La figura histórica de Jesús

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09.05.2013 Views

70 LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS no voy a ofrecer una descripción de ellos. Quienes estén interesados comprobarán que la literatura esenia es en la actualidad relativamente fácil de estudiar, gracias a las buenas traducciones y a la existencia de un cuerpo fiable de material introductorio. 17 Lo que sí deseo, sin embargo, es emplear a los esenios para establecer una idea acerca de los fariseos. La literatura esenia revela un estudio intenso de la Biblia hebrea y gran riqueza de reglas comunitarias añadidas a las de la ley mosaica. Los esenios eran mucho más estrictos que los fariseos en casi todos los modos concebibles. Si los fariseos eran considerados los observadores "más estrictos" de la ley (como dice Josefo), la palabra "estricto" tiene la connotación de "muy exacto", más que la de "muy extremo". 18 Los saduceos eran el tercer partido del que tenemos nombre. Sabemos poco sobre ellos, salvo que la mayoría de los saduceos eran aristócratas, no creían en ninguna forma de vida después de la muerte y no aceptaban las tradiciones especiales de los fariseos. La mayoría de los estudiosos suponen que muchos de los sumos sacerdotes del período romano eran saduceos, pero sólo de uno tenemos información directa de Josefo: Anán, que era sumo sacerdote en el 62 EC (cuando había hecho ejecutar ilegalmente a Santiago, el hermano de Jesús) y uno de los cabecillas de la rebelión contra Roma, era saduceo. 19 El lector del Nuevo Testamento no se encuentra a los saduceos más que unas pocas veces; en ellas se confirma su estrecha asociación con el sacerdocio aristocrático y con el hecho de que no creían en la resurrección. 20 17 Geza Vermes, The Dead Sea Scrolls: Qumran in Perspective, 1977; TheDeadSea Scrolls in English, tr. Geza Vermes, 3 1987; Michael Knibb, The Qumran Community, 1987; Philip R. Davies, Behind the Essenes: History and Ideology in the Dead Sea Scrolls, 1987. Mi trabajo más reciente sobre los esenios es P&B, caps. 16 y 17 [Dos obras importantes en español: Florentino García Martínez, Textos de Qumran, Madrid 1992; del mismo autor, "Textos de Qumran", en G. Aranda Pérez, F. García Martínez y M. Pérez Fernández, Literatura judía intertestamentaria, Introducción al estudio de la Biblia, vol. 9, Estella 1996, pp. 15-241]. 22,3. 18 Josefo, Guerra 2,162; Vida 191 y en otros lugares. Así también Hch 26,5; cf. "Antig. 20,199. 20 Se mencionan sin descripción alguna en Mt 3,7 y 16,1-12. El pasaje sobre la resurrección se encuentra en Mt 22,23-33 // Me 12,18-27 // Le 20,27-40. Para la misma idea; véase también Hch 23,6-8. Hch 5,17 conecta estrechamente al sumo sacerdote con los saduceos, y su responsabilidad pública en lo tocante al mantenimiento del orden público está implícita en Hch 4,1. EL JUDAÍSMO COMO RELIGIÓN Hemos visto que, en tiempos de Jesús, eran comunes en el judaismo ciertas creencias y prácticas. La fuerza motriz era la fe en Dios y la devoción al modo de vida que él estableció para el pueblo judío por boca de sus portavoces: Moisés y, posteriormente, los profetas y sacerdotes. La mayoría de los pueblos del mundo antiguo eran religiosos, pero, aun así, destacaban la piedad y dedicación del pueblo judío. Además, estaba entregado a una religión noble, que inculcaba una vida recta, el amor, la oración y el arrepentimiento. También hemos visto que, en opinión de muchos, al sacerdocio hereditario le correspondía el liderazgo natural de la nación. No obstante, el carácter básico del judaismo suponía que los laicos podían impugnar el sacerdocio y reivindicar ser los mejores intérpretes de la ley (la ley estaba escrita, regía todas las dimensiones de la vida, cualquiera podía estudiarla y todos escuchaban su análisis e interpretación en las sinagogas los sábados). Surgieron grupos especiales con sus propias interpretaciones y pretensiones de ser los verdaderos portavoces de parte de Dios. Una rama del partido de los esenios era separatista; los miembros de este grupo creían que solamente ellos poseían la única alianza verdadera. Por lo demás, los miembros de los partidos participaban del judaismo común. Compartían las creencias y prácticas que hemos enumerado en la parte primera de este capítulo, aunque diferían en algunos detalles. Lo más importante es que todos daban culto en el mismo Templo y aceptaban que sus celebraciones mediaban entre ellos y Dios -aun cuando no les gustase el sumo sacerdote y no estuviesen de acuerdo con la forma concreta en que los sacerdotes cumplían algunas de sus obligaciones-. Incluso la rama separatista de los esenios participaba del judaismo común de manera bastante importante: creían en el único Dios, en la elección divina, en la entrega de la ley, en el arrepentimiento y en el perdón. También observaban todos los mandamientos bíblicos. Eran separatistas debido a sus determinaciones radicales: sólo ellos estaban verdaderamente en la alianza, sólo ellos poseían la interpretación correcta de la ley, sólo sus sacerdotes eran aceptables, y así sucesivamente. Los tres partidos principales no constituían el judaismo: la mayoría de los judíos no eran miembros de ningún partido. Los partidos nos sirven, más bien, de ejemplos: el judaismo no estaba enteramente en manos de los sacerdotes principales de Jerusalén; los laicos podían formarse sus propias opiniones. Todos los judíos, como los fariseos, se creían en el deber de entender la ley divina y obedecerla. Sólo hemos de añadir que de vez en cuando aparecían individuos que pretendían ser los representantes más genuinos de Dios. En términos generales, es aquí donde encaja Jesús. Fue una persona convencida de que conocía la voluntad de Dios. 71

