de</strong> mi tierra; él (Luis) era el encargado <strong>de</strong> correr a la chamacada pa'la escuela. <strong>El</strong><br />
Comino era un individuo <strong>de</strong> unos cinco pies <strong>de</strong> estatura por lo que al cuico, el<br />
chaparro Comino le vino muy guango, echándoselo al lomo como por no <strong>de</strong>jar.<br />
De estos <strong>de</strong>talles hay muchos queliteros añejos que se acuerdan perfectamente<br />
bien, y <strong>de</strong>l Comino con más razón, que cada domingo entraba al redon<strong>de</strong>l <strong>de</strong> la<br />
plaza bien "pedo", a tener el toro que en ese entonces acostumbraban los empresarios<br />
regalarle a la burrada que <strong>de</strong>seaba vacilar, amarrándole en la pura maceta<br />
entre cuerno y cuerno, una bolsita conteniendo algunas monedas <strong>de</strong> plata<br />
sin 0.720, para que la gente le entrara con más ganas, ya no al toro, sino a la bol-<br />
Tomado <strong>de</strong> su libro <strong>de</strong>l mismo nombre<br />
Por: Enrique Contreras Sierra.<br />
sita que el animal se machucaba en la maceta…<br />
La gana<strong>de</strong>ría a la cual pertenecían los "arrogantes" toros lidiados por los<br />
señores antes mencionados, eran <strong>de</strong> los señores Estrella. Pero sucedió que la<br />
noche anterior a la corrida, los aficionados que iban a tomar parte en la fiesta la<br />
hicieron <strong>de</strong> vacil, dando serenatas a sus novias con la orquesta <strong>de</strong> Andalón que<br />
era la que iba a tocar en la plaza. De manera que al día siguiente todos estaban<br />
crudos y con la cara hinchada, y la corrida resultó <strong>de</strong>slucida…<br />
En esa época las mueblerías locales se encargaban <strong>de</strong> fletar sillas para las fiestas<br />
<strong>de</strong> esta naturaleza, y para los juegos <strong>de</strong> pelota también (que lo hagan ahora)<br />
pero no siempre estas sillas las rentaban a diez fierros cada una, y lo curioso <strong>de</strong>l<br />
caso es que no se perdía ninguna <strong>de</strong> ellas; al que las rentaba, al día siguiente <strong>de</strong><br />
la fiesta iban los carreteros por los muebles y los encontraban completitos y sin<br />
un rasguño siquiera… lo mismo pasaría ahora con nuestros camaradas<br />
campesinos casi hermanos. Si Chuy, que no le pi<strong>de</strong>n a Dios que les dé sino que<br />
los pongan don<strong>de</strong> "aiga…." En esa memorable corrida por aficionados el año <strong>de</strong>l<br />
89, al llegar los lidiadores y <strong>de</strong>más comitiva a la plaza, fueron recibidos con serpentinas<br />
y flores, que la multitud les arrojaba… seguramente uno <strong>de</strong> los componentes<br />
<strong>de</strong>l festín repartió dinerito entre las "masas", para quedar bien con alguna<br />
joven que pretendía, se dan tantos casos…<br />
En la fiesta figuraron como reinas las señoritas Ascensión Rubio, <strong>El</strong>ena<br />
Montijo y Concepción Escalante, llevando como chambelanes a los apuestos<br />
jóvenes Ramón Corral, Juan <strong>de</strong> Dios Castro y Simón Bley. En ese entonces don<br />
Guillermo Arriola era muy aguzado y conseguidor <strong>de</strong> fierros, y fue él quien<br />
organizó la corrida <strong>de</strong> aficionados fungiendo él mismo como empresario. La<br />
mencionada corrida <strong>de</strong> toros se llevó a cabo en la plaza <strong>de</strong> toros Villa <strong>de</strong> Seris,<br />
como llevamos dicho, consistiendo el redon<strong>de</strong>l en palos <strong>de</strong> mezquite entrelazados,<br />
y las tribunas <strong>de</strong> sol y sombra <strong>de</strong>l mismo material pa'que hicieran sombrita.<br />
Don Guillermo llegó con el tiempo a <strong>de</strong>sempeñar el puesto <strong>de</strong> Presi<strong>de</strong>nte<br />
Municipal, durando muchos años con ese empleo. La gente ya estaba cansada<br />
<strong>de</strong> don Guillermo, y una comisión fue a entrevistar a don Ramón para <strong>de</strong>cirle<br />
que no la fregara, que cambiara a don Guillermo por otro. <strong>El</strong> señor Corral, siempre<br />
muy atento con los <strong>de</strong> casa, oyó la queja y consi<strong>de</strong>ró que había razón. Don<br />
Ramón llamó a don Guillermo y con mucha pena le dijo lo que la comisión le<br />
había manifestado respecto a su persona, sugiriéndole al mismo tiempo que le<br />
