Programa en PDF - Fundación Juan March
Programa en PDF - Fundación Juan March Programa en PDF - Fundación Juan March
II Tarquinio Merula (ca. 1594-1665) El me tira nott’e dì, de Curtio precipitatio et altri capricii. Libro secondo Claudio Monteverdi Quel sguardo sdegnosetto, de Scherzi musicali cioè arie et madrigali Sì dolce è’l tormento, del Quarto scherzo delle ariose vaghezze Alessandro Piccinini (1566-ca. 1638) Chiaccona Mariona alla vera spagnola, de Intavolatura de liuto. Libro secondo Benedetto Ferrari (1603/4-1681) Son ruinato, appassionato, de Musiche varie Giovanni Felice Sances (1600-1679) Usurpator tiranno, de Cantade. Libro secondo Benedetto Ferrari Voglio di vita uscir, de Musiche varie. Libro secondo Ascanio Mayone (ca. 1565-1627) Toccata IV, del Libro secondo di diversi capricci per sonare Claudio Monteverdi Lamento d’Arianna Raquel Andueza, soprano LA GALANÍA Jesús Fernández Baena, tiorba César Hualde, guitarra barroca Bérengère Sardin, arpa 2º 47
48 Historia de dos lamentos En el estreno de la ópera Arianna, de Claudio Monteverdi, que se celebró en Mantua el 28 de mayo de 1608, los nobles que integraban el público, según se nos cuenta, se emocionaron hasta el punto de verter las lágrimas. En concreto, lloraron en el largo lamento confiado al personaje que da título a la ópera mientras lo interpretaba la famosa cantante y actriz Virginia Andreini. Ariadna se ha fugado con Teseo, que más tarde la deja abandonada en la isla de Naxos. Lasciatemi morire, implora ella quejumbrosa: “Dejadme morir, dejadme morir”. El Lamento d’Arianna es la única parte de la ópera que se ha conservado, en gran medida debido a su popularidad: según el florentino Severo Bonini, en un escrito fechable en torno a 1650, casi todas las instituciones musicales poseían una copia de la pieza. Constituye también un ejemplo fundamental del poder del nuevo estilo de recitativo desarrollado en las primeras óperas. Sin embargo, no a todo el mundo le gustaba la ópera. Los cortesanos nobles preferían formas más activas de entretenimiento en las que pudieran participar directamente, como ballets de corte o torneos festivos. En cuanto al recitativo, quienes escucharon la Euridice de Jacopo Peri en Florencia en 1600 tuvieron la sensación de que “se parecía muchísimo al canto de la pasión”, es decir, demasiado morosa y demasiado similar al canto llano. La idea del discurso musical declamatorio era algo que estaba muy bien, pero, a pesar de sus credenciales humanistas, cansaba al oído. En suma, ¿dónde estaban las buenas melodías? La “nueva música”, por supuesto, daba cabida a las buenas melodías por medio de joviales arias estróficas: ya hemos oído algunas de las de Caccini, y antologías como Affetti amorosi (1618), de Giovanni Stefani, estaban plagadas de ellas. Pero resultaría inverosímil que Ariadna se lamentase cantando una canzonetta. Los textos serios demandaban música seria y, al menos por el momento, la música seria era el recitativo.
- Page 1 and 2: CICLO DE MIÉRCOLES MONTEVERDI Y LA
- Page 3 and 4: Ciclo de miércoles: “Monteverdi
- Page 6 and 7: Coincidiendo con el estreno en 1607
- Page 8 and 9: Las definiciones revisten importanc
- Page 10 and 11: Gonzaga, duque de Mantua, que mante
- Page 12 and 13: SELECCIÓN BIBLIOGRÁFICA - Paola B
- Page 14 and 15: II Sigismondo d’India Cara mia ce
- Page 16 and 17: su amada Eurídice. No es de extra
- Page 18 and 19: estróficas mientras cantan las del
- Page 20 and 21: Desprez, “Mille regretz”). Aunq
- Page 22 and 23: Estoy enamorado de un cabello dorad
- Page 24 and 25: Amor me vuelve alado Amor me vuelve
- Page 26 and 27: Ay, ven a endulzar mi amargo dolor.
