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I already knew that. - Sociedad Asturiana de Filosofía

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70<br />

BOLETÍN Nº 2<br />

2.- Si <strong>de</strong>jamos a un lado, la incursión<br />

fenomenológica inicial, que parte, no <strong>de</strong>l<br />

“yo reducido”, sino <strong>de</strong>l “yo simulado”, que<br />

actúa en el ciberespacio, y <strong>de</strong> la rotunda<br />

con<strong>de</strong>na final <strong>de</strong>l “viaje por internet”, por<br />

la homogeneización que conlleva y el<br />

empobrecimiento que arrastra, es fácil<br />

<strong>de</strong>scubrir la ambición sistemática que<br />

anida en el meollo <strong>de</strong>l libro. Isaac Álvarez<br />

traza sin titubeos la lógica y la teoría<br />

<strong>de</strong>l conocimiento subyacentes en el proceso<br />

<strong>de</strong> colonización computacional<br />

bajo la <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> “lenguaje”,<br />

intenta <strong>de</strong>scubrir la o n t o l o g í a <strong>de</strong> este<br />

“mundo ampliado” en el que habita el<br />

“ser computacional” y <strong>de</strong>scribe las cons<br />

e c u e n c i a séticas y políticas que la praxis<br />

cibernética comporta en las 30 apretadas<br />

páginas <strong>de</strong> la cuarta parte rotuladas<br />

con la provocativa fórmula <strong>de</strong> Fukuyama,<br />

“fin <strong>de</strong> la historia”.<br />

La tesis crítica <strong>de</strong> la primera parte<br />

e p i s t e m o l ó g i c asonará bien a los tecnófobos<br />

y proporcionará argumentos razonables<br />

a los padres preocupados por el<br />

futuro <strong>de</strong> sus hijos, aspirantes a ingenieros<br />

informáticos, retornados a una nueva<br />

esclavitud enca<strong>de</strong>nada frente a la<br />

pantalla, no <strong>de</strong>l televisor, sino <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />

a d o r. Para Isaac Álvarez el lenguaje <strong>de</strong><br />

los or<strong>de</strong>nadores, al tiempo que se extien<strong>de</strong><br />

a través <strong>de</strong> la traducción automática,<br />

se empobrece y, al lograr la máxima<br />

homogeneización mediante la utilización<br />

<strong>de</strong> i c o n o s ,mata la abstracción y acaba<br />

con la comunicación y el conocimiento.<br />

Por una suerte <strong>de</strong> Ley <strong>de</strong> Gresham, que<br />

afecta al lenguaje cuanto más se extien<strong>de</strong>,<br />

Isaac Álvarez concluye que “la comunicación<br />

y la instrumentalidad se oponen<br />

cada vez más violentamente a la expresión<br />

y al conocimiento <strong>de</strong> lo nombrado”<br />

(p. 43). Lo interesante es que esta conclusión<br />

no se obtiene por observación <strong>de</strong><br />

las conductas adolescentes, ni a través<br />

<strong>de</strong> encuestas sociológicas que confirman<br />

la mudanza <strong>de</strong> los hábitos <strong>de</strong> lectura,<br />

sino a través <strong>de</strong> la reflexión y el razonamiento<br />

crítico negativo, que se fija<br />

más en lo que se pier<strong>de</strong> que en lo que se<br />

gana. Así por ejemplo, en lugar <strong>de</strong> ensalzar<br />

la libertad y las nuevas formas <strong>de</strong><br />

vida que posibilita el teletrabajo, Isaac<br />

Álvarez insiste en que el telempleo aísla<br />

al trabajador, “le dificulta <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse sindicalmente,<br />

no pue<strong>de</strong> ocupar o bloquear<br />

la producción, pier<strong>de</strong> fuerza”, (p. 24), etc.<br />

No se trata, sin embargo, <strong>de</strong> vindicar<br />

el “vicio <strong>de</strong> criticar” en nombre <strong>de</strong> la tradición,<br />

