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La figura histórica de Jesús

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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

don<strong>de</strong> nos permiten pronunciarnos los testimonios que se han conservado).<br />

Los nombres aparecen <strong>de</strong> repente hacia el año 180. Por aquel<br />

entonces había numerosos evangelios, no sólo los cuatro nuestros, y los<br />

cristianos tuvieron que <strong>de</strong>cidir cuáles eran los dotados <strong>de</strong> autoridad. Esta<br />

fue una cuestión importante, sobre la que existían diferencias <strong>de</strong> opinión<br />

muy notables. Sabemos quién ganó: los cristianos que pensaban que los<br />

cuatro evangelios, ni más ni menos, eran los testimonios sobre <strong>Jesús</strong> dotados<br />

<strong>de</strong> autoridad.<br />

Aunque ahora conocemos el resultado, a finales <strong>de</strong>l siglo II éste era<br />

bastante incierto. Algunos cristianos querían que se reconocieran oficialmente<br />

más evangelios; otros, menos. Solamente voy a comentar parte <strong>de</strong><br />

la historia: la existencia <strong>de</strong> evangelios que finalmente no fueron aceptados<br />

en el cristianismo católico. Dichos evangelios, por lo general <strong>de</strong>nominados<br />

evangelios "apócrifos" ("ocultos"), han fascinado a la gente durante largo<br />

tiempo. Algunos <strong>de</strong> ellos (como el Evangelio <strong>de</strong> los Egipcios) se perdieron<br />

y únicamente se conocen por algunos breves pasajes citados por autores<br />

cuya obra ha llegado hasta nosotros. Hoy en día se pue<strong>de</strong>n leer muchos<br />

otros evangelios apócrifos traducidos al inglés [y al español], pero la mayoría<br />

<strong>de</strong> ellos se escribieron <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l 180. 7 Dos son relativamente antiguos<br />

y contienen material interesante: el evangelio <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> la infancia y<br />

el evangelio <strong>de</strong> Tomás. El primero <strong>de</strong> ellos es un evangelio especializado,<br />

como su título indica: sólo trata <strong>de</strong>l nacimiento y la infancia <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>. El<br />

evangelio <strong>de</strong> Tomás es una colección <strong>de</strong> dichos encontrados en Egipto<br />

entre los manuscritos gnósticos. (El gnosticismo era una visión <strong>de</strong>l mundo<br />

que sostenía que todo lo material era malo; el dios que creó el mundo era<br />

un dios malo, y la creación, perversa. Los gnósticos que a<strong>de</strong>más eran cristianos<br />

sostenían que el Dios bueno había enviado a <strong>Jesús</strong> para redimir las<br />

almas <strong>de</strong> las personas, no sus cuerpos, y que <strong>Jesús</strong> no era un ser humano<br />

real. Los cristianos que se oponían a estas i<strong>de</strong>as acabaron por <strong>de</strong>clararlos<br />

heréticos.)<br />

Comparto la opinión, generalizada entre los entendidos, <strong>de</strong> que muy,<br />

muy poco <strong>de</strong> los evangelios apócrifos tiene posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> remontarse a<br />

los tiempos <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>. Son legendarios y mitológicos. De todo el material<br />

apócrifo, sólo merecen consi<strong>de</strong>ración algunos dichos <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong><br />

Tomás. Esto no significa que podamos hacer una división limpia: por un<br />

lado, los históricos cuatro evangelios; por otro, los legendarios evangelios<br />

apócrifos. Hay rasgos legendarios en los cuatro evangelios <strong>de</strong>l Nuevo Tes-<br />

7 <strong>La</strong> traducción inglesa más completa <strong>de</strong> los apócrifos <strong>de</strong>l Nuevo Testamento es:<br />

Edgar Hennecke, New Testament Apocrypha, Wilhelm Schneemelcher (ed.), traducción<br />

inglesa ed. R. McL. Wilson, 2 vols., 1963, 1965 [trad. esp.: Aurelio <strong>de</strong> Santos<br />

Otero, Los evangelios apócrifos, Madrid 8 1993].<br />

LOS PROBLEMAS DE LAS FUENTES PRIMARIAS<br />

tamento, y también cierta cantidad <strong>de</strong> material <strong>de</strong> nueva creación (como<br />

acabamos <strong>de</strong> ver). No obstante, es en los cuatro evangelios canónicos<br />

don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bemos buscar huellas <strong>de</strong>l <strong>Jesús</strong> histórico.<br />

