La figura histórica de Jesús
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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />
honra<strong>de</strong>z, pero no es más que un modo rápido <strong>de</strong> expresar un procedimiento<br />
que ellos veían <strong>de</strong> forma muy diferente. Los cristianos creían que<br />
<strong>Jesús</strong> había ascendido al cielo y que podían dirigirse a él en la oración. A<br />
veces él contestaba. Esas respuestas las atribuían "al Señor". Ahora bien,<br />
nosotros queremos saber qué Señor: ¿el <strong>Jesús</strong> anterior a la crucifixión o el<br />
Señor resucitado, que tiene su resi<strong>de</strong>ncia en el cielo? Los cristianos pensaban<br />
que en todo caso era el mismo Señor. En las cartas <strong>de</strong> Pablo hay un<br />
solo ejemplo claro en que se escucha la respuesta <strong>de</strong>l Señor a la oración,<br />
aunque <strong>de</strong> hecho eso <strong>de</strong>bió <strong>de</strong> ocurrir en numerosas ocasiones. Pablo<br />
sufría a causa <strong>de</strong> "un aguijón en la carne", una dolencia in<strong>de</strong>finida. Tres<br />
veces pidió al Señor en la oración que lo apartara <strong>de</strong> él: "[El Señor] me<br />
dijo", escribió Pablo, "te basta mi gracia, ya que la fuerza se pone <strong>de</strong> manifiesto<br />
en la <strong>de</strong>bilidad" (2 Cor 12,7-9). Hay en este texto una cita directa<br />
<strong>de</strong>l Señor glorioso. Tenemos la carta <strong>de</strong> Pablo, y así po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir que él<br />
oyó esto en la oración. Pero otros cristianos, o incluso el mismo Pablo, tal<br />
vez repitieran el dicho sin especificar que procedía <strong>de</strong>l Señor glorioso. <strong>La</strong><br />
consecuencia podría haber sido que "mi fuerza se pone <strong>de</strong> manifiesto en la<br />
<strong>de</strong>bilidad" hubiera terminado en un evangelio, como una frase atribuida<br />
al <strong>Jesús</strong> histórico. En este caso no ocurrió tal cosa, pero podría haber ocurrido,<br />
y <strong>de</strong>bemos suponer que en ocasiones sucedieron realmente cosas así.<br />
Algunos <strong>de</strong> los primeros cristianos pensaban que el Señor glorioso se<br />
comunicaba muy libremente con ellos. Cito <strong>de</strong> nuevo a Pablo, cuyas cartas<br />
son la literatura cristiana más antigua que ha llegado hasta nosotros: 4<br />
<strong>de</strong>cía "hablar..." <strong>de</strong> cosas que "no eran aprendidas <strong>de</strong> la sabiduría humana,<br />
sino aprendidas <strong>de</strong>l Espíritu" (1 Cor 2,13). Como escribió en otro lugar,<br />
"el Señor es el Espíritu" (2 Cor 3,17). Dicho <strong>de</strong> otro modo, el Espíritu,<br />
que se comunicaba libremente con Pablo y con otros cristianos, podía ser<br />
consi<strong>de</strong>rado como el Espíritu <strong>de</strong>l Señor resucitado, que estaba, <strong>de</strong> una<br />
forma u otra, en continuidad con el <strong>Jesús</strong> histórico.<br />
No pretendo dar a enten<strong>de</strong>r que los primeros cristianos se <strong>de</strong>dicaran a<br />
disparatados vuelos <strong>de</strong> la fantasía, en los cuales creaban toda clase <strong>de</strong> cosas<br />
que luego atribuían al Espíritu = El Señor = <strong>Jesús</strong>. Cuando estudiemos los<br />
dichos <strong>de</strong> los evangelios sinópticos, indicaré con frecuencia cuan limitada<br />
era la creatividad cristiana primitiva. Consi<strong>de</strong>ro muy probable que los<br />
gran<strong>de</strong>s cambios producidos en el material fueran los relacionados con la<br />
modificación <strong>de</strong>l contexto y la realización <strong>de</strong> pequeños ajustes. Pero también<br />
<strong>de</strong>bemos aceptar que se creó algún material, es <strong>de</strong>cir, que los cristianos<br />
lo escucharon en oración.<br />