indicara quién le gustaría para que lo sustituyera en su empleo. Don Guillermo<br />
se puso triste al oír la noticia <strong>de</strong> que las "masas" no lo querían como mandón, y<br />
muy cuerdo le dijo a don Ramón que ya que lo iban a quitar <strong>de</strong> plano y que él<br />
ya no sería presi<strong>de</strong>nte, al menos que nombraran a su hermano Espíritu Arriola,<br />
para que la chamba no saliera <strong>de</strong> casa. ¡Qué aguzado don Guillermo…!<br />
Después <strong>de</strong> este pequeño paréntesis, diremos que las reinas y chambelanes<br />
que presidieron la fiesta brava <strong>de</strong>l 89, iban ataviados con vestidos a la usanza <strong>de</strong><br />
la época… las reinas con su mo<strong>de</strong>rno peinado llamado Pompadour, y las naguas<br />
que les llegaban hasta los tobillos, zapato alto y <strong>de</strong> botones, mientras más<br />
botones tenía un zapato, esta prenda era consi<strong>de</strong>rada <strong>de</strong> más valor.<br />
En ese entonces se usaba mucho el polisón entre la clase alta, rica o al menos<br />
<strong>de</strong> posibles, también entre algunos "pelados" pretensiosos era usado, nada más<br />
que como éstos no tenían dinero suficiente para comprarlo, se las averiguaban<br />
poniéndose una almohada alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las "nalgas", bien amarrada pa'que no<br />
fuera a "cáirse". Las almohadas eran a según. Si la persona que la iba a usar era<br />
flaca, güila y larga, la almohada era bastante gran<strong>de</strong> para que les cubriera bien<br />
las "nalgas", y si la persona era <strong>de</strong> cuerpo regular este <strong>de</strong>tallito era más pequeño,<br />
<strong>de</strong> manera que había para todos los cuerpos, pero si salía una vieja <strong>de</strong>l pelo <strong>de</strong>l<br />
Chato Bernal, entonces este artefacto nalgarín salía sobrando… ya saben uste<strong>de</strong>s<br />
lo "nalgón" que es el Chato, pesa lo menos doscientos kilos…Y así camina el<br />
mundo: las mujeres engañando a los hombres poniéndose almohadas en las<br />
"nalgas" para llamar nuestra atención y caer en la trampa. Qué dijeron… que<br />
suaves. Los chambelanes Ramón Corral, Simón Bley y Juan <strong>de</strong> Dios Castro<br />
vestían al uso <strong>de</strong> tanainas el viejo, <strong>de</strong> los tiempos idos que no vuelven… sí "ñor";<br />
como lo <strong>de</strong>mandaba la moda andante y estar a tono con el vestido que portaban<br />
sus dignas compañeras, las reinas.<br />
9
10 Hermosillo, Son. <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
Cosas viejas <strong>de</strong> mi...<br />
Nuestra gente quelitera siempre ha sido muy afecta a fiestas y bochinches;<br />
conciertos <strong>de</strong> beneficencia don<strong>de</strong> en algo puedan ser útiles a sus semejantes sin<br />
fijarse a quién van a ayudar, y también para que si alguna chispa artística esté<br />
escondida en su persona salga a luz…<br />
En cierta ocasión los aficionados <strong>de</strong> mi tierra al "bel canto" se enteraron <strong>de</strong> que<br />
se encontraba <strong>de</strong> pasada para el sur, en esta ciudad, el <strong>de</strong>stacado violinista Fritz<br />
Peipers que se dirigía a México a dar una serie <strong>de</strong> conciertos; los nuestros se<br />
pusieron al habla con el distinguido artista, y acordaron dar un concierto en esta<br />
ciudad. <strong>El</strong> concierto se verificó el 20 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1890, setenta y cinco años pasados…<br />
como quien dice huevos con la boca cerrada. <strong>El</strong> suceso tuvo lugar en el<br />
teatro Noriega con la colaboración <strong>de</strong> los distinguidos aficionados locales don<br />
Espíritu Arriola y su orquesta; el doctor Fernando Aguilar al piano; el señor<br />
Ignacio Andalón tocando el clarinete y solos <strong>de</strong> flauta por el señor don Benigno<br />
López y Sierra. Qué tiempos tan hermosos, por vida <strong>de</strong> Dios… Los precios <strong>de</strong><br />
admisión fueron los siguientes: luneta y palcos primeros, un peso; palcos segundos<br />
y galería, cincuenta y veinticinco centavos, respectivamente. En la puerta<br />
<strong>de</strong>l teatro había un letrero que <strong>de</strong>cía: "Hay una persona encargada para recibir y<br />