Volvamos ahora al asunto <strong>de</strong> la nominación <strong>de</strong> los evangelios. Para los<br />

miembros <strong>de</strong>l partido ganador (aquellos que querían cuatro evangelios, y<br />

sólo cuatro), era importante po<strong>de</strong>r atribuir los evangelios "correctos" a personas<br />

que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista histórico, estuvieran estrechamente vinculadas<br />

con <strong>Jesús</strong> o con sus más gran<strong>de</strong>s apóstoles. Los eruditos <strong>de</strong>tectives<br />

cristianos se pusieron a trabajar y, a partir <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> los evangelios que<br />

consi<strong>de</strong>raron pistas <strong>de</strong> la autoría, sacaron i<strong>de</strong>as sobre quién escribió cada<br />

evangelio. Un ejemplo: en el evangelio actualmente situado en cuarto<br />

lugar en el Nuevo Testamento ocupa un lugar <strong>de</strong>stacado cierto "discípulo<br />

amado" cuyo nombre no se da. Ese evangelio, sin embargo, no menciona<br />

a Juan, pese a que éste era uno <strong>de</strong> los discípulos principales (como sabemos<br />

por los <strong>de</strong>más evangelios, Hechos y la carta <strong>de</strong> Pablo a los Gálatas).<br />

Los <strong>de</strong>tectives cristianos <strong>de</strong>l siglo II probablemente razonaron que el<br />

cuarto evangelio fue escrito por Juan, quien prefirió referirse a sí mismo<br />

como el "discípulo amado", <strong>de</strong> ahí que ahora <strong>de</strong>nominemos el cuarto<br />

evangelio "el evangelio según Juan". En este caso, los cristianos <strong>de</strong>l siglo II<br />

<strong>de</strong>dujeron la autoría a partir <strong>de</strong> la no aparición <strong>de</strong> un nombre.<br />

El trabajo <strong>de</strong>tectivesco-erudito <strong>de</strong>l siglo II fue muy perspicaz. De<br />

hecho, las pistas secundarias constituyen hoy en día la base sobre la que<br />

precisamente intentamos <strong>de</strong>cir algo <strong>de</strong> los autores <strong>de</strong> obras anónimas. Sus<br />

nombres se nos pue<strong>de</strong>n escapar, pero seguramente no sus características.<br />

<strong>La</strong>s conclusiones <strong>de</strong> los cristianos <strong>de</strong>l siglo II acerca <strong>de</strong> esos nombres, sin<br />

embargo, fueron mucho más firmes <strong>de</strong> lo que los datos justifican. En Juan<br />

(esto es, en el evangelio ahora <strong>de</strong>nominado Juan), el autor pretendía establecer<br />

alguna i<strong>de</strong>a con sus frecuentes referencias al innominado "discípulo<br />

amado". También tenía opiniones sobre los nombres <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más discípulos<br />

que difieren <strong>de</strong> las <strong>de</strong> Mateo, Marcos y Lucas en algunos aspectos<br />

(más a<strong>de</strong>lante, pp. 142-145). Pero no po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que su<br />

tratamiento especial <strong>de</strong> los discípulos pretendiera ser una pista <strong>de</strong> su propio<br />

nombre. Bien pudo ser que los primeros lectores <strong>de</strong>l evangelio captaran<br />

la i<strong>de</strong>a, fuera la que fuera. ¿Por qué nuestro evangelio no fue atribuido<br />

inmediatamente a Juan? <strong>La</strong> contestación más probable es que la atribución<br />

se realizó bastante tar<strong>de</strong>, y fue una conjetura, más que una tradición bien<br />

fundada.<br />

Resulta improbable que los cristianos conocieran los nombres <strong>de</strong> los<br />

autores <strong>de</strong> los evangelios durante un período <strong>de</strong> unos cien años, más o<br />

menos, pero no los mencionaron en ninguna <strong>de</strong> las obras literarias que<br />

han llegado hasta nosotros (que constituyen un cuerpo muy importante).<br />

También es intrínsecamente probable que los evangelios llevaran al prin-<br />

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