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<strong>Lejos</strong> <strong>del</strong> <strong>nido</strong><br />
siendo las más de las veces amigos los púgiles, originado aquel moquetear <strong>del</strong><br />
mismo entusiasmo, la plétora de buen humor, y <strong>del</strong> espirituoso… que se sube,<br />
en medio de tal barahúnda.<br />
Y esta fiesta se sigue así hasta la tarde que comienza el desfile para Rionegro.<br />
Y Andrea?<br />
Aciago fue por cierto para ella aquel paseo, rodando todo el día de pelotón<br />
en pelotón, estrujada, magullada, hambreada, amén de los pellizcos y regaños<br />
que le menudeaba la vieja Romana, y siempre siguiendo a ésta y a su esposo,<br />
que por aquella vez no sabían de donde eran vecinos, según la perra cogieron<br />
desde que llegaron a san Antonio.<br />
Por la noche <strong>del</strong> día de la fiesta, vuelta a dormir a la choza de Juan Colorado;<br />
pero como no se repitió el baile, sobre una cama de gruesos palos pudo Andrea<br />
siquiera recostarse, durmiendo así el inocente sueño de aquella edad, para seguir<br />
el día siguiente tan mal ferida y con sus verdugos a “el Arenal”, donde a éstos<br />
les duro por muchos días la cantaleta de la pérdida <strong>del</strong> pañolón y la niña tornó<br />
a seguir la miserable vida que ya conocemos.<br />
XIII<br />
el indio Mateo Blandón, por echarla de rumboso y porque se sonara que<br />
había sido alférez en la fiesta de san Antonio, en compañía de su compadre<br />
Miguel Arenas, cuando menos lo percató, se vio metido en un gasto superior<br />
a su haber y pasó por él, por no salir deslucido, después de las ínfulas que se<br />
había dado con el alferazgo a medias. Así que, no sólo volaron los reales que le<br />
produjo la venta <strong>del</strong> tabaco de “Los Limones”, sino que también tuvo que irse<br />
sobre la marrana que amarrada en los higuerillos cuidaba y otras alhajas de la<br />
vieja, como unas cuentas de oro que ella con veneración guardaba.<br />
Con el motivo apuntado, el Blandón cogió una corajina de todos los<br />
diablos y a partir de aquella fiesta, montado en cólera a toda hora, redobló<br />
para con Andrea los malos tratamientos, los mismos que se hicieron extensivos<br />
a la vieja Romana, la cual, viéndose acosada por aquel zaíno tuvo que<br />
plantarle de fino!<br />
un día que Mateo se encontraba en la huerta desyerbando el maíz,<br />
como el sol se hallara un poco avanzado en su carrera y no fuera llamado a<br />
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