You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
*<br />
Juan José Botero<br />
Así fue que, antes de dar principio al espectáculo, el volatinero buscó al<br />
indio y lo llevó a un ángulo <strong>del</strong> patio, casi a oscuras, y allí entre estos dos tipos,<br />
quedó conve<strong>nido</strong>:<br />
Que Albertini se llevaría a Andrea como una sirvienta, devolviéndola mas<br />
tarde.<br />
Que por vía de salarios a<strong>del</strong>antados, Mateo recibiría cincuenta pesos; sin<br />
que diera cuenta de esto a nadie, y<br />
Que esa misma noche se iría el indio, dejándola como parte de la Compañía…<br />
Resultado de aquella jornada:<br />
Venta simulada de Andrea.<br />
frote de manos <strong>del</strong> italiano, por la adquisición.<br />
Borrachera requintada por el Blandón en la cantina, y<br />
Que debido a esto fue puesto en la calle por los agentes de policía, cuando<br />
se terminó la función, que ni la vió, ni supo qué cosa era.<br />
Que el resto de la noche lo pasó éste durmiendo en la acera de la escuela,<br />
y cuando amaneció tomó camino de “el’ Arenal”, contando y recontando el<br />
dinero que llevaba en su embetunado guarniel, y reemplazando el conte<strong>nido</strong><br />
de la botella en cada venta de licor que hallaba al paso.<br />
Andrea pasó el domingo casi en encierro, porque a Albertini no le convenía<br />
que la vieran con ellos.<br />
Olivia iniciándola en todo aquel juego de gentes cosmopolita, que en Rionegro<br />
estaba como en su propio suelo, y que arreglaba viaje para seguir al siguiente<br />
día a Venezuela, a Chile, a italia, o a Turquía…como quien dice “permítame yo<br />
voy aquí a la cuadra y ya vuelvo”.<br />
Andrea, siempre indiferente a todo, sin que le preocupara otra cosa que el<br />
recuerdo de Luisa, había amanecido aquel día con el nombre de Carolina, porque<br />
a Olivia, como ya vimos, le parecía feo el que le daban.<br />
sin embargo, se le vió animarse y aun suspirar inconscientemente, cuando<br />
ésta, en todo lo que le refería de sus viajes, le habló otra vez de su enfermedad en<br />
el pueblo <strong>del</strong> sur de Antioquia, de los cuidados que por ella y su motu-propio<br />
había te<strong>nido</strong> aquella señora linda, rica y vestida de telas finas, aunque de luto;<br />
y de los agasajos de su hija, una pequeña señorita preciosa, menos grande que<br />
Carolina pero parecidísima a ésta.<br />
*<br />
73