Programa en PDF - Fundación Juan March
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que albergaba, cada una de las cuales requería música para<br />
festividades especiales. Pero era también una consecu<strong>en</strong>cia<br />
de la posición de V<strong>en</strong>ecia <strong>en</strong> el recorrido turístico del “grand<br />
tour”. Especialm<strong>en</strong>te durante el Carnaval (<strong>en</strong>tre la Navidad y<br />
la Cuaresma), la ciudad se ll<strong>en</strong>aba de visitantes que necesitaban<br />
alojami<strong>en</strong>to, comida y diversas formas de <strong>en</strong>tret<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to,<br />
y V<strong>en</strong>ecia satisfacía todas las necesidades.<br />
Carnaval y cortesanos<br />
Uno de estos visitantes, <strong>en</strong> el verano de 1608, fue el inglés<br />
Thomas Coryate. Señaló con sorpresa cuán musical era la<br />
ciudad: escribió sobre las fiestas religiosas a las que asistió,<br />
sobre la música <strong>en</strong> las calles y <strong>en</strong> los canales, y sobre cómo<br />
las cortesanas v<strong>en</strong>ecianas cantaban y tocaban el laúd como<br />
una parte más de su profesión. Estas mujeres confiaban <strong>en</strong> su<br />
ing<strong>en</strong>io, y <strong>en</strong> sus cuerpos, para ganarse el favor de sus cli<strong>en</strong>tes:<br />
eran muy duchas <strong>en</strong> la conversación, <strong>en</strong> las artes y <strong>en</strong> el<br />
sexo. En el extremo superior del escalafón, las cortesanas se<br />
asemejaban a amantes nobles; <strong>en</strong> el inferior, eran prostitutas.<br />
Barbara Strozzi se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> el extremo superior. Era<br />
probablem<strong>en</strong>te la hija ilegítima del poeta v<strong>en</strong>eciano Giulio<br />
Strozzi y, como tal, eran muy pocas las posibilidades que t<strong>en</strong>ía<br />
bi<strong>en</strong> para el matrimonio, bi<strong>en</strong> para llevar a cabo una carrera.<br />
Pero fue una de las pocas mujeres que publicó canciones<br />
a solo –o cualquier tipo de música, <strong>en</strong> realidad– <strong>en</strong> este<br />
período, y su “Eraclito amoroso” constituye un bu<strong>en</strong> ejemplo<br />
del arte que debe de haber utilizado tan bi<strong>en</strong>. Se trata de una<br />
“cantata”, un nuevo término para una canción a solo que suele<br />
dividirse <strong>en</strong> distintas secciones, algunas de las cuales están<br />
escritas <strong>en</strong> un estilo declamatorio, mi<strong>en</strong>tras que otras lo están<br />
<strong>en</strong> otro más melodioso. Strozzi imagina al amante (masculino<br />
o fem<strong>en</strong>ina: la voz poética no está clara) como el filósofo<br />
griego Heráclito, cuyas cre<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> la eterna mutabilidad del<br />
universo concuerdan con las vicisitudes del amor. “Escuchad,<br />
amantes”, comi<strong>en</strong>za <strong>en</strong> un recitativo apropiadam<strong>en</strong>te declamatorio.<br />
Pero cuando habla de los sollozos, lágrimas, dolor y<br />
gemidos que dominan su vida, se decanta por un estilo mu-