entregar las sillas que se man<strong>de</strong>n, también habrá sillas <strong>de</strong> alquiler..", váyanse<br />
fijando mis estimados lectores cómo era mi tierra en ese entonces. ¡Qué<br />
trastorno! Por Dios…<br />
Felices días <strong>de</strong> tranquilidad y sosiego; pura dormi<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> siesta acompañada<br />
<strong>de</strong> "pedorrera"… Los chambelanes asistieron a la fiesta con su bigotito bien<br />
peinado, bien rasurados y dados <strong>de</strong> bola, para echar tipo en medio <strong>de</strong> las aclamaciones<br />
<strong>de</strong> la burrada al llegar a la plaza. La indumentaria característica <strong>de</strong> los<br />
jóvenes <strong>de</strong> antaño consistía en su bien relujada cubetita, o sombrero duro llamado<br />
bombín, ya que éstos tres nombres indicaban lo mismo, pero el nombre más<br />
usual era el <strong>de</strong> cubetita… habiendo unos tan duros que parecían cocos y mientras<br />
más duros mejor para los pobres maridos oprimidos, porque cuando se<br />
peleaban con la vieja, ésta agarraba el bolillo <strong>de</strong> hacer tortillas y le metía su<br />
macanazo en la pura maceta, quedando el marido tan fresco como una lechuguita,<br />
porque el golpe le vino muy guango. Eran tan duros como los cascos <strong>de</strong> nuestros<br />
soldados <strong>de</strong> ahora.<br />
<strong>El</strong> saquito cruzado y pochi que apenas les llegaba a las "nalgas", era otra <strong>de</strong> las<br />
prendas <strong>de</strong> los jóvenes <strong>de</strong> antaño. Había que verlos por vida <strong>de</strong> Dios… por<br />
<strong>de</strong>lante tenía un montón <strong>de</strong> botones, en esa época había unos botones <strong>de</strong> color<br />
negro, <strong>de</strong> metal medio jaspeados y muy corrientes, que nomás les pegaba el sol<br />
o les caía un poco <strong>de</strong> agua se oxidaban. Había muchas personas que usaban<br />
sacos con esta clase <strong>de</strong> botones, mas siendo <strong>de</strong> la clase pobre; la solapa <strong>de</strong>l saco<br />
les llegaba casi hasta don<strong>de</strong> tenemos la bolita <strong>de</strong>l traga<strong>de</strong>ro, pa'que se lo sepan.<br />
A esta bolita algunos le llaman manzana <strong>de</strong> Adán y otros la manzana <strong>de</strong> la discordia,<br />
y los "dotores" quién sabe cómo le dirán, porque estos amigos hablan un<br />
idioma que solamente ellos se entien<strong>de</strong>n, como los señores curas que no se les<br />
entien<strong>de</strong> ni madre cuando vamos a misa. Ahora sí, parece que el Santo Concilio<br />
Ecuménico dictó las disposiciones conducentes para que la misa sea entendida<br />
según el lugar don<strong>de</strong> se efectúe el Santo Sacrificio <strong>de</strong> la misa. <strong>El</strong> mentado saco<br />
tenía por la parte <strong>de</strong> atrás y en medio <strong>de</strong> la extremidad inferior, una rajadura <strong>de</strong><br />
una longitud <strong>de</strong> unas seis pulgadas, habiendo algunos que los usaban tan ajustaditos<br />
que, viéndolos por <strong>de</strong>trás parecían monitos <strong>de</strong> hule. <strong>El</strong> saquito <strong>de</strong> marras<br />
que en ese entonces era el último grito <strong>de</strong> la moda, era, como llevo dicho,<br />
tan pochito que no tapaba ni el "sisirisqui", pero como era la moda, todo el<br />
mundo se los ponía, y al que no le gustara que levantara el <strong>de</strong>do. Las levitas eran<br />
usadas en las recepciones <strong>de</strong> Palacio, bodas y funerales y una que otra fiesta que<br />
daban los encopetados, lomos gordos…<br />
<strong>El</strong> bastón era el signo <strong>de</strong> distinción social y financiero <strong>de</strong> muchos que los usaban.<br />
Las autorida<strong>de</strong>s principalmente y algunos empleados presumidos también;<br />
los primeros para que supieran que eran los manda más y los segundos para que<br />
se dieran un ligero sentón, aunque no tuvieran en qué "cáirse" muertos. Había<br />
bastones <strong>de</strong> muchas clases, muy finos unos; cuya empuñadura <strong>de</strong> oro macizo<br />
había sido labrada en algún lugar <strong>de</strong> Europa. Otros muy vistosos, cuya<br />
empuñadura <strong>de</strong> oropel servía para engañar a los incautos y los últimos, <strong>de</strong><br />
