Agudización de la crisis capitalista mundial y crisis del incipiente ...

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Estas inversiones, si es correcto el dato dado por Anton Borja en su cita de
Indicadores Ecónomicos del siglo XXI, han debido rondar los 60.000 millones de
euros en los últimos 20 años. De ellos hacia España en el entorno de 30.000
millones de euros, hacia otros estados otro tanto, y una cifra también en torno a los
50-60.000 millones de euros hacia el interior del País, si son estables las
proporciones de reparto de inversiones dadas Diagonal Corporate y las cantidades
mencionadas por Anton Borja. Estas cifras estimadas (que servirían para intentar
establecer la cuota de plusvalía en Hego Euskal Herria) son orientativas, pero, sean
mayores o menores, no provienen de deuda, provienen fundamentalmente de un
desarrollo sub-imperialista que descansa en los hombros de la clase obrera
interna, la clase obrera vasca.
Nos encontramos pues ante dos modalidades sub-imperialistas muy diferentes,
con agendas burguesas distintas, - aunque mancomunadas sobre la base del
moedelo de acumulación de capital estatal basado en el desarrollo de la deuda hasta
2010 -, peculiares agendas que Anibal, con su prisma universalizador y síntetico,
deja a un lado en su crítica como si estas condiciones y sus circunstancias no
tuvieran mayor relevancia. Y, como iremos viendo, la tienen.
Por un lado, el centro de acumulación y concentración de capitales madrileño,
representa un imperialismo subsidiario ya financiarizado, basado como hemos visto
durante la última década en la acumulación de deudas, con superganancias
corportativas intra y extra estatales en la cúpula del tinglado y déficit y deudas
colosales en la base, así como en el control y reenvio de las inversiones externas
hacia el marco estatal español. En cambio el capitalismo de Baskongadas basa sus
inversiones en capitales producidos por superexplotación de la clase obrera interna.
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