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7. - Euskerazaintza

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468 MANUEL DE LEKUONA.—OBRAS COMPLETAS<br />

nas anteriores de las cuales, como decimos, se aprovecharon quizás para<br />

la ohra nueva, las imágenes del frente, juntamente con las torrecillas o<br />

agujas de los cuatro ángulos.<br />

EL CRISTO DE LA PELOTA DE NUESTRA CATEDRAL<br />

Hay tiempo de leyendas y tiempo de Historia.<br />

La Leyenda del Cristo de la Pelota, no hay quien no la conozca en<br />

Calahorra. Se ha contado muchas veces. De palabra y por escrito. No<br />

tanto la historia de este singular Cristo. Singular, aparte de su carácter<br />

gótico, por su rara actitud como de cuerpo suspenso en el aire, prendido<br />

en la Cruz por sólo los dos clavos de sus pies —que son dos, contra la<br />

costumbre más generalizada en España, de ser uno único el que atraviesa<br />

los dos metatarsos del Crucificado—.<br />

* * *<br />

Y cuál es la Historia de nuestro Cristo, si historia puede llamarse<br />

su "explicación" real, no fantástica? Cómo es que está nuestro Cristo<br />

en esa postura tan forzada y antinatural en una escultura? Cómo es que<br />

está pendiente —enarbolado diríamos mejor— en sus dos clavos de los<br />

pies?<br />

Pues sencillamente porque representa el Desenclavamiento. Está desclavado<br />

de las dos manos. Desclavado en este momento. Y está el cuerpo,<br />

desclavado en su parte alta, en actitud de ser sostenído por los robustos<br />

brazos de los dos amigos del Crucificado, José y Nicodemus...<br />

Lo que ocurre con nuestro Cristo es que, al correr de los tiempos,<br />

han sido eHminados estos dos personajes del Desenclavamiento o Descendimiento,<br />

así como lo han sido también los demás personajes que<br />

componían la escena total: La Virgen, la Magdalena y San Juan... Y<br />

así es cómo se explica la forzadísima y antinural postura del cuerpo<br />

del Sefior, muerto y atravesado el pecho por la lanza, y sin embargo en<br />

aquella posición enarbolada... Postura escultóricamente inexplicable...<br />

Explicable, sin embargo, por la circunstancia, qu.e decimos, de faltarle<br />

los dos personajes que lo sostenían... y explicable también por la piadosa<br />

Leyenda de la Pelota, que, laiizada por un jugador, mata al com-

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