ma<strong>de</strong>ra común y corriente, que servía para darse macanazos en las cantinas<br />
cuando la hacían <strong>de</strong> "pedo". Más <strong>de</strong> cuatro cabezas anduvieran rajadas y amarradas<br />
a consecuencia <strong>de</strong> tremendos bastonazos que se daban unos con otros…<br />
Pero lo que más llamaba la atención eran unos bastones huecos, que en su concavidad<br />
escondían peligroso verduguillo que ahora están fuera <strong>de</strong> uso y prohibidos<br />
por la ley. En más <strong>de</strong> una ocasión muchas cuestiones <strong>de</strong> interés y <strong>de</strong><br />
amor, fueron resueltas en el campo <strong>de</strong>l honor haciendo uso <strong>de</strong> esta terrible arma.<br />
<strong>El</strong> verduguillo con su funda bastonera es <strong>de</strong> origen francés, y seguramente<br />
algún Con<strong>de</strong> <strong>de</strong>stronado <strong>de</strong> esa nacionalidad, lo trajo pa'ca, para que<br />
aprendiéramos a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> nuestros paisanitos que usaban daga y la usan<br />
todavía. En el Colegio <strong>de</strong> Sonora había maestros especiales para dar clases <strong>de</strong><br />
esgrima, y se estudiaba también este idioma para que ambas cosas fueran aparejadas…<br />
Los zapatos <strong>de</strong> los jóvenes ya se imaginarán uste<strong>de</strong>s cómo serían… eran <strong>de</strong><br />
botonadura pero en menor escala que el <strong>de</strong> las mujeres, con la diferencia también,<br />
que los zapatos <strong>de</strong> los hombres tenían en la punta una bola más gran<strong>de</strong><br />
que la bola que hizo famoso al Bobby Thompson, bola que la tenía en la pura<br />
maceta. Bobby fue el conocido comerciante "asegún" <strong>de</strong> huevos y gallinas,<br />
revueltos con botellas <strong>de</strong> cerveza vacías. Como la mayoría <strong>de</strong> calles y banquetas<br />
<strong>de</strong> mi tierra en esa época estaban empedradas con piedra bola traída <strong>de</strong>l río, que<br />
salían más <strong>de</strong> dos pulgadas <strong>de</strong> la superficie <strong>de</strong>l suelo, los que traían zapatos <strong>de</strong><br />
esos boludos en la punta, les venía muy guangos los tropezones que se daban,<br />
pues muchas veces la "pata" no se daba cuenta que su dueño se había<br />
"trompezado"…". Tan gran<strong>de</strong>s así eran las bolas <strong>de</strong> los zapatos <strong>de</strong> antes, que la<br />
bola <strong>de</strong> Thompson parecía catota cerca <strong>de</strong> ellos…<br />
Nuestros "pelados" que usaban huaraches todo el tiempo o en algunas ocasiones<br />
se ponían tehuas, siempre andaban con los <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> las patas abotagados,<br />
sangrantes y amarrados con un trapito, <strong>de</strong> tanto tropezón que se daban,<br />
más cuando andaban bien "pedos". Había otros que usaban zapatos <strong>de</strong> remache,<br />
y, pa'cabarla <strong>de</strong> fregar tenían que ser rechinadores para que la gente dijera que<br />
traían zapatos nuevecitos… Esta gente ranchera siempre quería hacerse <strong>de</strong>l pie<br />
chiquito y nunca compraba zapatos a su medida; y en consecuencia andaban<br />
como los pericos medio zambos o zambos y medio, y cada rato <strong>de</strong>cían: "cómo<br />
me duelen estos zapatos…"; ca-brutos por vida <strong>de</strong> Dios.<br />
A la gente "bien" <strong>de</strong> nuestra ciudad se le enchinaba el cuero <strong>de</strong>l lomo cuando<br />
oía rechinar a estos zapatitos, y a quien los traía las toneladas <strong>de</strong> madrazos que<br />
le echaban, pero sin que oyera. Cuando algún ranchero estaba <strong>de</strong> novio por "ai",<br />
la muchacha paraba las <strong>de</strong>l burro cuando oía el sabroso rechinido, que se oía a<br />
más <strong>de</strong> cincuenta metros <strong>de</strong> distancia en las noches serenas y calladas <strong>de</strong> mi tierra,<br />
"entonces" la muchacha al oír el rechinido, calculaba que no podía ser otro<br />
más que el animal <strong>de</strong> su novio ranchero, y parándose como <strong>de</strong> rayo corría alocada<br />
hacia la ventana para que el idiota creyera que había mucho tiempo que lo<br />
estaba esperando. Y así es la vida… vals.
