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<strong>Lejos</strong> <strong>del</strong> <strong>nido</strong><br />
De pronto, fijando la vista extraviada en un rincón <strong>del</strong> cuarto, rompió a<br />
cantar a media voz.<br />
¡Ay! como cruza allá en mi pensamiento<br />
Triste el recuerdo de mi loco amor,<br />
las dulces horas <strong>del</strong> pasado tiempo<br />
Con lánguida esperanza y con dolor.<br />
La voz iba debilitándose a medida que cantaba y al terminar la segunda<br />
estrofa, hubo de suspender la canción a tiempo que oyó en el corredor de la casa<br />
ruido como de alguien que llegara a caballo.<br />
Por un rato estuvo poniendo el oído y visto que no entraban o empujaban la<br />
puerta, un poco recobrado con la tregua, tornó a seguir su interrumpido canto,<br />
pero con voz tan débil, apagada y lúgubre, que más parecía de alma <strong>del</strong> otro<br />
mundo que de algún mortal.<br />
Qué martirio, ¡ay! Dios, y hasta cuando!<br />
No más tormentos para mí, señor,<br />
Quiero morir, pero morir amando;<br />
……………………………….......<br />
…………………………………….<br />
Al terminar este verso, Daniel, quien efectivamente era el que había llegado<br />
al corredor, sin querer interrumpir aquella especie de lamento, mientras<br />
se reponía de la agitación <strong>del</strong> camino y pensaba el medio mejor medio de<br />
iniciarse con Luciano, en el sentido de no causarle una fuerte emoción con su<br />
llegada, y por otra parte, en el de hacerle rabiar con reticencias y chocarrerías,<br />
para sazonar el buen rato que pensaba tener aquella noche con su amigo,<br />
Daniel, decíamos empujó suavemente la puerta y entre festivo y burlón le<br />
dijo, hóspite insalutato:<br />
—Y, es la última determinación?, Luciano.<br />
—¡Daniel!, gritó el interpelado, poniéndose en pié, sorprendido, qué dicha<br />
verte de vuelta, y mayor fuera si llegaras con buenas noticias.<br />
—¡Noticias, dices, y ¿de qué?, y ¿para qué darlas a un hombre que va morir,<br />
y a descansar <strong>del</strong> mundo?<br />
—No te burles, Daniel, considera la situación en que me hallo.<br />
—sí, bien la veo, pero, ¿qué puedo hacer por ti?<br />
—Mucho Daniel, mucho. sacarme de esta incertidumbre.<br />
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