7. - Euskerazaintza

FAMILIA DE LA M. CANDIDA 385
Dios... Y, sin embargo a nuestro Iñigo de Loyola no se le ocurre tal fórmula
para sus Ejercicios; y no ciertamente porque desconociera el valor
d.e las Virtudes Teologales en la Ascética y Mística Cristianas; es
que en su ánimo pesaba enormemente —pesaría toda la vida— el gran
concepto del "servicio", concretamente el servicio cortesano, que él tan
bien conocía por su vida...
En la Cort.e se vive para eso : hay quien se dedica a la tdabanza, es
decir, el poeta juglar, que al son de la vihuela, canta las loas de la Señora
y trova las proezas del Señor y labra sus crónicas rimadas... Hay
quien organiza los homenajes del Señor, las reverencias —-siemprje que
él parte de su Palacio para la guerra, o vuelve de ella, o va a acompañar al
Rey en sus expediciones, guerreras o pacíficas, o regresa de una temporada
más o menos larga de ausencia de sus mansiones, entonces todo el Palacio
se viste de gala y toda la servidumbre hace su homenaje al Señor—; el
homenaje, la "reverencia" era una parte, de las más vitales, de una
Corte de aquellas épocas caballerescas... Hay además, quien humildemente
y con menos boato, "sirve"... sirve en la previsión, sirve en la
administración, sirve en la mesa, sirv.e en la cacería, sirve en la guerra,
sirve en los tratos diplcmáticos del Señor... —Nuestro Iñigo Uegó a despachar
comisiones muy delicadas de tipo diplomático en la guerra de
los Comuneros en Guipúzcoa por encargo del Duque de Nájera, en cuyo
nombre vino también a la Provincia, a hacer una leva de soldados para
la guerra de Navarra (1522)... Estos servicios y aquellos homenajes y alabanzas
de sus años de criado, sin duda, quedaron muy grabados en su
espíritu, y lo tiñeron d.e su sabor, en forma tal, que, al haber de resumir
la doctrina fundamental de sus Ejercicios Espirituales, no le acudió
a la mente otra cosa mejor que esta : "El hombre es nacido para ser un
cortesamo de Dios, alabándole, homenajeándole y sirviéndole humilde
y eficazmente".
San Ignacio, no sólo sería criado, sino que asimiló hasta la médula el
espíritu de "criado" de Dios"... del Señor "que no se pudiese morir",
como dijo un día memorable uno de sus más perfectos discípulos, San
Francisco de Borja : servir, servir...
Puesta así la cosa, se explica no solo que San Ignacio de Loyola
sirviese, sino que su espíritu de servicio haya proporcionado a la Gloria
de Dios tanto provecho. Como también se explicaría que nuestra M. Cándida
hubiese sido en sus años jóvenes "sirvienta", y no solo para su for-
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