7. - Euskerazaintza

356 MANUEL DE LEKUONA.—OBRAS COMPLETAS
yola, Juan Pérez de Loyola, que, por rebeldía y desacato a la Provincia,
fue confinado en Villa Ximena; y en aquella población andaluza permaneció
cuatro años, desde 1452 hasta 1456.
Del año siguiente, 1457, fue el decreto del derribo de las Torres. A
los pocos años, el de 1469, tiene lugar en Guipúzcoa otro acontecimiento,
que contribuye poderosamente a la misma finalidad, del cese de los odios
banderizos y restablecimiento de la paz : la aparición moravillosa de
Ntra. Sra. de Aránzazu.
Es el momento en que, abundando en el mismo espíritu de pacifiçación,
las Torres vascas evolucionan, convirtiéndose en Palacios algunas,.
y otras en simples baserri o caseríos de labranza. A la época de las
luchás, sucede ahora la época de paz. Las mansiones guerreras, que, de
defensa de la Provincia, habían degenerado en guaridas para mejor ofenderse
los hijos del País mutuamente, aquellas mansiones guerreras se
convierten en mansiones de paz, con más o menos lujo, según las posibilidades
de sus dueños. Unas, como decimos, se reedificaron en plan de
Palacio; otras, en plan de caserío.
Uno de los casos típicos de reedificación en plan de palacio, fue
el de Loyola. El desterrado etxekojaun, D. Juan Pérez de Loyola, trajo
sin dúda de Andalucía para su palacio loyoleo, la moda de las construccionés
a base de ladrillo, en estilo que se llama mudéjar; y en aquel estilo
reedificó la parte alta, a partir del primer piso, de su desmochada
Torŕe, que en otro plán las Leyes de la Provincia no le hubieran consentido
ŕeconstruir; y és el Palacio de Loyola, tal como lo conocemos... y
tal como estaba cuando nació en él San Ignacio : planta baja de piedra
—muro dé más de un metro de grosor— y primer piso y segundo de ladrillo,
en combinaciones muy bellas y curiosas propias del estilo mudéjar.
* * *
Y una pregunta en este punto : ,;también los Berrospe fueron de
los banderizos? Oñacinos?, Gamboinos?, de los de las muertes, incendios
y talas?
Nada sabemos. Pero hay indicios que hacen sospechar que los dueños
de nuestra Torre no eran, como los Loyola, de uno de aquellos bandos.
contendientes en las luchas fraticidas. Es muy significativo a este
propósito que el libro de las "Bienandanzas e Fortunas" de Lope Garcíá