7. - Euskerazaintza

3A8 MANUEI. DE LEKUONA. OBRAS COMPLETAS
podía derivar muy fácilmente de la corriente del riachuelo, que entonces
posiblemente llevaría más agua que hoy (3).
Tal era la posición de nuestra Torre de Berospe. Junto al Errege
bide, o calzada Real y junto al río, con unos fosos de dos a tres metros
de profundidad, y con un puente levadizo en la fachada que mira al
pueblo, por cuyo arco gótico entrarían y saldrían en tiempo de paz los
señores y sus hijos y familiares, y en tiempo de guerra los defensores,
que siempre serían un fuerte de cuarenta a cincuenta hombres, que tras
los recios muros de la Torre o encaramados en lo alto del almenar del
remate de la misma, impedirían el paso de los invasores al interior de
la provincia.
Pasemos ya a la parte constructiva de la Torre. Nada más oportuno
para esta explicación, que la vista de uno de estos edificios. Vais a ver
en dibujo un poco visible, la Torre de Loyola, tal como era antiguamente
ántes de que una orden conjunta del Rey y la Provincia la desmochase
y antes de que se convirtiese en lo que es actualmente, que, al
igual de nuestro Berrospe, es una Casa Palacio. Antes de que fuese el
actual Palacio de Loyola, tenía esta traza (vista de la reconstrucción de
J. de Yrízar).
La parte baja de la Torre es un muro de metro y medio de grosor
aproximadamente. A través del grueso cuerpo, hay varias saeteras, que
en Loyola, con el tiempo (cuando se inventó la pólvora" y se introdujo
la artillería) se convirtieron en troneras, con un ensanchamiento circular
en el punto medio de la alta saetera, ensanchamiento donde asomaba
la boca de un mortero o cañoncete —como aquel cañoncete que tenía
ia casa de San Luis Gonzaga, y a cuyos artilleros encargados robó una
vez el pequeño Luis aquella poquita pólvora con que se quemó la cara—-.
La casa de San Ignacio tuvo también sus cañoncetes. No así Berrospe, la
casa de la M. Candida. Esta sólo tuvo altas saeteras, que aun hoy se
(4) Hace unos años hubo de practicarse una operación de cata junto al edificio
por su lado N. E., hallando tres estratos de tierra, el primero y más somero correspondiente
al relleno de las últimas obras, el segundo al de la carretera del circuito
automovilístico, y por fin el más profundo, al del foso de la Torre, en el fondo del
cual se ballaron ciertos restos de alcantarilla o condución subterránea de agua.