Hermosillo, Son. <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
““EELL MMIILLAAAAGGRROOOO””<br />
Tomado <strong>de</strong> su libro “Los Cuentos <strong>de</strong> don Gilberto”<br />
Por Don Gilberto Escobosa Gámez<br />
Juan Núñez López era un hombrón <strong>de</strong> más <strong>de</strong> 90 kgs. <strong>de</strong> hueso y<br />
músculo, originario <strong>de</strong> Villa <strong>de</strong> Seris y resi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l barrio <strong>El</strong><br />
Ranchito <strong>de</strong> la Capital <strong>de</strong> Sonora, <strong>de</strong> oficio albañil y últimamente<br />
contratista en su ramo. Su vida, llegando ya a los lin<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la<br />
senectud, había alcanzado un éxito notable en los negocios y en el<br />
seno <strong>de</strong> su familia. Se sentía feliz con la presencia en su casa, <strong>de</strong>l hijo<br />
mayor acompañado <strong>de</strong> su esposa y los niños, quienes vivían en la<br />
ciudad fronteriza <strong>de</strong> Nogales don<strong>de</strong> él atendía su <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> abogado.<br />
Visitas más gratas no podían tener los Núñez.<br />
Don Juan solamente era nombrado por su apodo "el Güero" por<br />
sus amigos <strong>de</strong> la infancia, ya que a esas fechas, habiendo logrado<br />
obtener una fortuna a fuerza <strong>de</strong> trabajo, se le conocía como el señor<br />
Núñez, con el respeto que se merece un pequeño burgués. Y allí,<br />
sentado en su poltrona favorita meditaba sobre lo que había sido su<br />
vida, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la niñez hasta lo que hoy es. Como una película <strong>de</strong> cinematógrafo<br />
que se proyecta sobre una pantalla comenzó a ver su<br />
pasado, un pasado tan doloroso que solamente un milagro pudo<br />
cambiar.<br />
Cuando cursaba la Primaria <strong>El</strong>emental a principios <strong>de</strong>l siglo en el<br />
Colegio Sonora, creado por don Ramón Corral en 1889, ya había<br />
adquirido fama <strong>de</strong> bueno en el arte <strong>de</strong> darse <strong>de</strong> golpes. Y no sucedía<br />
que él fuese un pen<strong>de</strong>nciero amante <strong>de</strong> trabarse a puñetazo limpio<br />
con cualquier hijo <strong>de</strong> vecino, sino que en todas las ocasiones que se<br />
veía envuelto en trifulcas, era porque alguien había "sacado la pitahaya"<br />
a uno <strong>de</strong> sus amigos a quien tenía que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los buscabullas<br />
grandulones. "Sacar la pitahaya" era la forma pintoresca <strong>de</strong><br />
dar a saber que se había provocado una hemorragia nasal por<br />
medio <strong>de</strong> un golpe. Todo mundo sabía que "el Güero" era un<br />
jovencito pacífico, pero que cuando intervenía en una gresca no<br />
necesitaba más que dar un puñetazo a su adversario y allí terminaba<br />
la agresividad <strong>de</strong>l más pintado.<br />
Sólo hasta el cuarto año <strong>de</strong> primaria estudió el joven Núñez. Los<br />
hijos <strong>de</strong> los pobres no necesitaban mayor escolaridad para <strong>de</strong>dicarse<br />
a los oficios propios <strong>de</strong> quienes carecían <strong>de</strong> fortuna o <strong>de</strong> un nombre<br />
ilustre. Nunca pudo recordar cuántas veces "pintó venado" con sus<br />
amigos para ir a bañarse a una <strong>de</strong> las acequias que cruzaban la ciudad.<br />
Lo <strong>de</strong> "pintar venado" significa el no asistir a la escuela e irse a<br />
vagar. Tampoco podía recordar en cuántas ocasiones, informado su<br />
padre <strong>de</strong> esas <strong>de</strong>serciones, le había dado cuatro o cinco azotes en la<br />
región glútea. Sin embargo, si sabía que cada vez que pasaba, su<br />
progenitor procuraba lastimarle lo menos posible, porque golpe por<br />
golpe causaba más pena a él que a las nalgas <strong>de</strong>l muchacho.<br />
Luego vino a la memoria <strong>de</strong>l señor Núñez un recuerdo muy<br />
doloroso, que a pesar <strong>de</strong>l tiempo transcurrido no podía olvidar. Un<br />
día el albañil Juan Núñez Castro, su padre, encontrándose trabajando<br />
