I already knew that. - Sociedad Asturiana de Filosofía
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BOLETÍN Nº 2<br />
2.- Si <strong>de</strong>jamos a un lado, la incursión<br />
fenomenológica inicial, que parte, no <strong>de</strong>l<br />
“yo reducido”, sino <strong>de</strong>l “yo simulado”, que<br />
actúa en el ciberespacio, y <strong>de</strong> la rotunda<br />
con<strong>de</strong>na final <strong>de</strong>l “viaje por internet”, por<br />
la homogeneización que conlleva y el<br />
empobrecimiento que arrastra, es fácil<br />
<strong>de</strong>scubrir la ambición sistemática que<br />
anida en el meollo <strong>de</strong>l libro. Isaac Álvarez<br />
traza sin titubeos la lógica y la teoría<br />
<strong>de</strong>l conocimiento subyacentes en el proceso<br />
<strong>de</strong> colonización computacional<br />
bajo la <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> “lenguaje”,<br />
intenta <strong>de</strong>scubrir la o n t o l o g í a <strong>de</strong> este<br />
“mundo ampliado” en el que habita el<br />
“ser computacional” y <strong>de</strong>scribe las cons<br />
e c u e n c i a séticas y políticas que la praxis<br />
cibernética comporta en las 30 apretadas<br />
páginas <strong>de</strong> la cuarta parte rotuladas<br />
con la provocativa fórmula <strong>de</strong> Fukuyama,<br />
“fin <strong>de</strong> la historia”.<br />
La tesis crítica <strong>de</strong> la primera parte<br />
e p i s t e m o l ó g i c asonará bien a los tecnófobos<br />
y proporcionará argumentos razonables<br />
a los padres preocupados por el<br />
futuro <strong>de</strong> sus hijos, aspirantes a ingenieros<br />
informáticos, retornados a una nueva<br />
esclavitud enca<strong>de</strong>nada frente a la<br />
pantalla, no <strong>de</strong>l televisor, sino <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />
a d o r. Para Isaac Álvarez el lenguaje <strong>de</strong><br />
los or<strong>de</strong>nadores, al tiempo que se extien<strong>de</strong><br />
a través <strong>de</strong> la traducción automática,<br />
se empobrece y, al lograr la máxima<br />
homogeneización mediante la utilización<br />
<strong>de</strong> i c o n o s ,mata la abstracción y acaba<br />
con la comunicación y el conocimiento.<br />
Por una suerte <strong>de</strong> Ley <strong>de</strong> Gresham, que<br />
afecta al lenguaje cuanto más se extien<strong>de</strong>,<br />
Isaac Álvarez concluye que “la comunicación<br />
y la instrumentalidad se oponen<br />
cada vez más violentamente a la expresión<br />
y al conocimiento <strong>de</strong> lo nombrado”<br />
(p. 43). Lo interesante es que esta conclusión<br />
no se obtiene por observación <strong>de</strong><br />
las conductas adolescentes, ni a través<br />
<strong>de</strong> encuestas sociológicas que confirman<br />
la mudanza <strong>de</strong> los hábitos <strong>de</strong> lectura,<br />
sino a través <strong>de</strong> la reflexión y el razonamiento<br />
crítico negativo, que se fija<br />
más en lo que se pier<strong>de</strong> que en lo que se<br />
gana. Así por ejemplo, en lugar <strong>de</strong> ensalzar<br />
la libertad y las nuevas formas <strong>de</strong><br />
vida que posibilita el teletrabajo, Isaac<br />
Álvarez insiste en que el telempleo aísla<br />
al trabajador, “le dificulta <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse sindicalmente,<br />
no pue<strong>de</strong> ocupar o bloquear<br />
la producción, pier<strong>de</strong> fuerza”, (p. 24), etc.<br />
No se trata, sin embargo, <strong>de</strong> vindicar<br />
el “vicio <strong>de</strong> criticar” en nombre <strong>de</strong> la tradición,<br />
pero, puestos a hacer comparaciones,<br />
Gadamer y la hermenéutica<br />
salen bien parados frente a los sucedáneos<br />
