Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
*<br />
Juan José Botero<br />
Luisa le hizo saber su misión, y como que no recibiera bien la embajada;<br />
pero conociendo a ésta, como mujer de buena vida y de mucha caridad, y<br />
oyéndole repetir las recomendaciones que hacía de su protegida, aquella mala<br />
impresión fué borrándose, y entrándole desde luego un interés por la niña,<br />
le dijo a Luisa, bajando la voz:<br />
—Bueno, alita: decíme una cosa, esa muchacha si es verdá la nieta de Mateo<br />
y Romana?... yo he oído por ahí sus runrunes.<br />
—Pues, mi señora, hasta hoy pasa por tál, pero… yo no me la he podido<br />
tragar. La muchachita es blanca, y sobre todo tan inocente, tan señora, tan de<br />
buenos sentimientos, que... usted la conocerá…<br />
—sí, Luisa, aquí ha ve<strong>nido</strong> por leche algunas veces, y aunque poco me fijo,<br />
si he notado que es algo rubia, zarquita y blanca.<br />
—Pues, de ahí seguramente viene el invento de lo <strong>del</strong> inglés, como marido<br />
de Can<strong>del</strong>aria y padre de Andrea.<br />
—¡Jum!, quién sabe Luisa, qué habrá en esto, algún enredo bien grande...<br />
miedito me da recibirla en la casa, y más sin estar aquí Nicolás, pero...<br />
a la mano de Dios, hijita, traé la muchacha y vamos probando su trabajo<br />
y en vista de él, arreglamos a ver qué se le puede pagar que lo demás corre<br />
de mi cuenta...<br />
—¡Pobrecita!, ¡cuántos trabajos habrá pasado con esos indios!... ¡Ah! Otra<br />
cosa: decíle a la vieja Romana, que no tenga cuidado, que se le mandarán de<br />
aquí algunos auxilios, mientras vemos qué se le puede pagar a... a... ¿cómo es<br />
que se llama?<br />
—Andrea, mi señora.<br />
—sí, a Andrea ... y traéla mañana mismo, pueda ser que salga de servir de<br />
algo, porque estas negras…<br />
—Bueno misiá María ignacia, adiosito.<br />
—No, hija, sin tomar un chocolatico no te vas.<br />
—imposible, señora, es muy tarde y me coge la noche.<br />
—No se te demora.<br />
—¡Rufina!, gritó la señora, a las volandas, batíle una tablita a Luisa.<br />
Y, ¡qué remedio con la señora!. Luisa tuvo que aguardar el obsequio, pues a<br />
la casa de “Guacimal” nadie llegaba sin ser atendido con esmero, porque si sus<br />
dueños eran un poco fanfarrones, rígidos y apegados a rancieras de nobleza,<br />
también se mostraban generosos y condolidos <strong>del</strong> ajeno mal.<br />
*<br />
111