pero, puestos a hacer comparaciones,<br />

Gadamer y la hermenéutica<br />

salen bien parados frente a los sucedáneos<br />

<strong>de</strong>l hipertexto, pues, aunque la técnica<br />

<strong>de</strong> “preguntas y respuestas” parece<br />

la misma y en ambos casos “un mismo<br />

texto pue<strong>de</strong> aparecer respondiendo a<br />

varias preguntas” (p.49); la diferencia<br />

estriba en que la hermenéutica “abre” el<br />

mundo <strong>de</strong> significados, mientras el h i p e r -<br />

t e x t oempobrece y “cierra” la riqueza <strong>de</strong>l<br />

p r e g u n t a r. ¿Es entonces la “hermenéutica”<br />

y no la “teoría crítica” el método elegido<br />

para hacer estas incursiones por el<br />

ciberespacio? Yo diría que, sin alharacas,<br />

Isaac Álvarez “practica la dialéctic<br />

a ” .<br />

Y, por supuesto, ningún analítico<br />

podría i<strong>de</strong>ntificarse con el modo <strong>de</strong> razonar<br />

<strong>de</strong> Isaac Álvarez, cuyo a r g u m e n t o<br />

ontológico nuclear consiste precisamente<br />

en <strong>de</strong>nunciar la metafísica subyacente<br />

en la lógica binaria, cuyo “acto primario<br />

<strong>de</strong> apertura o cierre, <strong>de</strong> afirmación o<br />

negación <strong>de</strong> ceros y unos” (p. 52) es la<br />

responsable, en última instancia, <strong>de</strong> la<br />

colonización computacional a la que<br />

estamos siendo sometidos. Un lector<br />

poco avisado pue<strong>de</strong> ser inducido a pensar<br />

que el autor está fundamentando<br />

esta tesis ontológica basándose en los<br />

supuestos reductivistasque critica (cada<br />

vez hay más autistas que ni saben leer,<br />

ni son capaces <strong>de</strong> escuchar). Pero el<br />

párrafo que abre precisamente la <strong>de</strong>finición<br />

<strong>de</strong>l “ser computacional”, materializado<br />

en el circuito, arguye con meridiana<br />

claridad que “el alma <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>nador s e<br />

reduce al uno...y a su ausencia... Toda la<br />

variedad <strong>de</strong> programas informáticos e s<br />

r e d u c i b l ea esos unos y ceros. Los sistemas<br />

operativos <strong>de</strong> aplicaciones, los difíciles<br />

sistemas <strong>de</strong> instrucciones que contiene<br />

son, en realidad, abreviaturas d e<br />

ca<strong>de</strong>nas or<strong>de</strong>nadas <strong>de</strong> ceros y unos, son<br />

simplificaciones <strong>de</strong> aquellas ca<strong>de</strong>nas<br />

logradas con mediaciones y elaboraciones<br />

muy complejas. Toda la mo<strong>de</strong>rna<br />

ingeniería <strong>de</strong>l s o f t w a r eno tiene, en realidad,<br />

otro objeto que traducir un lenguaje<br />

<strong>de</strong>terminado mediante lenguajes<br />

interpuestos hasta llegar al <strong>de</strong> ceros y<br />

unos. Se trata <strong>de</strong> una forma <strong>de</strong> e n g r a n aje<br />

espiritual:un lenguaje se va engranando<br />

en otro para hacer mover el lenguaje<br />

<strong>de</strong> ceros y unos que, a su vez, copia o<br />

instruye el movimiento <strong>de</strong> los circuitos”<br />

(pp.52-3). De esta forma, cartesianamente,<br />

el microchip aparece como “glándula<br />

pineal” y la materia opacando su<br />

pluralidad cualitativa en la simplicidad<br />

cuantitativa y constitutiva <strong>de</strong> un código<br />

<strong>de</strong> barras negras <strong>de</strong> tinta. El or<strong>de</strong>n computacional<br />

