La figura histórica de Jesús

La figura histórica de Jesús La figura histórica de Jesús

arminianos.files.wordpress.com
from arminianos.files.wordpress.com More from this publisher
09.05.2013 Views

266 LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS la ambición mostrada por Pedro a cuenta suya, y que, después, tres de ellos (Pedro, Santiago y Juan) tuvieron una visión en la cual lo vieron glorioso con Moisés y Elias (Me 9,2-13). Según la Biblia, Elias fue llevado en cuerpo al cielo, y la tradición judía a menudo confirió el mismo honor a Moisés. La presencia de Jesús en medio de ellos, en la visión de los discípulos, da testimonio de una categoría verdaderamente alta -una vez más, no precisamente la de "hijo de David" o "Mesías"—. Ambos, Elias y Moisés, eran "profetas". 6) Al final, los cristianos primitivos conservaron el título "Mesías", pero le dieron una definición nueva para que concordara con su propia experiencia: Jesús se convirtió para ellos en una nueva clase de Mesías, un Mesías que había actuado como taumaturgo y profeta durante su vida, pero que era también el Señor celestial que volvería al final. Esta definición de Mesías —profeta, taumaturgo y Señor celestial— es postfactum: los cristianos primitivos lo veían así y además le llamaban "Mesías". Por lo que sabemos, el término "Mesías" no se había definido de esa manera con anterioridad. El título "Hijo de Dios" es más vago aún que el de "Mesías". Debido a los relatos del nacimiento presentes en Mateo y Lucas, los lectores modernos a menudo piensan que "Hijo de Dios" significaba "varón concebido sin semen humano" o incluso "varón mitad humano, mitad divino, engendrado al fecundar Dios un óvulo humano sin semen". Al analizar los milagros {supra, pp. 183-184), observábamos que esta noción se encontraba en su ambiente en el mundo de habla griega. Una historia así contaban de Alejandro Magno: fue el Hijo de Zeus; su madre fue alcanzada por un rayo antes de que ella y Filipo de Macedonia consumaran su matrimonio y, por tanto, Alejandro era un hijo híbrido. 5 Ningún judío de la antigüedad, que sepamos, utilizó "Hijo de Dios" en ese sentido toscamente literal. El uso judío común era genérico: todos los judíos eran "Hijos de Dios" (el masculino, en este caso, incluía a las mujeres). El uso del singular "Hijo de Dios" para referirse a una persona concreta sería sorprendente, pero no haría pensar al oyente en modos no naturales de concepción ni en una descendencia híbrida. Como hemos señalado en el capítulo 10, este título implicaba una situación especial ante Dios y un poder inusitado para hacer el bien. Es difícil decir con exactitud lo que los autores del Nuevo Testamento quisieron decir con el título "Hijo de Dios", aunque tenemos sus escritos y podemos estudiarlos. Mateo y Lucas, que tienen historias sobre la concepción de María por obra del Espíritu Santo (Mt 1,20; Le 1,34), también rastrean el linaje de Jesús a través de José, el marido de María (Mt 1,16; 5 Para el rayo, véase Robin Lañe Fox, Alexander the Great, p. 214. Sobre "Hijo de Dios", véanse pp. 210-218. LA VISIÓN QUE JESÚS TENÍA SOBRE SU PAPEL EN EL PLAN DE DIOS 267 Le 3,23). Los evangelios tienen otras maneras de definir a Jesús como Hijo de Dios, aparte de las historias de su concepción y nacimiento. En el relato del bautismo de Jesús, una paloma desciende y una voz del cielo se dirige a Jesús: "Tú eres mi Hijo amado" (Me 1,11 //Le 3,22). 6 Se trata de una cita de Sal 2,7, donde "Hijo de Dios" se aplica al rey de Israel -que era un ser humano normal-. Parece que, en Marcos, "tú eres mi Hijo" pretende ser una declaración de adopción; Dios dio a Jesús una categoría especial cuando fue bautizado. Según un pasaje de las cartas de Pablo, Jesús fue "designado" o "declarado" "Hijo de Dios poderoso" por su resurrección, no en el momento de su concepción (Rom 1,4). Que "Hijo de Dios" no se refería para Pablo a la manera en que fue concebido Jesús queda indicado también en los pasajes donde el apóstol dice que los cristianos se convierten en hijos de Dios. "Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios 7 , ésos son hijos de Dios. Pues bien, vosotros no habéis recibido un Espíritu que os haga esclavos..., sino que habéis recibido un Espíritu que os hace hijos adoptivos y os permite clamar: 'Abba', es decir, 'Padre'. Ese mismo Espíritu se une al nuestro para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, toda vez que, si ahora padecemos con él, seremos también glorificados con él" (Rom 8,14-17; cf. Gal 4,4-7). Éste es otro pasaje que presenta la adopción como definición de la filiación. Pablo no dijo que los cristianos eran engendrados por un sustituto divino del semen, sino más bien que eran adoptados y de esa manera se convertían en hermanos de Cristo y, por tanto, en coherederos con él —y que él había sido declarado Hijo, no literalmente engendrado por Dios—. En otro pasaje, Pablo escribió que quienes tienen fe son hijos de Dios (Gal 3,26). En la correspondencia que ha llegado hasta nosotros, Pablo no llama a nadie "Hijo de Dios" en singular, excepto a Jesús, pero no hay ningún indicio en sus cartas de que pensase que ese título, aplicado a Jesús, significara que éste era humano sólo a medias. Dicho título tampoco requiere una historia de concepción milagrosa. Jesús era el Hijo de Dios, pero los demás podían convertirse en hijos de Dios. También Jesús pensaba que esa transformación era posible: dijo a sus seguidores que, si amaban a sus enemigos, serían "hijos de Dios". Los primeros cristianos, pues, aplicaban "Hijo de Dios" a Jesús, pero no pensaban que fuera un híbrido, mitad Dios, mitad hombre. Consideraban "Hijo de Dios" una alta designación, pero poco más podemos decir. Cuando los conversos gentiles empezaron a entrar en el nuevo movi- 6 En Mt 3,17, la voz habla en tercera persona: "Éste es mi... Hijo". 7 Aquí, lo mismo que en los versículos siguientes, "hijos" es un sustantivo genérico que abarca ambos sexos; ése es con seguridad el significado que le da Pablo.