sobre el pretil <strong>de</strong> un edificio <strong>de</strong> la Calle Don Luis, cayó <strong>de</strong>l<br />
andamio y murió sobre el "macadam" <strong>de</strong>l arroyo.<br />
Como mensajeros <strong>de</strong> la muerte llegaron al Colegio <strong>de</strong> Sonora los<br />
compañeros <strong>de</strong> don Juan, a avisar a su hijo que el cadáver <strong>de</strong> su<br />
padre yacía <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la acera… Como un rayo llegó la brutal noticia<br />
al muchacho; sintió que el piso se movía a sus pies y que la luz<br />
penetraba a sus pupilas como un torrente que atraviesa el cerebro.<br />
Para llegar al lugar <strong>de</strong> la tragedia hubo <strong>de</strong> ser sostenido por las<br />
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11<br />
manos piadosas <strong>de</strong> sus amigos que abandonaron el salón <strong>de</strong> clases<br />
para ayudarle.<br />
En la pieza principal <strong>de</strong> la casa que era parte <strong>de</strong> una pequeña<br />
granja, sobre un catre <strong>de</strong> tijera tendieron al difunto <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
lavarle las heridas que le <strong>de</strong>formaron el rostro.<br />
Después <strong>de</strong>l funeral Juan abandona la escuela y empieza a trabajar<br />
en las obras <strong>de</strong> albañilería, como peón. Con esa ocupación laboró<br />
en la construcción <strong>de</strong>l cuartel <strong>de</strong>l Onceavo Cuerpo <strong>de</strong> Rurales (hoy<br />
Cuartel <strong>de</strong>l Catorce).<br />
Sin embargo, "el Güero" Núñez pronto da a conocer su vocación<br />
que trae en la sangre y cinco años <strong>de</strong>spués es un flamante albañil<br />
que no trabaja por jornal, sino por contrato. Y como cuando su<br />
padre vivía, hoy nada falta en el hogar.<br />
De esa manera tan dramática Juan se convierte en un hombre<br />
hecho y <strong>de</strong>recho, trabajador como pocos, cumplido en sus compromisos<br />
y honrado con su gente. <strong>El</strong> ingeniero Felipe Salido, el mejor<br />
profesional en el ramo <strong>de</strong> la construcción que tuvo Hermosillo, en<br />
muchas ocasiones emitió frases elogiosas para el joven albañil.<br />
Desgraciadamente el hombre es el ser más cambiante <strong>de</strong> las criaturas<br />
que Dios hizo en este valle <strong>de</strong> lágrimas, porque le dotó <strong>de</strong> un<br />
alma don<strong>de</strong> pue<strong>de</strong>n anidar los sentimientos más elevados a las<br />
pasiones más abominables, don<strong>de</strong> se afincan el ángel <strong>de</strong>l amor o la
12 Hermosillo, Son. <strong>Octubre</strong> <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
“<strong>El</strong> Milagro”...<br />
víbora <strong>de</strong>l odio, y don<strong>de</strong> a veces en aquellos espíritus que son únicamente<br />
para el amor, al sufrir una frustración no son capaces <strong>de</strong><br />
hacer germinar el rencor y <strong>de</strong>jan que produzca el <strong>de</strong>saliento que les<br />
hace per<strong>de</strong>r la autoestimación, asumiendo las actitu<strong>de</strong>s más aberrantes.<br />
Una <strong>de</strong> estas cosas le sucedió a Juan, al enamorarse perdidamente<br />
<strong>de</strong> una mujer casquivana, flor <strong>de</strong> fango, <strong>de</strong> la gente que llegó a<br />
Hermosillo durante la concentración <strong>de</strong> tropas en 1915 para<br />
enfrentarse al ejército <strong>de</strong>l general Francisco Villa.<br />
Dependiente <strong>de</strong>l Estado Mayor <strong>de</strong>l general Manuel M. Diéguez,<br />
vino un grupo <strong>de</strong> músicos con una vocalista morena <strong>de</strong> ojos ver<strong>de</strong>s<br />
y sonrisa coqueta, que a los veintitrés años <strong>de</strong> edad había participado<br />
en más aventuras que algunos generales.<br />
Ver a aquella mujer cuya sonrisa invitaba a la concupiscencia, fue<br />
para Juan como intoxicarse con una droga y seguramente durante<br />
los primeros encuentros ella también se sintió halagada con la presencia<br />
íntima <strong>de</strong>l mocetón, quien en el breve idilio <strong>de</strong>jó fuera <strong>de</strong><br />
