You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
*<br />
<strong>Lejos</strong> <strong>del</strong> <strong>nido</strong><br />
Andrea pensó lo que aquella pregunta pudiera encerrar, y como hemos<br />
dicho que aunque tierna y huérfana, iba conociendo un poco el mundo y<br />
teniendo alguna penetración, contestó en seguida, poniéndose la mano sobre<br />
el corazón:<br />
—Le respondo por mí.<br />
—entonces no hay más remedio que avisar a “Chontalito”… no hay más<br />
escape... que venga sin perder tiempo el niño y se... ¡pero una huída con él!...<br />
—No le hace, mana Luisa, me tengo confianza… que venga, sí que venga<br />
porque yo no espero a isidoro.<br />
—¡Ah!... sí... mire Andrea, se me ocurre una idea: mi comadre Jacinta que<br />
es tan buena y tan guapa... con ella… con ella “mi hija” se va, pues estoy segura<br />
que no se negará.<br />
—Vea siguió Luisa, se llevan a Basilio y aquí quedará la muchachita, Trina,<br />
conmigo, mientras mi comadre vuelve. ustedes se van… para alguna parte...<br />
Dios sabrá… como usted se salve. ese niño es tan caballeroso, y le quiere a usted<br />
tanto. el, Andrea, él será su protector y la suerte hará lo demás.<br />
—Y ¿qué vamos a hacer pues?... diga pero ligerito por Dios, no sé qué va a<br />
ser de mí… yo no aguardo a ese perdonavidas… ¡aaay!...<br />
—Deje eso de mi cuenta, dijo Luisa, o... nó, juntas resolvamos... (pensando),<br />
lo primero, que venga Jacinta.<br />
—¡Cipriano!<br />
—¡Venga, hijo, pero vuele, vaya dígamele a mi comadre Jacinta, que la<br />
aguardo, pero que se venga a todo andar, que la necesito con mucho empeño.<br />
—si, señora, replicó el niño, y ya se preparaba para seguir al mandado cuando<br />
Luisa, asiéndole por un brazo, le dijo, casi al oído:<br />
—escuche, mi muchachito: que no lo sepan los Quiramas. si alguno de<br />
ellos está por allí cerca, procura que no oiga la razón para mi comadre.<br />
—Güeno, mamita, dijo Cipriano y partió como una flecha.<br />
en seguida, las dos mujeres se ocuparon en algunos oficios caseros, mientras<br />
venía Jacinta, no sin que siguieran tratando de la fuga y <strong>del</strong> modo como<br />
se haría ésta.<br />
en tales tareas y cavilaciones se andaban, cuando se apareció Jacinta, sudorosa<br />
y jadeante.<br />
—Cómo les vá, tuiticos, dijo bruscamente al llegar.<br />
—Mal, contestó Luisa.<br />
*<br />
164