Una segunda fuente potencial <strong>de</strong> material <strong>de</strong> nueva creación fue la<br />
4 <strong>La</strong>s cartas <strong>de</strong> Pablo fueron compuestas en los años cincuenta y tal vez a principios<br />
<strong>de</strong> los sesenta. El primer evangelio es probablemente posterior al 70.<br />
LOS PROBLEMAS DE LAS FUENTES PRIMARIAS<br />
Escritura judía (que se convirtió en el "Antiguo Testamento" cristiano,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que los cristianos <strong>de</strong>cidieran que parte <strong>de</strong> su literatura también<br />
era Escritura y le dieran el nombre <strong>de</strong> "Nuevo Testamento"). Los cristianos<br />
pensaban que los profetas hebreos habían hablado <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> y que él dio<br />
cumplimiento a las expectativas proféticas. Podían, por tanto, leer los profetas<br />
y <strong>de</strong>scubrir cosas que <strong>Jesús</strong> <strong>de</strong>bió <strong>de</strong> hacer. Explicaré <strong>de</strong>talladamente<br />
este punto <strong>de</strong> vista en el capítulo siguiente.<br />
Los estudiosos han i<strong>de</strong>ado diversos recursos para tratar <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar<br />
qué dichos y hechos son "los auténticos", es <strong>de</strong>cir, para distinguir el material<br />
<strong>de</strong> nueva creación <strong>de</strong>l material que realmente se remonta a tiempos <strong>de</strong><br />
<strong>Jesús</strong>. No voy a <strong>de</strong>scribirlos en este momento, pero algunos <strong>de</strong> ellos aparecerán<br />
en los capítulos siguientes. He ofrecido una lista <strong>de</strong> criterios bastante<br />
completa, con ejemplos, en Studying the Synoptic Gospels (capítulos 20 y 21).<br />
En la presentación que hemos hecho hasta ahora hay implícitas dos<br />
i<strong>de</strong>as que <strong>de</strong>bo hacer explícitas en este momento. Una es que los evangelios<br />
tal como han llegado hasta nosotros no fueron escritos por testigos<br />
oculares basándose en un conocimiento <strong>de</strong> primera mano sobre <strong>Jesús</strong>. <strong>La</strong><br />
otra es que hay diferencias importantes entre los primeros tres evangelios<br />
y el cuarto*.<br />
Anonimía<br />
No sabemos quién escribió los evangelios. Actualmente tienen encabezamientos:<br />
"Según Mateo", "según Marcos", "según Lucas" y "según<br />
Juan". El Mateo y el Juan a los que se alu<strong>de</strong> fueron dos <strong>de</strong> los primeros discípulos<br />
<strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>. Marcos fue seguidor <strong>de</strong> Pablo y posiblemente también <strong>de</strong><br />
Pedro; Lucas fue uno <strong>de</strong> los conversos <strong>de</strong> Pablo. 5 Estos hombres —Mateo,<br />
Marcos, Lucas y Juan— vivieron realmente, pero no nos consta que escribieran<br />
los evangelios. <strong>La</strong>s pruebas <strong>de</strong> que disponemos indican que los<br />
evangelios permanecieron sin título hasta la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo II. He<br />
resumido dichas pruebas en otro lugar, 6 y no voy a repetirlas aquí, salvo en<br />
lo tocante a un punto. Los evangelios, tal como los conocemos, eran citados<br />
en la primera mitad <strong>de</strong>l siglo II, pero siempre anónimamente (hasta<br />
* Expresiones como "primer evangelio" y "cuarto evangelio", en este caso como<br />
en los <strong>de</strong>más, se refieren a la secuencia <strong>de</strong> los evangelios en el Nuevo Testamento, no<br />
al or<strong>de</strong>n en que fueron escritos].<br />
5 Mateo: Me 3,18, Mt 9,9 y otros lugares; Juan: Me 3,17, Gal 2,9 y otros lugares;<br />
Marcos: Col 4,10; 1 Pe 5,13 y otros lugares; Lucas: Flm 24 y otros lugares.<br />
6 SSG,pp. 7-15, 21-24.<br />
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