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“CONTRA TODO PRONOSTICO”<br />
Riéndose tontamente, Sara giró su cara hacia él, y su boca fue<br />
instantáneamente capturada en un beso abrasador que alteró su respiración y llevo<br />
a su corazón a latir con un nuevo y urgente ritmo. Sus dedos apretaron sus duros y<br />
planos hombros hasta que la tela de su camisa estuvo salpicada con agua. Cuando<br />
sus labios se separaron, un ligero y pequeño suspiro salió de su garganta, y levantó<br />
las pestañas para mirarse en los magníficos ojos verdes de Derek. Había vivido con<br />
él durante más de veinte años, y esa vibrante y audaz mirada nunca fallaba en<br />
hacer que sus sentidos saltasen de excitado placer. Derek acunó su cara, su pulgar<br />
alisando las gotas de agua salpicadas a lo largo de su mejilla brillante. Era un<br />
hombre alto y moreno, con una cicatriz en la frente que le daba una agradable<br />
dureza a su atractiva cara. Aparentemente el paso de los años había obrado pocos<br />
cambios en él, excepto tejer unas cuantas hebras de plata en el pelo de sus sienes.<br />
Y como siempre, poseía un diabólico encanto que con frecuencia hacía que la<br />
gente olvidase la naturaleza depredadora que se escondía bajo su elegante<br />
fachada.<br />
La mirada alerta de Derek se movió sobre su cara.<br />
— ¿Cuál es el problema? —preguntó, atento a cada matiz de su expresión.<br />
—Nada, de veras. Es sólo que… —Sara se calló y acunó su mejilla en el cálido<br />
hueco de su palma—. Hablé con Lydia mientras estuviste fuera. Fue la primera en<br />
admitir que no esta enamorada de Lord Wray; y está decidida a casarse con él de<br />
todas formas.<br />
— ¿Por qué?<br />
—Lydia ha decidido que probablemente nunca encuentre un alma gemela,<br />
por lo tanto debería escoger un marido basándose en factores prácticos. Afirma<br />
que las probabilidades de encontrar el amor verdadero son insignificantes.<br />
—Probablemente tenga razón en eso, —comentó Derek.<br />
Separándose de él, Sara frunció el ceño.<br />
—¿Quieres decir que no esperas que nuestros hijos sean tan felices en sus<br />
matrimonios como lo somos nosotros?<br />
—No deseo nada menos, para cada uno de ellos. Pero no, no espero<br />
necesariamente que <strong>todo</strong>s encuentren el amor verdadero.<br />
—¿No lo esperas?<br />
—Un hombre o una mujer pueden pasarse la vida buscando un alma gemela<br />
y nunca encontrar una. En mi opinión, Lydia es sabia al elegir una mercancía de<br />
primera como Wray, en lugar de esperar hasta que los mejores candidatos hayan<br />
desaparecido. Estaré condenado si mi nieto es engendrado por algún cazafortunas<br />
de tercera.