I already knew that. - Sociedad Asturiana de Filosofía
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BOLETÍN Nº 2<br />
tuyen un cuerpo común. El avance <strong>de</strong> uno está <strong>de</strong><br />
inmediato a disposición <strong>de</strong>l otro, y <strong>de</strong> la humanidad.<br />
Pero los <strong>de</strong> los pseudo-científicos son grupos cerrados,<br />
a menudo endogámicos. Los forman comunida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> creyentes que no investigan, sólo creen, y que<br />
a<strong>de</strong>más mantienen la mínima comunicación posible<br />
con ajenos a su sistema <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as. A menudo, incluso,<br />
las prácticas están sólo al alcance <strong>de</strong> los iniciados, a<br />
los que incluso pue<strong>de</strong>n requerírseles una serie <strong>de</strong><br />
aptitu<strong>de</strong>s especiales.<br />
La joven, que no había abierto la boca en todo<br />
lo que duró la perorata <strong>de</strong> David, <strong>de</strong>cidió entonces<br />
meter baza:<br />
- No voy a ponerme a discutir esa sarta <strong>de</strong> arg umentos<br />
egocéntricos, pero sí que te haré una pregunta:<br />
todo eso que has dicho, todos esos supuestos arg umentos<br />
<strong>de</strong>svalorizadores, ¿no podrías aplicarlos<br />
también a la religión?<br />
Quizá el científico hubiera asentido, quién lo<br />
sabe, pero don Luis se le a<strong>de</strong>lantó:<br />
- A veces las prácticas religiosas pue<strong>de</strong>n parecer<br />
prácticas mágicas, <strong>de</strong> acuerdo, pero existe una<br />
diferencia fundamental. La hechicería, todas esas<br />
herejías, conciben un ser superior, quizá, tienes<br />
razón, similar en cierto modo a un dios, pero su actitud<br />
hacia él es opuesta a la <strong>de</strong> los religiosos. Nosotros<br />
preten<strong>de</strong>mos alcanzar la salvación; vosotros, domin<br />
a r, controlar esa fuerza en vuestro provecho. La religión<br />
se basa en la admiración a dios, no el temor a Él<br />
o el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> su favor.<br />
- Siento tener que <strong>de</strong>cir esto –intervino A l o n s o ,<br />
por primera vez en un buen rato– pero religión y<br />
magia sí tienen, basándome en algo que David<br />
comentó, una cosa común. Se parecen en ese matiz<br />
<strong>de</strong> oscuridad, <strong>de</strong> sectarismo. No <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ser algo<br />
injusto por tu parte, Luis, llamar fe a tus creencias y<br />
superstición a las <strong>de</strong> otros. Al cabo, no parece sino<br />
que sean caras <strong>de</strong> la misma moneda.<br />
- Ahí está –apostilló Idhiria, satisfecha–. ¿Por<br />
qué no atacar a la religión, pues? ¿Por qué sólo a las<br />
creencias que, con igual base, sostienen otros?<br />
- Por su peligrosidad –afirmó, tomando <strong>de</strong> nuevo<br />
el mando <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate, el científico–. A medida que<br />
su popularidad crece, las pseudo-ciencias se convierten<br />
en un auténtico y peligroso fenómeno <strong>de</strong>l nuevo<br />
siglo. Decenas <strong>de</strong> nigromantes se apostan, <strong>de</strong> un<br />
tiempo a esta parte, en todas las esquinas, esgrimiendo<br />
títulos fantasma, y nunca mejor dicho, con los que<br />
embaucar a los incautos. Y mientras se trate sólo <strong>de</strong><br />
dinero, el problema es mínimo. Pero imagínate el<br />
alcance <strong>de</strong>l problema si un enfermo no va al médico,<br />