266<br />

LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

la ambición mostrada por Pedro a cuenta suya, y que, <strong>de</strong>spués, tres <strong>de</strong> ellos<br />

(Pedro, Santiago y Juan) tuvieron una visión en la cual lo vieron glorioso con<br />

Moisés y Elias (Me 9,2-13). Según la Biblia, Elias fue llevado en cuerpo al<br />

cielo, y la tradición judía a menudo confirió el mismo honor a Moisés. <strong>La</strong><br />

presencia <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> en medio <strong>de</strong> ellos, en la visión <strong>de</strong> los discípulos, da testimonio<br />

<strong>de</strong> una categoría verda<strong>de</strong>ramente alta -una vez más, no precisamente<br />

la <strong>de</strong> "hijo <strong>de</strong> David" o "Mesías"—. Ambos, Elias y Moisés, eran "profetas".<br />

6) Al final, los cristianos primitivos conservaron el título "Mesías", pero<br />

le dieron una <strong>de</strong>finición nueva para que concordara con su propia experiencia:<br />

<strong>Jesús</strong> se convirtió para ellos en una nueva clase <strong>de</strong> Mesías, un Mesías que<br />

había actuado como taumaturgo y profeta durante su vida, pero que era<br />

también el Señor celestial que volvería al final. Esta <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> Mesías<br />

