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Lejos del nido

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*<br />

Juan José Botero<br />

A paso largo salió el comisario, y retomando a poco, recibió el exhorto,<br />

siguiendo a desempeñar su encargo.<br />

XX<br />

La Compañía Albertini, cuando dejó a Rionegro, tomó la vía <strong>del</strong> Norte,<br />

viniendo a hacer parada en Amalfi, por dos razones, por enfermedad de uno de<br />

los volatineros y por creer que allí podrían trabajar con buen éxito.<br />

el día que salieron de Rionegro, dieron a Andrea un caballejo mataloncito<br />

que apenas si se movía, razón por la cual, la mayor parte <strong>del</strong> camino lo<br />

anduvo a pié.<br />

Cuando llegaron a Amalfi, ésta era ya muy otra, es decir que se andaba despejada,<br />

contagiada de la mucha viveza y desembarazo de Oliva, adquiridos por<br />

ésta en su larga carrera de volatinera; pero sin que aquélla en nada desmintiera<br />

su dulce carácter, su sencillo y al mismo tiempo aristocrático modo de ser, con<br />

ese no a aprendido ni estudiado aire señorial que le era innato.<br />

La permanencia de la Compañía en Amalfi debía ser de pocos días; pero<br />

como el volatinero enfermo era de lo bueno; el maestro Albertini, a su pesar,<br />

tuvo que hacer más larga de lo pensado la estación allí.<br />

Al fin, pasados unos días, el Director, con la impaciencia de quien carga<br />

con un gran pecado, contrató peones y caballerías para alzar el real de aquel<br />

pueblo.<br />

estaban en víspera de partir, y ya los maromeros se preparaban para tomar<br />

camino antes de amanecer <strong>del</strong> día, cuado un hombre desconocido en el lugar,<br />

con facha de peón expreso, llegó a la oración solicitando por el Alcalde, a quien<br />

encontró en su casa, y al cual entregó el pliego que en calidad de urgente remitiera<br />

el igual de Rionegro.<br />

Grande fué la sorpresa <strong>del</strong> empleado, pero en el acto puso en su puesto, y<br />

sabiendo la marcha de los maromeros al siguiente día, llamó dos agentes de su<br />

confianza y en persona se le presentó al volatinero y sin más preámbulos y frío<br />

como un código le dijo:<br />

—Vengo, como primera autoridad política <strong>del</strong> pueblo, a tratar un <strong>del</strong>icado<br />

asunto con usted.<br />

*<br />

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