Contra todo pronóstico

La declaración no hizo gracia a Craven.
—Es una pena, porque ella va a casarse con Lord Wray.
—En estos momentos parece haber alguna duda sobre ese punto.
Sus oscuras cejas se unieron haciendo un siniestro ceño.
— ¿Qué ha sucedido en esa bodega?
Jake lo miró directamente.
—Con todo respeto, señor, eso es asunto de Lydia y mío.
50
LISA KLEYPAS
En el silencio que siguió, Craven pareció estar considerando las opciones de
desmembramiento, estrangulación o meterle un balazo en la cabeza. Jake se
obligó a esperar pacientemente, sabiendo que en opinión de Craven, ningún
hombre era lo bastante bueno para su hija.
—Dígame por qué debería empezar a considerarlo como un potencial
marido para Lydia —gruñó Craven.
Mientras permanecía mirando fijamente los duros ojos verdes de Craven, Jake
recordó que éste no tenía más familia que su esposa e hijos..., ningún pariente..., ni
siquiera conocía a la mujer que lo había traído al mundo. Naturalmente, eso hacía
que su familia fuera aún más preciosa para Craven. Él nunca permitiría que hirieran
a Lydia o la maltrataran. Y desde la perspectiva de un padre, Lydia estaría mejor
casada con un noble y un intelectual que con un plebeyo con un escandaloso
pasado.
Jake gimió para sus adentro. No estaba en su naturaleza ser humilde. Por otro
lado, esa parecía ser la única forma de convencer a Craven para que diera su
aprobación para el compromiso.
—Tengo mis defectos, señor —admitió—. Muchos de hecho.
—Aún estoy esperando.
—Sé que no soy lo suficientemente bueno para ella. Pero amo a Lydia, la
respeto. Y quiero pasar el resto de mi vida cuidando de ella, e intentando hacerla
feliz. La razón de que nunca me haya acercado antes a ella era porque pensaba
que Lord Wray era mejor para ella que yo.
— ¿Pero ahora ya no lo cree? —preguntó Craven con sarcasmo.
—No, no lo creo —contentó Jake sin vacilar—. Wray no la ama. No como la
amo yo.
Craven lo observó durante un largo e incómodo silencio.