7. - Euskerazaintza

LOS SUCESOS CALCEATENSES DE 1224 • 1234 259
en nuestro caso el Cabildo prefirió dárselo al Rey antes que al ambicioso
Magnate riojano (16).
Por lo que afecta a la conducta del Rey en todo este asunto, para
satisfacción de los que extrañen que un Rey Santo hiciese tanto hincapié
en un asunto como este de un Señorío sobre una Villa, y más aún en la
forma anticanónica con que procedió en este caso, diremos lo que un
prestigioso historiador decía a otro propósito (hablando de San Gregorio,
el Papa Hildebraiido, y de su política con respecto a España): "no
todas las acciones de los Santos son santas... Los mismos Santos más virtuosos
han confesado sus yerros y equivocaciones aun en la época de su
mayor fervor; pues durante esta vida mortal ninguno está exento de
ellos sin un especial favor... Sus errores eran hijos del tiempo y las circunstancias,
no de pasiones ruines y mezquitas" (17).
Por lo demás son bastante conocidas las repetidas resistencias del
Santo Rey aun a Bulas Papales. Nosotros recordaremos aquí dos o tres
casos muy cercanos a nuestros acontecimientos.
Desde luego hay Bula de Gregorio IX en que se recoge expresamente
el hecho de su resistencia al Traslado de la Sede Calagurritana a la
Calzada. Es la Bula Carissimus in Christo Filius noster, Anagni, 16
Febr. 1233 (18).
"Illustris Rex Castelle et legionis gravi nobis conquestione monstravit,
quod Calagurritane Sedis translatio quam fecit Venerabilis Frater Noster Calagurritanus
Episcopus, in eius cedit preiudicium et sui Regni periculum et gravamen.
Antes de aquella fecha, Honorio III tuvo que amenazarle con proceder
en justicia contra él, si no deponía su actitud para con el Obispo
de Segovia D. Bernardo, a quien no permitía tomase posesión de su Sede
(Bula Nec nos deceret, de 3 de Abril, 1225) :
(16) A la «azón los pueblos repugnaban insistentemente la coyunda de los Señores;
gustaban más de ser Villas y Ciudades Realengas; y eon razón: el régimen
de los Reyes era ordinariamente menos oneroso y «obre todo menos arbitrario que
el de los Señores, Condes, Duques o Marqueses. Por eso, cuando una Ciudad o Vi.
lla pasabá, por cualquier contingencia, a depender directamente del Rey o ser Realenga,
suplicaba insistentemente al Monarca que no la enajenase a Señor alguno.
(17) D. VICENTE DE LAFUENTE. Historia Ecca- de España. Barcelona, tom. II,
,pág. 214.
(18) DEMETRIO MANSILLA, op. cit. pág. 300.