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Lejos del nido

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Juan José Botero<br />

—Pues, dijo doña ignacia, esto es caer la sopa en la miel. en una vía hacemos<br />

dos mandados: enviamos a Luciano a esconderse y al mismo tiempo a que<br />

deje esos caprichos. Pero como le digo, Nicolás: con prudencia, sin alharacas,<br />

sin molestias. el es dócil y muy conve<strong>nido</strong>, se le da orden de que no salga de<br />

“Chontalito”, mientras no se calme este bullicio y pueda ser que entre tanto se<br />

le olviden esas cosas.<br />

—Aquello es muy corriente, señora.<br />

—Yo, siguió diciendo la vieja, me encargo de poner la muchacha de paticas<br />

en “el Arenal”. Mañana mismo hago llegar a Luisa, se la entrego, ésta se la<br />

lleva y… san se acabó.<br />

—Pues lo que disponga doña María ignacia es bueno y se hará, dijo secamente<br />

Don Nicolás, levantándose de la silla y dirigiéndose a cerrar la puerta<br />

<strong>del</strong> cuarto de las monturas que se había quedado abierto.<br />

—¡Pobre Andrea!, y ¡pobre Luciano! no sabían que en aquella hora un<br />

tribunal los acababa de juzgar, dictando contra ellos y sus nacientes amores,<br />

una sentencia, que se llevaría a efecto, sin remedio, que no tenía más apelación,<br />

que aquella donde se dice que se recurre de las dictadas por algún juez<br />

de garito…<br />

XXXVI<br />

Al siguiente día, don Nicolás entró por la mañana al cuarto de Luciano, y<br />

se sentó en actitud de entablar plática con él.<br />

el hijo, que en aquello <strong>del</strong> padre miraba algo extraño, se preparó, poniéndose<br />

en guardia, pero no muy en sus cabales, porque tenía pecado.<br />

—Hijo, dijo don Nicolás, ya sabrá como marchan las cosas actualmente.<br />

La revolución está en su fina. Hay una persecución y una reclusión dadas al<br />

diágiro. semos de pensar y nos parece muy puesto en razón, a yo y a su señora<br />

madre, que busté no esté por aquí tan a la mano. No sabemos si de golpe hay<br />

algún intrigante que le haga echar guanvías, y aunque no sea para llevárselo de<br />

soldao; para sacarnos plata.<br />

Luciano callaba.<br />

—Por ahora, continuó el viejo, como están las cosas, no debemos pensar<br />

en lo que busté deba ponerse hacer, en buena forma, y por lo mesmo creo<br />

*<br />

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