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Lejos del nido

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<strong>Lejos</strong> <strong>del</strong> <strong>nido</strong><br />

Andando, andando, Antonio se puso en el Retiro y para no dar a comprender<br />

el asunto que allí le llevaba, fingió compra de ganados.<br />

Y ronda que te ronda las calles, y atisba que atisba, llevando la vista por<br />

los rincones <strong>del</strong> pueblo, hasta que una mañana, estando cerca a la puerta de la<br />

iglesia, vió salir el grupo de marras, resultando <strong>del</strong> examen que a hurtadillas hizo<br />

de Andrea, que el aire de familia o semejanza a la de Antonio, era mucho más<br />

marcado de como lo notaron en el primer encuentro, sin que Andrea reparara<br />

en él por aquella vez.<br />

el grupo tomó la misma dirección que antes y Antonio siguió detrás a<br />

distancia conveniente como si tal cosa pasara, haciendo el desentendido.<br />

Y sucedió que a ese tiempo cruzara por allí, una de esas criadas pizpiretas,<br />

de las que en los pueblos corren las calles como mandaderas, que conocen a<br />

todo el mundo y que con todos tienen que ver.<br />

Antonio, aprovechando el lance, volvió hacia ella y señalando el grupo<br />

le dijo:<br />

—Oiga, niña, hágame el favor de decirme, ¿quiénes son estas señoras?<br />

—sí, señor, con mucho gusto, contestó la interpelada: la señora Directora<br />

de una escuela privada, es la de más edad y las otras señoritas, alumnas de la<br />

escuela.<br />

—Y, ¿dónde viven?<br />

—siguiendo esta calle abajo a las dos cuadras y a la derecha.<br />

—Y, ¿conoce las niñas?<br />

—Cómo nó, señor: las dos más bajas son campesinas, hijas de un señor<br />

Ruiz, y esa mona alta y zarca, he oído decir que es de esos lados de donde son<br />

las otras, pero no la conozco bien...<br />

—¿sabe su nombre?<br />

—Andrea la he oído llamar, cuando he ido a casa de esa señora a algún<br />

mandado.<br />

—Gracias, le dijo Antonio.<br />

—No hay por qué, señor, contestó la despabilada zamba y volteando de<br />

revuelo siguió su camino.<br />

Andrea... Andrea, siguió Antonio, el nombre no hace al caso; pero lo que si<br />

hace es el saber que esa señora que vá con ella no es su madre, sino maestra...<br />

¡vaya!, la primera entrada no ha estado mala.<br />

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