7. - Euskerazaintza

450 MANUEL DE LEKTJONA. OBRAS COMPLETAS
baron los ladrones, y con piedras dándole
golpes... y tirándolo por tierra lo
arrastraron por los suelos y con rabia
lo pusieron doce veoes debajo de los
pies, y allí en el suelo... y con fiestas
e irrisiones le clavaban hasta romperse
las espinas... y fue tanto lo que el Señor
sintió estas profanaeiones, que empezó
a llorar...
pág. 46, lín. 7 :
Mira, alma mía, la cara de la Imagen
de tu Jesús, y verás lo que te
quiere; mírasela bien despacio, y la
verás denegrida... llena de sangre, de
polvo y de asquerosas salivas; sembrada
de sangrientas lesiones... Míralo arrastrado
por el suelo... Míralo bien, alma
mía,... y no verás otra cosa más que
llagas y sangre y la boca abierta... Oh
Jesús de mi alma, cuánto os cuesta miestra
salvación! Dadme... las luces de
vuestro conocimiento, y concededme las
llamas de vuestro puro amor y tiempo
para recibiros Sacramentado, y que muera,
Jesús mío, con la asistencia visible
de vuestra Santísima Madre, dando la
última respiración de mi vida entre vuestros
divinos brazos y esas amorosas y
dulces llagas para eternamente amaros
en vuestro Reino!
PROFECIAS DE LA M. RAFOLS (Domingo
de Arrese-Barcelona-1940).
pág. 426, lín. 18 y sig.
No olviden nunca (porque es muy
digno de notar) que, siendo nuestro Redentor
tan benigno y misericordioso con
los pecadores, sin embargo de tanta piedad,
fue tan formidable con los profanadores
del sagrado templo, arrojándo-
(10) Edic. 1912, pág. 257 y sig.
que sacramentado ha entrado en tu pecho?..
Tu divino Jesús... voluntariamente
se entregó a padecer por tu amor...
Le prendieron de reoche como a ladrón
facineroso, y á&adole golpes y empellones
lo derribaron en tierra y lo arrastraron
y acocearon y pusieron debajo
de sus pies, y allí en el suelo... y con
fiestas e irrisiones le pusieron la corona...
y fue tanto el dolor que el Señor
sintió en este martirio, que empezó a
llorar...
pág. 178 y sig.
Mira, alma mía,... mírale a la cara,
verás lo que te quiere; mírasela por tu
amor afeada, denegrida, hinchada, llena
de sangre, de polvo y de asauerosas
salivas; mírala abofeteada y sembrada
de sangrientos cardenales... Míralo caído
y arrastrado por el suelo... Míralo
bien, alma mía... y no hallarás otra cosa
que clavos cruz, llagas, sangre... Ta
boca abierta... Oh Jesús de mi alma,
y qué caro, Señor, os ha costado mi
amor!.. Atendedme... dándome las luces
de vuestro conocimiento y concediéndome
las llamas de vuestro amor
y tiempo para recibiros sacramentado, y
que muera con la asistencia de vuestra
Madre dando la úttima respiración de
mi vida entre esas amorosas y dulces
llagas para eternamente amaros en la
Gloria.
DESPERTADOR EUCARISTICO, 1819
pág. 132 y sig. (10)
Es muy digno de notar, que siendo
el Sefior la misma benigniáad y que
no había venido a buscar justos sino