<strong>de</strong>l hipertexto, pues, aunque la técnica<br />
<strong>de</strong> “preguntas y respuestas” parece<br />
la misma y en ambos casos “un mismo<br />
texto pue<strong>de</strong> aparecer respondiendo a<br />
varias preguntas” (p.49); la diferencia<br />
estriba en que la hermenéutica “abre” el<br />
mundo <strong>de</strong> significados, mientras el h i p e r -<br />
t e x t oempobrece y “cierra” la riqueza <strong>de</strong>l<br />
p r e g u n t a r. ¿Es entonces la “hermenéutica”<br />
y no la “teoría crítica” el método elegido<br />
para hacer estas incursiones por el<br />
ciberespacio? Yo diría que, sin alharacas,<br />
Isaac Álvarez “practica la dialéctic<br />
a ” .<br />
Y, por supuesto, ningún analítico<br />
podría i<strong>de</strong>ntificarse con el modo <strong>de</strong> razonar<br />
<strong>de</strong> Isaac Álvarez, cuyo a r g u m e n t o<br />
ontológico nuclear consiste precisamente<br />
en <strong>de</strong>nunciar la metafísica subyacente<br />
en la lógica binaria, cuyo “acto primario<br />
<strong>de</strong> apertura o cierre, <strong>de</strong> afirmación o<br />
negación <strong>de</strong> ceros y unos” (p. 52) es la<br />
responsable, en última instancia, <strong>de</strong> la<br />
colonización computacional a la que<br />
estamos siendo sometidos. Un lector<br />
poco avisado pue<strong>de</strong> ser inducido a pensar<br />
que el autor está fundamentando<br />
esta tesis ontológica basándose en los<br />
supuestos reductivistasque critica (cada<br />
vez hay más autistas que ni saben leer,<br />
ni son capaces <strong>de</strong> escuchar). Pero el<br />
párrafo que abre precisamente la <strong>de</strong>finición<br />
<strong>de</strong>l “ser computacional”, materializado<br />
en el circuito, arguye con meridiana<br />
claridad que “el alma <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>nador s e<br />
reduce al uno...y a su ausencia... Toda la<br />
variedad <strong>de</strong> programas informáticos e s<br />
r e d u c i b l ea esos unos y ceros. Los sistemas<br />
operativos <strong>de</strong> aplicaciones, los difíciles<br />
sistemas <strong>de</strong> instrucciones que contiene<br />
son, en realidad, abreviaturas d e<br />
ca<strong>de</strong>nas or<strong>de</strong>nadas <strong>de</strong> ceros y unos, son<br />
simplificaciones <strong>de</strong> aquellas ca<strong>de</strong>nas<br />
logradas con mediaciones y elaboraciones<br />
muy complejas. Toda la mo<strong>de</strong>rna<br />
ingeniería <strong>de</strong>l s o f t w a r eno tiene, en realidad,<br />
otro objeto que traducir un lenguaje<br />
<strong>de</strong>terminado mediante lenguajes<br />
interpuestos hasta llegar al <strong>de</strong> ceros y<br />
unos. Se trata <strong>de</strong> una forma <strong>de</strong> e n g r a n aje<br />
espiritual:un lenguaje se va engranando<br />
en otro para hacer mover el lenguaje<br />
<strong>de</strong> ceros y unos que, a su vez, copia o<br />
instruye el movimiento <strong>de</strong> los circuitos”<br />
(pp.52-3). De esta forma, cartesianamente,<br />
el microchip aparece como “glándula<br />
pineal” y la materia opacando su<br />
pluralidad cualitativa en la simplicidad<br />
cuantitativa y constitutiva <strong>de</strong> un código<br />
<strong>de</strong> barras negras <strong>de</strong> tinta. El or<strong>de</strong>n computacional<br />
<strong>de</strong>scansa en el único elemen -<br />
to trascen<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l uno y el “monoteísmo”<br />
resucita en la cibernética. El último<br />
paso <strong>de</strong> este proceso reductivo se ejecuta<br />
en “la fusión o ensamblaje <strong>de</strong> la física<br />
y la matemática en los microcircuitos en<br />
silicio” (p.57). La naturalidad con la que<br />
“el ciberespacio integra el espacio tradicional”<br />
