Contra todo pronóstico

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“CONTRA TODO PRONOSTICO”
Bien hecho, Señorita Craven, ha pescado un conde, y uno rico además. Supongo
que no hay mayor éxito que ése para una mujer joven en su posición.
Lydia puso los ojos en blanco.
—Solamente usted puede hacer que una felicitación suene ofensiva, Linley.
—Se lo aseguro, mis buenos deseos son sinceros. –—Jake miró el espacio vacío
en el banco al lado de ella. — ¿Puedo? —Le preguntó, y se sentó antes de que ella
lo rechazase.
Ambos se estudiaron atentamente, sus miradas atrapadas en un desafío.
—Ha estado bebiendo. —Dijo Lydia, captando el aroma a brandy en su
aliento.
—Sí. —Su voz se había espesado levemente. —He estado brindando por usted
y su prometido. Repetidamente.
—Aprecio su entusiasmo por mi compromiso. —Dijo Lydia dulcemente,
deteniéndose oportunamente antes de añadir: — ¿O es entusiasmo por el brandy
de mi padre?
Jake se rió bruscamente.
—Su compromiso con Wray, por supuesto. Reconforta mi cínico corazón ser
testigo de la ardiente devoción que se dispensan el uno al otro.
Su burla hizo que la cara de ella enrojeciera con la irritación. Lydia y el conde
no eran precisamente la más efusiva de las parejas. No había miradas íntimas, ni
roces aparentemente accidentales de sus dedos, nada que indicase ni siquiera un
atisbo de una conciencia física entre ellos.
—Lord Wray y yo nos gustamos y nos respetamos mutuamente. —Dijo Lydia a
la defensiva. —Es una excelente base para un matrimonio.
— ¿Y qué hay de la pasión?
Lydia se encogió de hombros y trató de sonar sofisticada:
—Según dicen, eso es solamente efímero.
Jake torció la boca con impaciencia.
— ¿Cómo puede saberlo? Nunca ha sentido un momento de verdadera
pasión en su vida.
— ¿Por qué dice eso?