combate a cuatro o cinco <strong>de</strong>stripaterrones que se atrevieron a dirigir<br />
piropos a la mujer, estando él presente.<br />
Dicen que la mujer es vanidosa por naturaleza… ¿Será verdad?<br />
Sólo Dios y ellas saben lo que se cuece <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> esas<br />
cabecitas <strong>de</strong> pelo largo… el caso es que Orquí<strong>de</strong>a pronto olvidó<br />
su capricho <strong>de</strong> sentirse protegida por el muchacho y luego la<br />
vieron nuevamente acompañada <strong>de</strong> otros hombres, haciendo<br />
enloquecer al albañil quien no estaba habituado a romances tan<br />
borrascosos; sus novias habían sido muchachas <strong>de</strong> costumbres<br />
honestas, <strong>de</strong> vida diáfana y sencilla como las flores <strong>de</strong>l<br />
campo… ¿Qué hombre pueblerino está acostumbrado a ser<br />
burlado por una pizpireta <strong>de</strong> mucho mundo?<br />
Sucedió lo que <strong>de</strong>cimos los mexicanos: "Juan agarró la borrachera"<br />
pretendiendo ahogar las penas en el alcohol, camino éste que toman<br />
los espíritus que no tienen el valor <strong>de</strong> enfrentarse con la realidad. En<br />
tanto la casquivana continuaba con su vida <strong>de</strong> disipación, hundiéndose<br />
más cada día hasta la mañana que fue encontrado su cadáver,<br />
apuñalada en un hotelucho frente a la antigua estación <strong>de</strong>l ferrocarril.<br />
Frecuentemente el hombre conserva un poco <strong>de</strong> dignidad, aún<br />
cuando se encuentre naufragando en la perdición. Así sucedió a<br />
Núñez: no concurrió al funeral <strong>de</strong> Orquí<strong>de</strong>a; sólo vio <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos<br />
pasar el cortejo fúnebre compuesto por diez o doce individuos salidos<br />
<strong>de</strong> las cloacas <strong>de</strong> la ciudad. Tan bajo había caído la que cambió<br />
el cariño <strong>de</strong> un hombre bueno por los mimos <strong>de</strong> la chusma.<br />
Poco tiempo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que la mujer ya no podía <strong>de</strong>spreciarle,<br />
Juan se convirtió en un hombre agresivo, pen<strong>de</strong>nciero que frecuentemente<br />
ocasionaba zipizapes en la vía pública; odiado y temido<br />
por todos, con excepción <strong>de</strong> su madre, la verda<strong>de</strong>ra víctima <strong>de</strong><br />
aquella tragedia, quien veía a su hijo flaco, envejecido prematuramente,<br />
sucio y vistiendo andrajos. Pocos eran los días que doña<br />
Tomasita no concurría a la Jefatura <strong>de</strong> Policía Municipal, a rogar al<br />
comandante que liberara a su hijo, casi siempre acusado <strong>de</strong> ser un<br />
ebrio escandaloso.<br />
Afirman las personas doctas en lo que se refiere a la conducta<br />
humana, que muchas veces no arreglamos las cosas que andan mal,<br />
hasta que se echan a per<strong>de</strong>r. Así sucedió a Juan.<br />
Un día Núñez, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> cuarenta y ocho horas <strong>de</strong> beber, se<br />
encontró con otros ebrios agresivos y se armó una trifulca fenomenal<br />
en la que hubo <strong>de</strong> intervenir la Policía Montada. Como Juan,<br />
pese a todo, se conservaba vigoroso, tanto los guardias <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />
como los compañeros <strong>de</strong> borrachera fueron a dar al suelo por los<br />
puños <strong>de</strong>l albañil. Ante situación tan <strong>de</strong>sesperante intervinieron<br />
varios vecinos, pero también sacaron su parte <strong>de</strong> la pelea. Quizá el<br />
<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n hubiese terminado con la muerte <strong>de</strong> Juan, dado que uno<br />
<strong>de</strong> los gendarmes <strong>de</strong>senfundó su pistola, si no se acerca una ancianita<br />
traída en un carruaje por el jefe <strong>de</strong> la Policía.<br />
A una or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l jefe policíaco los agentes se apartaron <strong>de</strong>l rijoso;<br />
doña Tomasita llegó don<strong>de</strong> estaba su hijo, le tomó <strong>de</strong> una oreja y<br />
comenzó a golpearle en las asenta<strong>de</strong>ras con la otra mano. Y caminando<br />
