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7. - Euskerazaintza

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FAMILIA DE LA M. CANUIUA 381<br />

sin embargo. Nosotros podríamos suplir esta deficiencia, aunque nunca<br />

con la gracia y la sal del buen Padre andoaindarra.<br />

Hoy las cosas han cambiado mucho, merced a la evolución indus-<br />

•tria'l de la Provincia, que presta facilidades para que las hijas se empleen<br />

en las fábricas sin abandonar la casa paterna. Pero no están lejanos los<br />

tiempos en que, aun casas de buen mayorazgo —de infazones en Navarra,<br />

hidálgos como quiera en Guipúzcoa, Vizcaya y Alava— enviaban a<br />

sus hijas a servir... eso si, ordinariamente en plan de buena selección de<br />

la casa destinataria —lo que 'se llama "una casa buena"— muchas veces<br />

dentro de una especie de tradición familiar, de madres a hijas o de tías<br />

a sobrinas, sirviendo casi hereditariamente en el seno de una misma<br />

familia, en la Capital o población importante... muchas veces como recurso<br />

para la educación y formación social de las chicas, no de otro modo<br />

a como hoy se las envía para ello a los Colegios .. El; Mayorazgo de<br />

la casa sé encargaría de aprontarles a su debido tiempo la conveniente<br />

dote para el casamiento; casamiento que muchas veces se haría con intervención<br />

o consejo de los familiares de permanencia tanto como de los<br />

de prQcedencia .. Y la chica entre tanto engrosaría su dote con los sueldos<br />

acumulados integramente durante los años de servicio, para venir a<br />

casarse en definitiva también ella a lo mejor, con otro mayorazgo de no<br />

menor categoría que su hermano mayor. Era costumbre del país. Costumbre<br />

que revelaba eso, que en el concepto de nuestras gentes, no desmerecía<br />

lo más mínimo socialmente el salir a servir, el neskane joatea•••<br />

Naturahnente ello, como hemos dicho, suponía y requería un buen<br />

encauzamiento y selección en la operación. Ellas no habrían de ir a<br />

mesones en plan de aquellas desgarradas "maritornes" que nos pintó<br />

con tanta maestría la pluma de Cervantes; ni tampoco en plan de las zafia8<br />

"gildas", ridiculizadas por la Comedia del siglo XIX. El plan de<br />

servicio de que tratamos —el servicio que prestó nuestra M. Cándida<br />

en aquel plan de dignidad guipuzcoana— era muy otro. Tan otro que<br />

nuestro P. Larramendi no hubiera tenido enpacho en decir que bien<br />

se veía que San Vicente de Paul no había nacido en Guipúzcoa; que, de<br />

ló contrario, no hubiese impuesto para el ingreso en su Instituto Religioso<br />

aquella condición de "no haber servido"; sus Hijas hubiesen sido<br />

tan hidalgas y nobles, lo mismo no habiendo servido, como habiendo<br />

servido en el plan que decimos... Así se hubiese expresado nuestro insigné<br />

e ingeniosó P. Larramendi.

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