<strong>de</strong>scansa en el único elemen -<br />

to trascen<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l uno y el “monoteísmo”<br />

resucita en la cibernética. El último<br />

paso <strong>de</strong> este proceso reductivo se ejecuta<br />

en “la fusión o ensamblaje <strong>de</strong> la física<br />

y la matemática en los microcircuitos en<br />

silicio” (p.57). La naturalidad con la que<br />

“el ciberespacio integra el espacio tradicional”<br />

sin conflictos y con la máxima<br />

“tolerancia hacia lo que todavía no se<br />

domina” (p 68) evita que nos percatemos<br />

<strong>de</strong> esta colonización invisible, hecha con<br />

la fría precisión y la divina potencia <strong>de</strong> la<br />

“inteligencia artificial”, que arrincona lo<br />

que no reduce.<br />

Cierto es que frente al or<strong>de</strong>n computacional<br />

Isaac Álvarez vindica al sujeto<br />

operatorio, la memoria psicoanalítica, la<br />

voluntad nietzscheana, la libertad kantiana,<br />

sin cuya actividad los signos tipográficos<br />

no significan nada. Pero el computador<br />

en su funcionamiento acaba incluso<br />

con las resistencias kantianas, con la<br />

distinción entre ser y pensar, con el misterio<br />

<strong>de</strong>l esquematismo trascen<strong>de</strong>ntal e<br />

incluso con el or<strong>de</strong>n temporal reducido al<br />

or<strong>de</strong>n combinatorio. Apropiándose <strong>de</strong><br />

los supuestos epistemológicos y ontológicos<br />

<strong>de</strong> la filosofía mo<strong>de</strong>rna “el or<strong>de</strong>n<br />

computacional es algo más que la expresión<br />

<strong>de</strong> la sustancia en otra modalidad”,<br />

pues se sustancializa reduciendo a “los<br />

otros atributos a sus formas modales”<br />

(p. 60). Nada escapa al control <strong>de</strong>l “metasiervo”<br />

computacional, mayordomo <strong>de</strong><br />

toda esfera vital, que, más allá <strong>de</strong> la burocracia,<br />

aspira a la “administración total”.<br />

Es esta progresiva modificación ontológica<br />

<strong>de</strong>l espacio la que explica la supuesta<br />

generosidad <strong>de</strong>l Pentágono al transferir<br />

Arpanet a usos civiles. “El proceso <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>terioro medioambiental y el <strong>de</strong>sarrollo<br />

técnico -advierte proféticamente Isaac<br />

Álvarez, invirtiendo críticamente los<br />

argumentos <strong>de</strong> Moravec, - están creando<br />

unas condiciones inhóspitas que pue<strong>de</strong>n<br />

llegar a hacer difícil la supervivencia<br />

para el cuerpo humano”, <strong>de</strong> modo que la<br />

investigación cibernética, no se hace<br />

para construir robots a nuestro servicio,<br />

sino como complemento a las “soluciones<br />

médicas”, que avanzan hacia la sustitución<br />

<strong>de</strong> “los órganos colapsados<br />

(incluido el cerebro) por otros producidos<br />

industrialmente con técnicas <strong>de</strong> ingeniería<br />

genética” (p.75). El conductismo se<br />

hará así verda<strong>de</strong>ro en el “nuevo automatismo<br />

computacional” (p. 86).<br />

Sólo tras este recorrido por las ciencias<br />

y técnicas que han materializado el<br />

“ser computacional” discute Isaac Álvarez<br />

las tesis francfurtianas poniendo el<br />

énfasis en la negación crítica <strong>de</strong>l tecnooptimismo<br />

<strong>de</strong>mocrático. “El sueño <strong>de</strong><br />

que el automatismo liberaría a los hombres<br />

<strong>de</strong>l trabajo y permitiría tiempo libre<br />

para una humanidad también más libre<br />

toma la forma conocida <strong>de</strong> nuestros días,<br />

en el que no ha disminuido la necesidad<br />

<strong>de</strong>l trabajo”(p.87) y, en cambio, el control<br />

y la vigilancia se ha vuelto más eficaz. En<br />

realidad, el ser computacional “refuerza<br />

la ilusión <strong>de</strong> la racionalidad neutra” y, con<br />

la aséptica inocencia que le caracteriza,<br />

permite que la violencia, la astucia y el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la técnica alcance la máxima<br />

implantación social y que, gracias a su<br />

opacidad, facilite incluso la impunidad <strong>de</strong><br />

los “genocidios planificados”.

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