en esa forma llegaron a la celda que le esperaba. <strong>El</strong> ebrio<br />
dócilmente se <strong>de</strong>jó conducir por su madre.<br />
Al día siguiente, Juan recibía la visita <strong>de</strong> la anciana y por primera<br />
vez en mucho tiempo, al través <strong>de</strong> sus párpados inflamados la<br />
observó. Vio su pelo blanco y su rostro, antes tan bello, marchito por<br />
los sufrimientos; miró sobre su espalda el peso <strong>de</strong> tantos <strong>de</strong>svelos y<br />
privaciones, y en sus manos las huellas <strong>de</strong> la artritis. La ropa <strong>de</strong> su<br />
madre si no hubiese estado limpia, habría parecido la indumentaria<br />
<strong>de</strong> una pordiosera.<br />
Juan no pudo más… Se prosternó, llorando a los pies <strong>de</strong> la<br />
viejecita, pidiéndole perdón. Lloró como un niño y parecía que todo<br />
el dolor <strong>de</strong>l mundo se le había acumulado al ver a su madre con la<br />
misma figura <strong>de</strong> la miseria. Mientras la anciana con inmensa ternura<br />
curaba las heridas <strong>de</strong> su cara y le or<strong>de</strong>naba el pelo enmarañado,<br />
él continuaba sollozando sin cesar.<br />
Des<strong>de</strong> la puerta que daba acceso al lugar don<strong>de</strong> estaban la madre<br />
y el hijo, el jefe policíaco contemplaba la escena y sentía un nudo en<br />
la garganta. Quién sabe cuánto tiempo permanecieron en aquel<br />
lugar; ninguno <strong>de</strong> ellos lo supo jamás. Luego el comandante,<br />
impelido por una fuerza extraña escuchó <strong>de</strong>cir a su propia voz:<br />
-Doña Tomasita, llévese a su hijo; no haremos ningún cargo contra<br />
él. Sé que el muchacho volverá a ser lo que fue en sus buenos tiempos.<br />
También sé que usted volverá a sonreír, que volverá a cantar<br />
cuando haga labores <strong>de</strong>l hogar y algún día escuchará las risas <strong>de</strong> sus<br />
nietos.<br />
<strong>El</strong> jefe <strong>de</strong> la Policía calló, miró hacia todos lados, incrédulo, sin<br />
po<strong>de</strong>r explicarse cómo dijo algo que no pretendió <strong>de</strong>cir. Se sintió<br />
mareado, confuso, sin atreverse a caminar por temor <strong>de</strong> caer. Se<br />
recargó en la puerta enrejada y comenzó a sentirse bien… ¿Qué<br />
había dicho su boca? Apenas lo recordaba. Volteó hacia la celda<br />
don<strong>de</strong> pasó la noche Núñez y vio que éste ni su madre estaban ahí,<br />
pero… "¿Cómo salieron sin que los viera, no habiendo más puerta<br />
que la que yo ocupaba <strong>de</strong> pie?". Esa presunta se la estuvo haciendo<br />
durante varios días.<br />
Un mes <strong>de</strong>spués, todavía preocupado por lo que le sucedió en una<br />
celda <strong>de</strong> la Policía, se le ocurrió pasar por la casa don<strong>de</strong> vivían los<br />
Núñez y su sorpresa fue mayúscula al ver a doña Tomasita barriendo<br />
la acera, cantando alegremente en voz baja, con ropa nueva y el<br />
rostro resplan<strong>de</strong>ciente.<br />
Juan Núñez López cesó en sus meditaciones cuando se acercaron<br />
su hijo el abogado nogalense, su nuera y su esposa. Venían <strong>de</strong>l cinematógrafo.<br />
- Viejo -exclamó su mujer-, vimos una película muy dramática en<br />
la que suce<strong>de</strong> un milagro ¿crees que existen los milagros? -entonces<br />
el abuelo <strong>de</strong> los niños, mientras acariciaba a uno <strong>de</strong> sus nietos y<br />
miraba el retrato <strong>de</strong> su madre puesto en la pared, respondió:<br />
-Sí. Sí. Existen los milagros- entonces su esposa, su hijo y su nuera<br />
voltearon a verle, sorprendidos, sabiendo que don Juan jamás había<br />
<strong>de</strong>mostrado alguna religiosidad. Luego éste añadió:<br />
-Creo en los milagros, sobre todo en los que suce<strong>de</strong>n <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
nosotros mismos-. <strong>El</strong> señor Núñez hablaba con sinceridad, no<br />
obstante que ignoraba lo que hacía 35 años sucedió a un jefe <strong>de</strong> la<br />
Policía.
Hermosillo, Son. Mayo <strong>de</strong>l <strong>2007</strong><br />
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