7. - Euskerazaintza

460 MANUEL DE LEKUONA. OBRAS COMPLETAS
la víspera por la noche un ternero. Ternero que antaño los vecinos de la
Barriada, a renque, cedían religiosamente a las Autoridades de ella con
dicho destino.
* * *
Reli giosamente hemos dicho; pero hubo una vez que no con tanta
religiosidad un vecino de cierto caserío de la Barriada se negó a presentar
su res. Llegada la hora de sacrificarla, inútilmente esperó el Síndico
de la Barriada, acompañado del Alguacil y el matarife, en la plazuela
de la Ermita. Tal como se había susurrado ya, el etxekojaun del caserío
de turno, se negaba. Pretextaba que su casería no pertenecía a la Barriada;
y que si la vez pasada su padre se había prestado, lo había hecho
indebidamente...
El Síndico requirió la presencia del Fiel de Fechos o Escribano Público
y de Número, y todos se presentaron en el caserío de autos, que,
por cierto, distaba su buena legua, monte arriba y camino enormemente
costanero, como muchos más de aquella contornada.
La escena a la puerta del caserío fue violenta y solemne. El Síndico
requirió al etxekojaun una, dos y tres veces; y el tieso etxekojaun se
negó otras tantas a toda avenencia. El Fiel de Fechos levantó acta. Y el
Síndico, al despedirse, añadió con solemnidad : "Que los Santos Mártires
te demanden, como mereces, este contrafuero".
Y, cuesta abajo descendieron en solemne silencio, como dando lugar
a que el cielo fraguase su venganza por este feo que el mal vecino hacía
a los Santos Mártires... pero, como hombres prácticos, arbitrando al
mismo tiempo el modo cómo no faltase al día siguiente "la Caridad" a
los Romeros de Oxirantzu.
Apenas bajaron a la Ermita, y en la plazuela empezaron a conferir
sobre cuál era el caserío que al año siguiente estaba de turno en la prestación
de la res, y sobre si habría en él cosa apropiada, cuando...
* * *
... en el caserío de la negativa, acostados ya todos, pero no con mucho
sueño después de la violenta escena de hacía dos horas —"Los Santos
te lo demanden" ..— en la cuadra del ganado se siente un extraño estrépito
de cadenas que se sueltan espontáneamente y puertas que se
abren sin que nadie las toque, y que el ternero destinado al sacrificio de