Lejos del nido

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09.05.2013 Views

* Lejos del nido ser intrusa. sobre todo inteligente, a tal grado, que siempre, como lo dijo Luisa, iba adelante al enseñarle o indicarle alguna cosa. Así que, de día en día, Andrea se ganaba los corazones en “Guacimal”. iba siendo un amor para todos: Para la señora un descanso, el brazo derecho. Para los niños pequeños, un ídolo. Para Carmen y Rosario, una inseparable amiga, casi una hermana, y Para Camila, un gran talento, una clara inteligencia, de larga visón social, por adivinación, cogiendo al vuelo cuanto veía, oía o leía, pero todo con aquella modestia, aquella dulzura y aquella naturalidad que cautivaban... —¿Quién es esta niña? ¿De dónde ha salido? ¿Por qué anda en éstas?, se preguntaba Camila, con ese gran talento que tenía, en el cual pocos reparaban por fijarse en ese conjunto de bellezas y gracias que la adornaban… Y cómo no querer y acatar a Andrea por aquella familia. una niña tan bella, y por instinto tan delicada y educada, que llega por la primera vez a la hora del mediodía y ya por la tarde es dueña de todos los oficios de la casa, y todo lo sabe hacer y desempeñar, porque con todo acierta. una niña tan dócil, tan moderada, y tan poco entrometida. que allá se veía por la noche, cuando la familia se reunía en íntima velada, calladita y sentada en el quicio de una puerta, esperando a que la destinaran a algún oficio, aguardando el rezo o la orden de irse a dormir… una sirvienta tan diligente, que a los primeros cantos del gallo está en pié, barriendo la casa; sacudiendo muebles; lavado trastos; aseando a los niños y mimándolos; aseándose ella, y arreglando aquí una cosa, allá otra y otra más allá... y en solicitud de más oficios... y como anda tan de prisa y el tiempo le sobra, acercándose tímida donde Camila da lecciones a sus hermanos, oyéndolo todo y aprendiéndolo todo. Y esto que fue del primer día, lo fue del segundo y del tercero y... de todos los que siguieron... Y cada vez más dulce, más educada, más señora y mucha más oficiosa. ¿Quién es pues esta niña?, ¿de dónde ha salido?, ¿por qué anda en estas?, tornaba a preguntarse Camila, y lo mismo se preguntaba su madre y las niñas y hasta las sirvientas de oscuro color se hacían tales preguntas. Dijimos que Andrea se llegaba a esa edad difícil de la mujer, tan expuesta a contingencias, dando el salto de la niñez a la adolescencia, (peligroso salto * 122

* Juan José Botero para la que no tiene buenos pies), cuando llegó a “Guacimal” y como ya han pasado muchos días, de entonces a esta parte, Andrea va tocando a su perfecto desarrollo, aquel botón de rosa se ha desplegado a la vida. Y ¡cómo ha variado! en lo físico, no se diga: ella que por naturaleza ha sido bella a todo sol, a toda miseria, a todo abandono y a ningún abrigo, y hoy bajo tan hospitalario techo, en medio de la abundancia y de las comodidades; en un clima dulce y benigno, con baño, con paseos…¡qué de morbideces! ¡qué de ondulaciones en sus andares! Ahora en lo intelectual crecía todavía. Y como se dice que “quien anda entre la miel, algo se le pega”, imposible que de la fina educación de Camila; sus modales, apostura, y gallardía, y sobre todo instrucción, no se contagiara quien nació señora y talentosa como Andrea… Pero en fín, así y mucho, ella crecía en cuerpo y alma, en hermosura y gracias. en “Guacimal”, Andrea, era el modelo, a tal punto que, cuando alguno de los hijos de doña ignacia estaban molestando o se venía con alguna impertinencia, esta señora le decía: ¡Ave María!, niño, no sea tan empalagoso!, podía aprender moderación de Andrea, una pobre zambita, una infeliz sirvienta... Aquí tienen, pues, el valioso tesoro que llevó Luisa a “Guacimal”, angelical niña, que por las gentes de aquel hogar, fué juzgada a primera vista como inútil, e insustancial, y luego, se tornó en algo vigoroso de mucho valor y estimación. en una palabra, un primor de criada, a la cual, el día que allí les fué presentada le hicieron el gesto, creyéndola una zambita… XXIX estamos en Noviembre. se acerca el mes de Noche-Buena, y en “Guacimal’, en la casa de Don Nicolás Ruiz, hay un gran bullicio, una inusitada conmoción de todos sus moradores. * 123

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Juan José Botero<br />

para la que no tiene buenos pies), cuando llegó a “Guacimal” y como ya han<br />

pasado muchos días, de entonces a esta parte, Andrea va tocando a su perfecto<br />

desarrollo, aquel botón de rosa se ha desplegado a la vida.<br />

Y ¡cómo ha variado!<br />

en lo físico, no se diga: ella que por naturaleza ha sido bella a todo sol, a<br />

toda miseria, a todo abandono y a ningún abrigo, y hoy bajo tan hospitalario<br />

techo, en medio de la abundancia y de las comodidades; en un clima dulce y<br />

benigno, con baño, con paseos…¡qué de morbideces! ¡qué de ondulaciones<br />

en sus andares!<br />

Ahora en lo intelectual crecía todavía.<br />

Y como se dice que “quien anda entre la miel, algo se le pega”, imposible que<br />

de la fina educación de Camila; sus modales, apostura, y gallardía, y sobre todo<br />

instrucción, no se contagiara quien nació señora y talentosa como Andrea…<br />

Pero en fín, así y mucho, ella crecía en cuerpo y alma, en hermosura y<br />

gracias.<br />

en “Guacimal”, Andrea, era el mo<strong>del</strong>o, a tal punto que, cuando alguno de los<br />

hijos de doña ignacia estaban molestando o se venía con alguna impertinencia,<br />

esta señora le decía:<br />

¡Ave María!, niño, no sea tan empalagoso!, podía aprender moderación de<br />

Andrea, una pobre zambita, una infeliz sirvienta...<br />

Aquí tienen, pues, el valioso tesoro que llevó Luisa a “Guacimal”, angelical<br />

niña, que por las gentes de aquel hogar, fué juzgada a primera vista<br />

como inútil, e insustancial, y luego, se tornó en algo vigoroso de mucho valor<br />

y estimación.<br />

en una palabra, un primor de criada, a la cual, el día que allí les fué presentada<br />

le hicieron el gesto, creyéndola una zambita…<br />

XXIX<br />

estamos en Noviembre.<br />

se acerca el mes de Noche-Buena, y en “Guacimal’, en la casa de Don<br />

Nicolás Ruiz, hay un gran bullicio, una inusitada conmoción de todos sus<br />

moradores.<br />

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