Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
*<br />
<strong>Lejos</strong> <strong>del</strong> <strong>nido</strong><br />
para dos jóvenes de buena posición, buenas entendederas, ricos y con facilidad<br />
de satisfacer hasta el más costoso capricho.<br />
Por lo dicho, Rosa y Jaime extrañaron al principio, pero luégo fueron habituándose<br />
a su nueva vida, llevándola apacible, de estudio y contemplaciones<br />
mutuas.<br />
Así encarrilados ya, un día entró Antonio a la pieza que ocupaba Matilde<br />
para costuras, se sentó cerca a ella, callado y pensativo y por largo rato nada se<br />
dijeron.<br />
De pronto, Matilde, aprovechando la ocasión rompió así:<br />
—Antonio, ya hemos visto cómo se fastidian los muchachos, extrañando<br />
la vida bogotana, cosa muy natural, pues aquí no se les presenta pasatiempo<br />
alguno. Míra, hijo: ¿por qué no los sacas a pasear? Arréglales viaje al centro de<br />
Antioquia: a Me<strong>del</strong>lín, a Rionegro, a Marinilla, Retiro... en fin que salgan, que<br />
conozcan, que se diviertan.<br />
—Matilde, contestó el esposo, tus anhelos serán cumplidos. Por una parte<br />
que no hay inconveniente y por otra que yo abundo en los mismos deseos.<br />
—Gracias, Toño, siempre complaciente y bondadoso.<br />
—¿Qué se puede negar a quien se ama? Ahora, para que el paseo sea completo<br />
debes ir con nosotros.<br />
—No, Antonio, ¡imposible!, articuló la señora, de un modo tan terminante,<br />
que Antonio no insistió en la exigencia, quedando pensativo, embelesado y en<br />
silencio por largo rato, hasta que de pronto y como saliendo de un punto que<br />
lo preocupara, llegándose a la puerta llamó:<br />
—¡Rosa!... ¡Jaime!...<br />
—Qué nos quiere papacito, dijo Rosa entrando.<br />
—Aquí estoy papá, expuso Jaime casi al mismo tiempo.<br />
—Cuanto celebro verlos, sobre todo a mamacita, de semblante tan alegre<br />
que parece nos fueran a dar alguna buena noticia.<br />
—Y, cómo nó, mis hijos, buena y muy buena, Matilde que se desvela por<br />
ustedes, ha te<strong>nido</strong> la feliz ocurrencia de inventarles un paseo, ¿adivinan para<br />
dónde?<br />
—¡A Bogotá!, exclamaron a un tiempo Rosa y Jaime.<br />
—No, eso nó, algo así parecido, dijo Antonio.<br />
—No acierto, expuso Rosa.<br />
—Yo menos, acentuó Jaime.<br />
*<br />
218