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La figura histórica de Jesús

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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

Algunas palabras sobre los diferentes relatos <strong>de</strong> la resurrección pue<strong>de</strong>n<br />

resultar útiles, no obstante. Según Mateo y Marcos, los discípulos fueron<br />

a Galilea y vieron allí a <strong>Jesús</strong>; según Lucas, no <strong>de</strong>jaron los alre<strong>de</strong>dores<br />

<strong>de</strong> Jerusalén. <strong>La</strong> historia <strong>de</strong> la ascensión <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> al cielo es diferente en<br />

Le 24,50-53 y Hch 1,6-11, aunque ambos relatos fueron escritos por el<br />

mismo autor. Igualmente sorpren<strong>de</strong>ntes son las divergencias entre las historias<br />

<strong>de</strong> las apariciones <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>. En Mateo, se aparece sólo dos veces: la<br />

primera, a María Magdalena y a la otra María (28,9s); la segunda, a los<br />

once discípulos que aún vivían (28,16-20; Judas se había suicidado). En<br />

Lucas no se aparece a las mujeres (véase Le 24,8-11), sino primero a dos<br />

discípulos (Le 24,13-25) —uno <strong>de</strong> ellos innominado; el otro, Cleofás, <strong>de</strong>sconocido<br />

por lo <strong>de</strong>más—, luego a todos los discípulos, ante quienes comió<br />

(Le 24,36-49). Según Hechos, estuvo con los discípulos durante cuarenta<br />

días, apareciéndoseles <strong>de</strong> forma intermitente (Hch l,3s).<br />

Los primeros indicios, sin embargo, no están en los evangelios, sino<br />

en una <strong>de</strong> las cartas <strong>de</strong> Pablo. Ofrece éste, como parte <strong>de</strong> lo que se le "había<br />

transmitido", una lista <strong>de</strong> apariciones <strong>de</strong>l Señor resucitado: se apareció primero<br />

a Cefas (Pedro), luego a los doce (¡no a los once!), luego a más <strong>de</strong> quinientos,<br />

luego a Santiago (el hermano <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>), luego a "todos los apóstoles"<br />

(al parecer, no sólo a los doce), luego a Pablo mismo (1 Cor 15,3-8).<br />

Antes <strong>de</strong> comentar los problemas planteados por estos relatos divergentes,<br />

vamos primero a consi<strong>de</strong>rar cómo <strong>de</strong>scriben nuestras fuentes al<br />

<strong>Jesús</strong> resucitado: qué aspecto tenía. Según Lucas, no resultaba inmediatamente<br />

reconocible; los dos primeros discípulos a quienes se apareció caminaron<br />

y hablaron con él durante algún tiempo sin saber quién era; se dio<br />

a conocer "al partir el pan", cuando comieron juntos (Le 24,35). 2 Aunque<br />

podía aparecer y <strong>de</strong>saparecer, no era un fantasma. Lucas insiste mucho en<br />

eso. El Señor resucitado era tangible y podía comer (24,39-43).<br />

Cuando Pablo entabló un <strong>de</strong>bate con los conversos corintios acerca <strong>de</strong><br />

si los cristianos difuntos resucitarían o no, con cuerpo y todo, trató <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir<br />

cómo sería la resurrección veni<strong>de</strong>ra. Presumiblemente, su respuesta se<br />

basa en su propia experiencia <strong>de</strong> primera mano <strong>de</strong> ver al Señor resucitado<br />

("¿Es que no he visto yo a <strong>Jesús</strong>, nuestro Señor?" [1 Cor 9,1]; Dios "me<br />

reveló a su Hijo" [Gal 1,16]). 3 En la resurrección, explica Pablo, cada uno<br />

tendrá un cuerpo, pero transformado: no un cuerpo físico, sino un cuerpo<br />

espiritual. Un hecho está claro: la carne y la sangre no pue<strong>de</strong>n heredar el<br />

Reino <strong>de</strong> Dios; los cuerpos resucitados serán espirituales, no carnales. Luego,<br />

2 Véase también Jn 20,l4s: María Magdalena pensó que era el jardinero.<br />

3 El autor <strong>de</strong> Hechos era <strong>de</strong> la opinión <strong>de</strong> que Pablo vio una luz brillante<br />

