7. - Euskerazaintza

408 MANUEL DE LEICUONA. OBRAS COMPLETAS
a cambiar de sujeto, lo que en la Escolástica se suele decir "cambio
de medio de argumentación"; de "cueva artificial" vamos a pasar a
"cueva natural", sin que ello invalide la fuerza de nuestra exposición.
La razón es que en ambos casos lo sustancial de la cosa es idéntico, y lo
que varía es solo lo accidental. Y no es que queramos recurrir a aquello
de que, "cueva por cueva, tan cueva es la una como la otra", y que lo
que cambia es lo de "artificial" a "natural". Nos damos períecta cuenta
de que en las cuevas artificiales de que hemos hablado hasta ahora,
hay algo que es sustancial a nuestro caso : su evidente destinación sacral
(su orientación, su "nicho-altar" etc), destinacíón sacral lograda
precisamente por el elemento artificial. Nos hace falta, por tanto, algo
que sustituya en la cueva natural a ese evidente elemento de destinacion
sacral de la cueva artificial, algo que haga de puente entre ambas cuevas
en este terreno.
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Para nosotros esa especie de puente —que autorice el cambio de
medio —se halla, ya que no en la "forma eclesial del inmueble", si en
algo que en un terreno menos material, es algo equivalente; y son las
advocaciones hagiográficas, de Santos —Santos de la Edad Media precisamente—
de las cuevas naturales a que nos referimos; Santos Comó
San Román, San Tirso, San Quíliz, Sandrati, Sandailli, Santi Mamin,
Zipirio, etc, unido todo ello a circunstancias geográficas que también
pesan mucho en la división de las cuevas, en "artificiales" y "naturales",
en conjunción, como es natural, con la popularidad —digamos igual,
"moda"— de la Vida Eremítica de las épocas a que nos referimos.
En efecto, y en primer término, hay en nuestro caso una marcada
distribución geográfica entre las cuevas naturales y las artificiales. Las
artificiales están localizadas en una Sierra —Sierra de Izkiz de Treviño—
cuya composición lítica es de lo que el pueblo llama "piedra
franca", es decir, roca arenisca, nada propicia por un lado para cuevas
naturales y sí mucho por otro lado para las artificiales, roca arenisca
nada difícil de horadar con un simple pico de hierro, para con él abrir,
primero una galería, y muy luego una habitación.
Por el contrario, las cuevas naturales están localizadas en Sierras
de dura piedra caliza, tan propicia para las cuevas naturales, tales como