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no voy a ofrecer una <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> ellos. Quienes estén interesados<br />

comprobarán que la literatura esenia es en la actualidad relativamente fácil<br />

<strong>de</strong> estudiar, gracias a las buenas traducciones y a la existencia <strong>de</strong> un cuerpo<br />

fiable <strong>de</strong> material introductorio. 17<br />

Lo que sí <strong>de</strong>seo, sin embargo, es emplear a los esenios para establecer<br />

una i<strong>de</strong>a acerca <strong>de</strong> los fariseos. <strong>La</strong> literatura esenia revela un estudio<br />

intenso <strong>de</strong> la Biblia hebrea y gran riqueza <strong>de</strong> reglas comunitarias añadidas<br />

a las <strong>de</strong> la ley mosaica. Los esenios eran mucho más estrictos que los<br />

fariseos en casi todos los modos concebibles. Si los fariseos eran consi<strong>de</strong>rados<br />

los observadores "más estrictos" <strong>de</strong> la ley (como dice Josefo), la<br />

palabra "estricto" tiene la connotación <strong>de</strong> "muy exacto", más que la <strong>de</strong><br />

"muy extremo". 18<br />

Los saduceos eran el tercer partido <strong>de</strong>l que tenemos nombre. Sabemos<br />

poco sobre ellos, salvo que la mayoría <strong>de</strong> los saduceos eran aristócratas, no<br />

creían en ninguna forma <strong>de</strong> vida <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte y no aceptaban las<br />

tradiciones especiales <strong>de</strong> los fariseos. <strong>La</strong> mayoría <strong>de</strong> los estudiosos suponen<br />

que muchos <strong>de</strong> los sumos sacerdotes <strong>de</strong>l período romano eran saduceos,<br />

pero sólo <strong>de</strong> uno tenemos información directa <strong>de</strong> Josefo: Anán, que era<br />

sumo sacerdote en el 62 EC (cuando había hecho ejecutar ilegalmente a<br />

Santiago, el hermano <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>) y uno <strong>de</strong> los cabecillas <strong>de</strong> la rebelión contra<br />

Roma, era saduceo. 19 El lector <strong>de</strong>l Nuevo Testamento no se encuentra<br />

a los saduceos más que unas pocas veces; en ellas se confirma su estrecha<br />

asociación con el sacerdocio aristocrático y con el hecho <strong>de</strong> que no creían<br />

en la resurrección. 20<br />

17 Geza Vermes, The Dead Sea Scrolls: Qumran in Perspective, 1977; TheDeadSea<br />

Scrolls in English, tr. Geza Vermes, 3 1987; Michael Knibb, The Qumran Community,<br />

1987; Philip R. Davies, Behind the Essenes: History and I<strong>de</strong>ology in the Dead Sea Scrolls,<br />

1987. Mi trabajo más reciente sobre los esenios es P&B, caps. 16 y 17 [Dos obras<br />

importantes en español: Florentino García Martínez, Textos <strong>de</strong> Qumran, Madrid<br />

1992; <strong>de</strong>l mismo autor, "Textos <strong>de</strong> Qumran", en G. Aranda Pérez, F. García Martínez<br />

y M. Pérez Fernán<strong>de</strong>z, Literatura judía intertestamentaria, Introducción al estudio <strong>de</strong> la<br />