(Hch 9,3; 22,6; 26,13), pero la opinión <strong>de</strong> Pablo era que había visto al Señor.<br />

EPÍLOGO: LA RESURRECCIÓN<br />

301<br />

Pablo aplica esto a <strong>Jesús</strong>: "Así como llevamos la imagen <strong>de</strong>l hombre terrestre,<br />

llevaremos también la imagen <strong>de</strong>l hombre celestial" (1 Cor 15,42-50). Pablo<br />

repetía: todos serán cambiados; cuando sean como el "hombre celestial", no<br />

tendrán ya sus cuerpos corruptibles, sino incorruptibles (1 Cor 15,51-54).<br />

En el siglo I, la gente sabía <strong>de</strong> dos fenómenos semejantes a la resurrección:<br />

los fantasmas y los cadáveres resucitados. Un fantasma era entonces<br />

lo que es ahora, o lo que era para Shakespeare: 4 un espectro que se aparece<br />

especialmente a altas horas <strong>de</strong> la madrugada. 5 <strong>La</strong>s personas cultas <strong>de</strong><br />

la antigüedad, lo mismo que las <strong>de</strong> hoy en día, <strong>de</strong>sechan los fantasmas<br />

como criaturas <strong>de</strong> los sueños, productos <strong>de</strong> la imaginación. Los menos cultos,<br />

naturalmente, eran crédulos. Tanto Pablo como Lucas se oponían a la<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el Señor resucitado fuera un fantasma. Lucas explícitamente<br />

("un fantasma no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo", 24,39);<br />

Pablo <strong>de</strong> manera implícita: lo que resucita es un cuerpo espiritual. Sin<br />

embargo, se opusieron igualmente a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que <strong>Jesús</strong> fuera un cadáver<br />

resucitado. Estos eran mejor conocidos entonces que ahora, porque el<br />

embalsamamiento es una práctica muy extendida. No obstante, es posible<br />

que una persona esté muerta según todas las apariencias y, más tar<strong>de</strong>,<br />

"recupere" la vida. Existen diversas historias <strong>de</strong> éstas en la literatura antigua,<br />

unas recogidas en la Biblia y otras en lugares diferentes. 6 Pablo y<br />

Lucas, sin embargo, niegan que el Señor resucitado fuera simplemente<br />

<strong>de</strong>vuelto a la vida. Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> Pablo, había sido transformado,<br />

cambiado, <strong>de</strong> un cuerpo "físico" o "natural", a un "cuerpo espiritual".<br />

Lucas pensaba que tenía carne y podía comer, pero también que<br />

había experimentado un cambio. No era claramente reconocible para<br />

quienes lo vieron, y podía aparecer y <strong>de</strong>saparecer.<br />

Ambos autores trataban <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir -Pablo <strong>de</strong> primera mano, Lucas<br />

<strong>de</strong> segunda o tercera mano- una experiencia que no se ajusta a ninguna<br />

categoría conocida. Lo que niegan es mucho más claro que lo que afirman.<br />

Enfrentados a relatos <strong>de</strong> esta naturaleza -historias marcadamente<br />

divergentes acerca <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> y a quién se apareció <strong>Jesús</strong>, falta <strong>de</strong> acuerdo y<br />

claridad sobre qué aspecto tenía (salvo un acuerdo en lo negativo)-, no<br />

po<strong>de</strong>mos reconstruir lo que realmente sucedió. A lo largo <strong>de</strong> este libro, he<br />

brindado indicaciones sobre lo que subyace tras los pasajes evangélicos.<br />

4 En Macbeth, el fantasma <strong>de</strong> Banquo y la daga espectral, "la daga aérea"; en<br />

Hamlet, el fantasma <strong>de</strong> su padre.<br />

5 Véase, por ejemplo, Plutarco, Bruto 36.<br />

6 1 Re 17,8-14; 2 Re 4,18-36; Me 5,21-43 (// Mt 9,18-26; Le 8,40-56);<br />

Le 7,11-17; Hch 9,36-43; Jn 11,5-44; Filóstrato, Vida <strong>de</strong>Apolonio <strong>de</strong> Tiana 4,45;<br />

Plinio, Historia natural 26,13; Apuleyo, Florida 19.

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