con su fe ciega en los curan<strong>de</strong>ros, y muere por no<br />
haber recibido un tratamiento a<strong>de</strong>cuado. Sin llegar a<br />
esos extremos, la pseudo-ciencia es aun más dañina<br />
en cuanto que aliena la mente humana, haciéndola<br />
permeable a todo tipo <strong>de</strong> engaño. Creemos ciudadanos<br />
que crean en la magia, empachemos a sus men-<br />
tes con embrujos pseudo-científicos, y lograremos<br />
una masa sumamente maleable a la que llevar por<br />
don<strong>de</strong> nos interesa.<br />
- Pero eso no es cierto –protestó la aludida–. No<br />
es cierto que sean frau<strong>de</strong>s, mentiras con las que no<br />
aprovechamos <strong>de</strong> las gentes. Yo creo profundamente<br />
en lo que hago. Sé que es cierto. Y beneficioso: la<br />
gente acaba <strong>de</strong> hablar conmigo, y está más tranquila<br />
<strong>de</strong> lo que estaba. Qué importa que una ley matemática<br />
no pueda <strong>de</strong>mostrar que lo que digo es cierto: yo<br />
lo sé, y me basta.<br />
- ¡No me hagas reír! No crees en nada <strong>de</strong> lo que<br />
dices. Sabes <strong>de</strong> sobra que no estás ahí por tener un<br />
karma especialmente dotado, sino por vivir en un<br />
cuerpo <strong>de</strong> infarto. Son esos ojos, esos a<strong>de</strong>manes, los<br />
que hipnotizan el entendimiento <strong>de</strong> tus clientes y les<br />
hacen creer en lo que quieres que crean. Simplemente<br />
consumismo, compraventa <strong>de</strong> carne una vez más.<br />
No sé si creíste algún día, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego no ahora.<br />
Estás completamente vendida al sistema, sin valores<br />
ni verda<strong>de</strong>s. Casi me das pena...<br />
El <strong>de</strong>bate se <strong>de</strong>slizaba progresivamente hacia<br />
acusaciones personales. Eso no iba en el programa.<br />
Sacerdote y filósofo se entendieron con una mirada:<br />
-Se hace tar<strong>de</strong>... –intervino el primero– Deberíamos<br />
irnos... Manuela estará preocupada.<br />
En efecto, fuera oscurecía ya, y el camarero<br />
hacía un rato que les observaba, algo molesto porque<br />
permanecieran allí sin tomar nada más que un par <strong>de</strong><br />
míseros cafés ya hacía mucho reducidos a posos<br />
–quizá interpretables–.<br />
David e Idhiria se miraron. El primero se encogió<br />
<strong>de</strong> hombros:<br />
- Supongo que sí. Vamos si queréis. Pero me<br />
gustaría seguir esta conversación en algún otro<br />
momento, no creo que...<br />
Alonso no le <strong>de</strong>jó tiempo a quejarse:<br />
- Antes haréis una cosa. Mañana es mi conferencia<br />
para la radio. Hacedme un favor y escuchadla,<br />
todos. Es en una ca<strong>de</strong>na cultural. 106.2. Escuchadla<br />
– r e p i t i ó – .<br />
- ¿FM?<br />
- FM.<br />
Pagaron cada uno lo suyo, porque todos querían<br />
invitar, y salieron, subiéndose con frío los cuellos<br />
<strong>de</strong> los abrigos, <strong>de</strong>l bar. Jamás lo hubieran admitido,<br />
pero, mientras buscaban el lugar en que habían <strong>de</strong>jado<br />
aparcado el viejo Renault cochambroso <strong>de</strong>l sacerdote,<br />
los tres miraron atrás, cual Lot, un par <strong>de</strong> veces,<br />
hipnotizados <strong>de</strong> la manera más poco racional por el<br />
suave balanceo, péndulo <strong>de</strong> mago, <strong>de</strong> las ca<strong>de</strong>ras, la<br />
melena, el gesto, <strong>de</strong>l sortilegio estudiado <strong>de</strong> aquella<br />
postmo<strong>de</strong>rna pitonisa.