Biblia, vol. 9, Estella 1996, pp. 15-241].<br />

22,3.<br />

18 Josefo, Guerra 2,162; Vida 191 y en otros lugares. Así también Hch 26,5; cf.<br />

"Antig. 20,199.<br />

20 Se mencionan sin <strong>de</strong>scripción alguna en Mt 3,7 y 16,1-12. El pasaje sobre la<br />

resurrección se encuentra en Mt 22,23-33 // Me 12,18-27 // Le 20,27-40. Para la<br />

misma i<strong>de</strong>a; véase también Hch 23,6-8. Hch 5,17 conecta estrechamente al sumo<br />

sacerdote con los saduceos, y su responsabilidad pública en lo tocante al mantenimiento<br />

<strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n público está implícita en Hch 4,1.<br />

EL JUDAÍSMO COMO RELIGIÓN<br />

Hemos visto que, en tiempos <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>, eran comunes en el judaismo<br />

ciertas creencias y prácticas. <strong>La</strong> fuerza motriz era la fe en Dios y la <strong>de</strong>voción<br />

al modo <strong>de</strong> vida que él estableció para el pueblo judío por boca <strong>de</strong><br />

sus portavoces: Moisés y, posteriormente, los profetas y sacerdotes. <strong>La</strong><br />

mayoría <strong>de</strong> los pueblos <strong>de</strong>l mundo antiguo eran religiosos, pero, aun así,<br />

<strong>de</strong>stacaban la piedad y <strong>de</strong>dicación <strong>de</strong>l pueblo judío. A<strong>de</strong>más, estaba entregado<br />

a una religión noble, que inculcaba una vida recta, el amor, la oración<br />

y el arrepentimiento.<br />

También hemos visto que, en opinión <strong>de</strong> muchos, al sacerdocio hereditario<br />

le correspondía el li<strong>de</strong>razgo natural <strong>de</strong> la nación. No obstante, el<br />

carácter básico <strong>de</strong>l judaismo suponía que los laicos podían impugnar el<br />

sacerdocio y reivindicar ser los mejores intérpretes <strong>de</strong> la ley (la ley estaba<br />

escrita, regía todas las dimensiones <strong>de</strong> la vida, cualquiera podía estudiarla<br />

y todos escuchaban su análisis e interpretación en las sinagogas los sábados).<br />

Surgieron grupos especiales con sus propias interpretaciones y pretensiones<br />

<strong>de</strong> ser los verda<strong>de</strong>ros portavoces <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios. Una rama <strong>de</strong>l<br />

partido <strong>de</strong> los esenios era separatista; los miembros <strong>de</strong> este grupo creían<br />

que solamente ellos poseían la única alianza verda<strong>de</strong>ra. Por lo <strong>de</strong>más, los<br />

miembros <strong>de</strong> los partidos participaban <strong>de</strong>l judaismo común. Compartían<br />

las creencias y prácticas que hemos enumerado en la parte primera <strong>de</strong> este<br />

capítulo, aunque diferían en algunos <strong>de</strong>talles. Lo más importante es que<br />

todos daban culto en el mismo Templo y aceptaban que sus celebraciones<br />

mediaban entre ellos y Dios -aun cuando no les gustase el sumo sacerdote<br />

y no estuviesen <strong>de</strong> acuerdo con la forma concreta en que los sacerdotes<br />

cumplían algunas <strong>de</strong> sus obligaciones-. Incluso la rama separatista <strong>de</strong> los<br />

esenios participaba <strong>de</strong>l judaismo común <strong>de</strong> manera bastante importante:<br />

creían en el único Dios, en la elección divina, en la entrega <strong>de</strong> la ley, en el<br />

arrepentimiento y en el perdón. También observaban todos los mandamientos<br />

bíblicos. Eran separatistas <strong>de</strong>bido a sus <strong>de</strong>terminaciones radicales:<br />

sólo ellos estaban verda<strong>de</strong>ramente en la alianza, sólo ellos poseían la interpretación<br />

correcta <strong>de</strong> la ley, sólo sus sacerdotes eran aceptables, y así sucesivamente.<br />

Los tres partidos principales no constituían el judaismo: la mayoría <strong>de</strong><br />

los judíos no eran miembros <strong>de</strong> ningún partido. Los partidos nos sirven,<br />

más bien, <strong>de</strong> ejemplos: el judaismo no estaba enteramente en manos <strong>de</strong> los<br />

sacerdotes principales <strong>de</strong> Jerusalén; los laicos podían formarse sus propias<br />

opiniones. Todos los judíos, como los fariseos, se creían en el <strong>de</strong>ber <strong>de</strong><br />

enten<strong>de</strong>r la ley divina y obe<strong>de</strong>cerla. Sólo hemos <strong>de</strong> añadir que <strong>de</strong> vez en<br />

cuando aparecían individuos que pretendían ser los representantes más<br />

genuinos <strong>de</strong> Dios. En términos generales, es aquí don<strong>de</strong> encaja <strong>Jesús</strong>. Fue<br />

una persona convencida <strong>de</strong> que conocía la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />

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