Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
*<br />
<strong>Lejos</strong> <strong>del</strong> <strong>nido</strong><br />
—Pero bien, dijo éste, al fin en tono un poco airado, ¿sábes o nó sabes<br />
algo?<br />
—¡Hombre!, así te quería ver, calientico. Algo sé, pero cómo puede uno<br />
entenderse con un loco?<br />
—¿Qué dices?, gritó Luciano temblando y plantándose con los brazos<br />
cruzados <strong>del</strong>ante de Daniel.<br />
—Que algo sé, sin que a esto se le pueda dar crédito... conversaciones...<br />
decires quizá sin fundamento.<br />
—¿favorables o adversos?<br />
—Pues… de cierto modo, favorables.<br />
—¡Dios santo!, exclamó Luciano fuera de sí, lo que sea… lo que sea....<br />
dímelo Daniel, y se dejó caer en la hamaca.<br />
—Pues, oye con calma, dejando los arrebatos, y vamos por partes, siendo lo<br />
primero decirte que yo me he retirado mucho de tu casa en estos días.<br />
—Bien, y qué?<br />
—Que nó pude seguir de “Los Charcos”, de allí he estado averiguando con<br />
emisarios por todas partes, y nada, hasta esta tarde que llegó una mujer desconocida<br />
a casa, una india de por ahí de esos lados de “el Chuscal”, y hablando<br />
con Gertrudis, la cocinera le dijo algo referente a un “isidoro Quirama” y a una<br />
“Andrea Blandón”. Me picó la curiosidad y preguntándole qué era la cosa, me<br />
dijo que el casamiento de estos se había frustado.<br />
Luciano, como movido por un resorte, saltó de la hamaca y abrazando a<br />
Daniel, le dijo:<br />
—Amigo, mi mejor amigo, tú sabes lo que hay, y quizás por <strong>del</strong>icadeza me<br />
has querido engañar como a un niño, temiendo... qué sé yo... esa cara placentera<br />
con que entraste, bien lo decía, que eras portador de buenas noticias... ¡Habla<br />
por Dios!...<br />
Aquí, Daniel, no pudiendo disimular más, estrechando a su amigo, le dijo:<br />
—sí, sí, lo sé: Andrea está libre de todo peligro... será tuya... la he visto....<br />
No necesitó de más, Luciano.<br />
No se acordaba ya de la herida.<br />
Y alborotó la casa.<br />
Llamó al sirviente a desensillar el caballo de Daniel, pues, ¿quién se había<br />
acordado?<br />
*<br />
196