sin conflictos y con la máxima<br />
“tolerancia hacia lo que todavía no se<br />
domina” (p 68) evita que nos percatemos<br />
<strong>de</strong> esta colonización invisible, hecha con<br />
la fría precisión y la divina potencia <strong>de</strong> la<br />
“inteligencia artificial”, que arrincona lo<br />
que no reduce.<br />
Cierto es que frente al or<strong>de</strong>n computacional<br />
Isaac Álvarez vindica al sujeto<br />
operatorio, la memoria psicoanalítica, la<br />
voluntad nietzscheana, la libertad kantiana,<br />
sin cuya actividad los signos tipográficos<br />
no significan nada. Pero el computador<br />
en su funcionamiento acaba incluso<br />
con las resistencias kantianas, con la<br />
distinción entre ser y pensar, con el misterio<br />
<strong>de</strong>l esquematismo trascen<strong>de</strong>ntal e<br />
incluso con el or<strong>de</strong>n temporal reducido al<br />
or<strong>de</strong>n combinatorio. Apropiándose <strong>de</strong><br />
los supuestos epistemológicos y ontológicos<br />
<strong>de</strong> la filosofía mo<strong>de</strong>rna “el or<strong>de</strong>n<br />
computacional es algo más que la expresión<br />
<strong>de</strong> la sustancia en otra modalidad”,<br />
pues se sustancializa reduciendo a “los<br />
otros atributos a sus formas modales”<br />
(p. 60). Nada escapa al control <strong>de</strong>l “metasiervo”<br />
computacional, mayordomo <strong>de</strong><br />
toda esfera vital, que, más allá <strong>de</strong> la burocracia,<br />
aspira a la “administración total”.<br />
Es esta progresiva modificación ontológica<br />
<strong>de</strong>l espacio la que explica la supuesta<br />
generosidad <strong>de</strong>l Pentágono al transferir<br />
Arpanet a usos civiles. “El proceso <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>terioro medioambiental y el <strong>de</strong>sarrollo<br />
técnico -advierte proféticamente Isaac<br />
Álvarez, invirtiendo críticamente los<br />
argumentos <strong>de</strong> Moravec, - están creando<br />
unas condiciones inhóspitas que pue<strong>de</strong>n<br />
llegar a hacer difícil la supervivencia<br />
para el cuerpo humano”, <strong>de</strong> modo que la<br />
investigación cibernética, no se hace<br />
para construir robots a nuestro servicio,<br />
sino como complemento a las “soluciones<br />
médicas”, que avanzan hacia la sustitución<br />
<strong>de</strong> “los órganos colapsados<br />
(incluido el cerebro) por otros producidos<br />
industrialmente con técnicas <strong>de</strong> ingeniería<br />
genética” (p.75). El conductismo se<br />
hará así verda<strong>de</strong>ro en el “nuevo automatismo<br />
computacional” (p. 86).<br />
Sólo tras este recorrido por las ciencias<br />
y técnicas que han materializado el<br />
“ser computacional” discute Isaac Álvarez<br />
las tesis francfurtianas poniendo el<br />
énfasis en la negación crítica <strong>de</strong>l tecnooptimismo<br />
<strong>de</strong>mocrático. “El sueño <strong>de</strong><br />
que el automatismo liberaría a los hombres<br />
<strong>de</strong>l trabajo y permitiría tiempo libre<br />
para una humanidad también más libre<br />
toma la forma conocida <strong>de</strong> nuestros días,<br />
en el que no ha disminuido la necesidad<br />
<strong>de</strong>l trabajo”(p.87) y, en cambio, el control<br />
y la vigilancia se ha vuelto más eficaz. En<br />
realidad, el ser computacional “refuerza<br />
la ilusión <strong>de</strong> la racionalidad neutra” y, con<br />
la aséptica inocencia que le caracteriza,<br />
permite que la violencia, la astucia y el<br />
po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la técnica alcance la máxima<br />
implantación social y que, gracias a su<br />
opacidad, facilite incluso la impunidad <strong>de</strong><br />
los “genocidios planificados”.