- Page 28 and 29: están adornadas las almas, y en lo
- Page 30 and 31: pues mis suspiros los tuyos provoca
- Page 32 and 33: ¿Dónde, pobre de mí? ¿Dónde, p
- Page 34 and 35: Veré a mi sol Veré a mi sol, ver
- Page 36 and 37: ¿Dónde, dónde te has ido, único
- Page 38 and 39: viudo antes que esposo de mi desead
- Page 40 and 41: No habré de temer el abismo de la
- Page 42 and 43: mi ardiente pasión: con vuestro al
- Page 44 and 45: Amor, decía, mirando el cielo, par
- Page 46 and 47: La Chimera Eduardo Egüez, director
- Page 50 and 51: Monteverdi se traslada a Venecia En
- Page 52 and 53: sical diferente. La línea de bajo
- Page 54 and 55: en recitativo, sino más bien en un
- Page 56 and 57: Hermosa mía Hermosa mía, mi coraz
- Page 58 and 59: Heráclito amoroso Escuchad, amante
- Page 60 and 61: indaros una idea cabal de mi pasió
- Page 62 and 63: Mi amado bosque de oro, riquísimos
- Page 64 and 65: Locura del mondo Pobrecillo, qué v
- Page 66 and 67: Alocado, si no sabes prepararte a t
- Page 68 and 69: Quiero dejar esta vida Quiero dejar
- Page 70 and 71: Él me dispara noche y día con el
- Page 72 and 73: Armaos, pupilas, de acerbísimo rig
- Page 74 and 75: En fuego y en hielo no encuentro re
- Page 76 and 77: Estoy perdido, abatido, ya siento c
- Page 78 and 79: Con desdén, en medio de su pasión
- Page 80 and 81: Lamento de Ariadna Primera parte ¡
- Page 82 and 83: te abrazarán felices, y yo ya no v
- Page 84 and 85: ¡Desdichada! ¿Aún albergo una es
- Page 86 and 87: La Galanía Jesús Fernández Baena
- Page 88 and 89: Juan Sancho, tenor Mariví Blasco,
- Page 90 and 91: de poesía La lira (1614). La idea
- Page 92 and 93: quio, cuyas sucesivas sílabas brev
- Page 94 and 95: Frontespicio de Fiori poetici, cole
- Page 96 and 97: El combate de Tancredo y Clorinda (
48<br />
Historia de dos lam<strong>en</strong>tos<br />
En el estr<strong>en</strong>o de la ópera Arianna, de Claudio Monteverdi,<br />
que se celebró <strong>en</strong> Mantua el 28 de mayo de 1608, los nobles<br />
que integraban el público, según se nos cu<strong>en</strong>ta, se emocionaron<br />
hasta el punto de verter las lágrimas. En concreto, lloraron<br />
<strong>en</strong> el largo lam<strong>en</strong>to confiado al personaje que da título<br />
a la ópera mi<strong>en</strong>tras lo interpretaba la famosa cantante y actriz<br />
Virginia Andreini. Ariadna se ha fugado con Teseo, que<br />
más tarde la deja abandonada <strong>en</strong> la isla de Naxos. Lasciatemi<br />
morire, implora ella quejumbrosa: “Dejadme morir, dejadme<br />
morir”. El Lam<strong>en</strong>to d’Arianna es la única parte de la ópera que<br />
se ha conservado, <strong>en</strong> gran medida debido a su popularidad:<br />
según el flor<strong>en</strong>tino Severo Bonini, <strong>en</strong> un escrito fechable <strong>en</strong><br />
torno a 1650, casi todas las instituciones musicales poseían<br />
una copia de la pieza. Constituye también un ejemplo fundam<strong>en</strong>tal<br />
del poder del nuevo estilo de recitativo desarrollado<br />
<strong>en</strong> las primeras óperas.<br />
Sin embargo, no a todo el mundo le gustaba la ópera. Los<br />
cortesanos nobles preferían formas más activas de <strong>en</strong>tret<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to<br />
<strong>en</strong> las que pudieran participar directam<strong>en</strong>te, como<br />
ballets de corte o torneos festivos. En cuanto al recitativo,<br />
qui<strong>en</strong>es escucharon la Euridice de Jacopo Peri <strong>en</strong> Flor<strong>en</strong>cia<br />
<strong>en</strong> 1600 tuvieron la s<strong>en</strong>sación de que “se parecía muchísimo<br />
al canto de la pasión”, es decir, demasiado morosa y demasiado<br />
similar al canto llano. La idea del discurso musical declamatorio<br />
era algo que estaba muy bi<strong>en</strong>, pero, a pesar de sus<br />
cred<strong>en</strong>ciales humanistas, cansaba al oído. En suma, ¿dónde<br />
estaban las bu<strong>en</strong>as melodías?<br />
La “nueva música”, por supuesto, daba cabida a las bu<strong>en</strong>as<br />
melodías por medio de joviales arias estróficas: ya hemos oído<br />
algunas de las de Caccini, y antologías como Affetti amorosi<br />
(1618), de Giovanni Stefani, estaban plagadas de ellas. Pero resultaría<br />
inverosímil que Ariadna se lam<strong>en</strong>tase cantando una<br />
canzonetta. Los textos serios demandaban música seria y, al<br />
m<strong>en</strong>os por el mom<strong>en</strong>to, la música seria era el recitativo.