—profeta, taumaturgo y Señor celestial— es postfactum: los cristianos primitivos<br />

lo veían así y a<strong>de</strong>más le llamaban "Mesías". Por lo que sabemos, el término<br />

"Mesías" no se había <strong>de</strong>finido <strong>de</strong> esa manera con anterioridad.<br />

El título "Hijo <strong>de</strong> Dios" es más vago aún que el <strong>de</strong> "Mesías". Debido a<br />

los relatos <strong>de</strong>l nacimiento presentes en Mateo y Lucas, los lectores mo<strong>de</strong>rnos<br />

a menudo piensan que "Hijo <strong>de</strong> Dios" significaba "varón concebido sin<br />

semen humano" o incluso "varón mitad humano, mitad divino, engendrado<br />

al fecundar Dios un óvulo humano sin semen". Al analizar los milagros<br />

{supra, pp. 183-184), observábamos que esta noción se encontraba en<br />

su ambiente en el mundo <strong>de</strong> habla griega. Una historia así contaban <strong>de</strong> Alejandro<br />

Magno: fue el Hijo <strong>de</strong> Zeus; su madre fue alcanzada por un rayo<br />

antes <strong>de</strong> que ella y Filipo <strong>de</strong> Macedonia consumaran su matrimonio y, por<br />

tanto, Alejandro era un hijo híbrido. 5 Ningún judío <strong>de</strong> la antigüedad, que<br />

sepamos, utilizó "Hijo <strong>de</strong> Dios" en ese sentido toscamente literal. El uso<br />

judío común era genérico: todos los judíos eran "Hijos <strong>de</strong> Dios" (el masculino,<br />

en este caso, incluía a las mujeres). El uso <strong>de</strong>l singular "Hijo <strong>de</strong> Dios"<br />

para referirse a una persona concreta sería sorpren<strong>de</strong>nte, pero no haría pensar<br />

al oyente en modos no naturales <strong>de</strong> concepción ni en una <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia<br />

híbrida. Como hemos señalado en el capítulo 10, este título implicaba una<br />

situación especial ante Dios y un po<strong>de</strong>r inusitado para hacer el bien.<br />

Es difícil <strong>de</strong>cir con exactitud lo que los autores <strong>de</strong>l Nuevo Testamento<br />

quisieron <strong>de</strong>cir con el título "Hijo <strong>de</strong> Dios", aunque tenemos sus escritos<br />

y po<strong>de</strong>mos estudiarlos. Mateo y Lucas, que tienen historias sobre la concepción<br />

<strong>de</strong> María por obra <strong>de</strong>l Espíritu Santo (Mt 1,20; Le 1,34), también<br />

rastrean el linaje <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> a través <strong>de</strong> José, el marido <strong>de</strong> María (Mt 1,16;<br />

5 Para el rayo, véase Robin <strong>La</strong>ñe Fox, Alexan<strong>de</strong>r the Great, p. 214. Sobre "Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios", véanse pp. 210-218.<br />

LA VISIÓN QUE JESÚS TENÍA SOBRE SU PAPEL EN EL PLAN DE DIOS<br />

267<br />

Le 3,23). Los evangelios tienen otras maneras <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir a <strong>Jesús</strong> como Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios, aparte <strong>de</strong> las historias <strong>de</strong> su concepción y nacimiento. En el relato<br />

<strong>de</strong>l bautismo <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>, una paloma <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> y una voz <strong>de</strong>l cielo se dirige a<br />

<strong>Jesús</strong>: "Tú eres mi Hijo amado" (Me 1,11 //Le 3,22). 6 Se trata <strong>de</strong> una cita<br />

<strong>de</strong> Sal 2,7, don<strong>de</strong> "Hijo <strong>de</strong> Dios" se aplica al rey <strong>de</strong> Israel -que era un ser<br />

humano normal-. Parece que, en Marcos, "tú eres mi Hijo" preten<strong>de</strong> ser una<br />

