7. - Euskerazaintza

354 MANUEL DE LEKUONA. OBRAS, GOMPLETAS
como lo diremos luego más ampliamente. Aparte estos dos elementos, lo
más elocuente es la largura y anchura del inmueble, pieza de 35 pasos,
por 30; dimensiones que tenían que dar un conjunto de torre de las más
espaciosas del País. Loyola tenía sólo 22 por 22 pasos Véase una vez más
la Torre de Lesaca.
- Así fue, pues, nuestra soberbia Torre de Berrospe, hasta que, llegó
la orden de derŕibo, orden que por igual afectaba a las que había en
grandísimo número en Guipiízcoa y Vizcaya.
DE TORRE A PALACIO
Hecha la descripción de los edificios y la explicación de su destino
medieval, pasemos ya a la historia de los derribos, que, al mismo tiempo,
es la historia de la conversión de la Torre en Palacio o jáuregui.
Como lo hemos dejado consignado arriba, las Torres fuertes formaban
parte del sistema defensivo que tenía la Provincia contra las incursiones
enemigas. Los Señores de las Torres tenían hecho un contrato
con la Provincia, por el que, a cambio de ciertos tributos y derechos de
: peaje, etc, que les concedía ésta, ellos se encargaban de lo que se llamaba,
con un nombre hoy muy de moda, "el Seguro" de la Provincia, es
decir, el servicio de defensa en casos de invasión enemiga.
Estas invasiones contra Guipúzcoa procedían ordinariamente, como:
lo hemos anticipado ya, de Gascuña y de Navarra; y solían ser tan frecuentes
unas u otras en la Edad Media, que sólo el valle de Oyarzun, ]
aparte las Torres fuertes, solía tener dispuestos y armados, 600 olaguizones,
obreros de las Ferrerías del Valle, que, al propio tiempo que tra-;
bajaban en la fabricación del hierro, solían estar preparados en todo;
momento a repeler las invasiones que, cuando menos se pensaba, ve-;
nían contra el Valle, de aquellas partes de Gascuña y Navarra.
Una de estas agresiones —^una de las últimas, y, por lo mismo, quizás,
la mejor recordada por la Historia de Guipúzcoa— fue la de la famosa
batalla de Beotíbar en la zona de Tolosa el año 1321, en la que
hubo 7.000 muertos de los navarros y franceses invasores, y de la que,
aparte otras, ha quedado constancia en la literatura oral del País, en
aquella copla que dice :