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Contra todo pronóstico

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45<br />

“CONTRA TODO PRONOSTICO”<br />

El se incorporó y acunó la cabeza de ella contra su hombro, compartiendo un<br />

beso sutilmente sazonado con el íntimo sabor de ella.<br />

— ¿Cómo te sientes después de este clímax? —preguntó él con voz ronca.<br />

— ¡Quiero más de ti! —Lydia alcanzó el frente de sus pantalones, e<br />

inexpertamente empezó a tirar de sus botones ocultos—. ¡Lo quiero <strong>todo</strong> de ti! —<br />

aclaró ella roncamente, sus dedos rozando de nuevo, la gruesa y tensa erección de<br />

él.<br />

— ¡Dios, no! —Él saltó hacia atrás, como si ella quemara—. No voy a seducir a<br />

la hija de Derek Craven en su propia bodega de vinos. En primer lugar, tú te<br />

mereces algo mejor que eso. Y en segundo lugar, seguramente él me castraría con<br />

algún doloroso mé<strong>todo</strong> medieval.<br />

—No sé de donde saca <strong>todo</strong> el mundo ese concepto de papá. Él es<br />

realmente el más bueno, el más maravilloso...<br />

—Como suegro es una pesadilla —murmuró Jake, recordando el comentario<br />

que había hecho anteriormente. Dejó escapar un suspiro, y recogió el corsé de<br />

Lydia del suelo—. Bueno, una cosa es cierta, yo me manejaré malditamente mejor<br />

con él de lo que lo habría hecho Wray.<br />

Lydia intentaba colocarse torpemente su camisola, cuando sintió que Linley<br />

colocaba el corsé alrededor de ella.<br />

— ¿Eso significa que vas a pedir mi mano? —preguntó ella con esperanza.<br />

Expertamente él le subió los calzones.<br />

—Tenemos que negociar primero.<br />

Lydia saltó de la mesa y se colocó la ropa interior, atando las cintas<br />

cuidadosamente.<br />

—Ese es otro de mis defectos que olvidé mencionar.<br />

El satén de su falda crujió cuando ella las dejó caer en su lugar.<br />

— ¿Eh?<br />

—Odio hacer concesiones.<br />

—Yo también —dijo él, e intercambiaron una burlona sonrisa pesarosa.<br />

Jake se sirvió otra copa de vino. Bebió lentamente, y la contempló fijamente.<br />

—Hay un punto sobre el que no voy a ceder. Si nos casamos, no aceptaré el<br />

dinero de tu padre ni una maldita y obscena gran dote. Si él quiere abrir una cuenta

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