<strong>de</strong>claración <strong>de</strong> adopción; Dios dio a <strong>Jesús</strong> una categoría especial cuando fue<br />

bautizado. Según un pasaje <strong>de</strong> las cartas <strong>de</strong> Pablo, <strong>Jesús</strong> fue "<strong>de</strong>signado" o<br />

"<strong>de</strong>clarado" "Hijo <strong>de</strong> Dios po<strong>de</strong>roso" por su resurrección, no en el momento<br />

<strong>de</strong> su concepción (Rom 1,4). Que "Hijo <strong>de</strong> Dios" no se refería para Pablo a<br />

la manera en que fue concebido <strong>Jesús</strong> queda indicado también en los pasajes<br />

don<strong>de</strong> el apóstol dice que los cristianos se convierten en hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

"Los que se <strong>de</strong>jan guiar por el Espíritu <strong>de</strong> Dios 7 , ésos son hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

Pues bien, vosotros no habéis recibido un Espíritu que os haga esclavos...,<br />

sino que habéis recibido un Espíritu que os hace hijos adoptivos<br />

y os permite clamar: 'Abba', es <strong>de</strong>cir, 'Padre'. Ese mismo Espíritu se une<br />

al nuestro para dar testimonio <strong>de</strong> que somos hijos <strong>de</strong> Dios. Y si somos<br />

hijos, también somos here<strong>de</strong>ros: here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Dios y cohere<strong>de</strong>ros con<br />

Cristo, toda vez que, si ahora pa<strong>de</strong>cemos con él, seremos también glorificados<br />

con él" (Rom 8,14-17; cf. Gal 4,4-7).<br />

Éste es otro pasaje que presenta la adopción como <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> la<br />

filiación. Pablo no dijo que los cristianos eran engendrados por un sustituto<br />

divino <strong>de</strong>l semen, sino más bien que eran adoptados y <strong>de</strong> esa manera<br />

se convertían en hermanos <strong>de</strong> Cristo y, por tanto, en cohere<strong>de</strong>ros con él<br />

—y que él había sido <strong>de</strong>clarado Hijo, no literalmente engendrado por<br />

Dios—. En otro pasaje, Pablo escribió que quienes tienen fe son hijos <strong>de</strong><br />

Dios (Gal 3,26). En la correspon<strong>de</strong>ncia que ha llegado hasta nosotros,<br />

Pablo no llama a nadie "Hijo <strong>de</strong> Dios" en singular, excepto a <strong>Jesús</strong>, pero<br />

no hay ningún indicio en sus cartas <strong>de</strong> que pensase que ese título, aplicado<br />

a <strong>Jesús</strong>, significara que éste era humano sólo a medias. Dicho título tampoco<br />

requiere una historia <strong>de</strong> concepción milagrosa. <strong>Jesús</strong> era el Hijo <strong>de</strong><br />

Dios, pero los <strong>de</strong>más podían convertirse en hijos <strong>de</strong> Dios. También <strong>Jesús</strong><br />

pensaba que esa transformación era posible: dijo a sus seguidores que, si<br />

amaban a sus enemigos, serían "hijos <strong>de</strong> Dios".<br />

Los primeros cristianos, pues, aplicaban "Hijo <strong>de</strong> Dios" a <strong>Jesús</strong>, pero<br />

no pensaban que fuera un híbrido, mitad Dios, mitad hombre. Consi<strong>de</strong>raban<br />

"Hijo <strong>de</strong> Dios" una alta <strong>de</strong>signación, pero poco más po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir.<br />

Cuando los conversos gentiles empezaron a entrar en el nuevo movi-<br />

6 En Mt 3,17, la voz habla en tercera persona: "Éste es mi... Hijo".<br />

7 Aquí, lo mismo que en los versículos siguientes, "hijos" es un sustantivo genérico<br />

que abarca ambos sexos; ése es con seguridad el significado que le da Pablo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!