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La figura histórica de Jesús

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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

Con respecto a la falta <strong>de</strong> planes específicos para integrar a los malvados<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una sociedad más recta, <strong>de</strong>bemos señalar que no hay ni un<br />

solo caso en que <strong>Jesús</strong> exija al malvado hacer lo que la ley estipula para<br />

convertirse en justo. Hemos visto esos requerimientos más arriba: quienes<br />

se habían beneficiado con maldad <strong>de</strong>bían restituir lo que habían<br />

tomado, añadiendo un quinto <strong>de</strong> su valor como multa, llevar al Templo<br />

un carnero como ofrenda <strong>de</strong> reparación, confesar el pecado con una mano<br />

sobre la cabeza <strong>de</strong>l carnero, sacrificarlo y así ser perdonado (por ejemplo,<br />

Lv 5,20-26). En la historia lucana sobre Zaqueo, el recaudador <strong>de</strong> impuestos<br />

prometió restituir cuatro veces lo que se había embolsado con malas<br />

artes, cantidad que supera la requerida por la ley, pero no hay ningún indicio<br />

<strong>de</strong> que llevara una ofrenda al Templo y recibiera allí el perdón.<br />

Hay dos explicaciones posibles <strong>de</strong> por qué este tema está ausente. Una<br />

es que <strong>Jesús</strong>, quienes lo escuchaban, los discípulos y los primeros cristianos,<br />

todos, simplemente presuponían el sistema sacrificial. Los malvados<br />

que <strong>de</strong>cidían cambiar <strong>de</strong> vida, como Zaqueo, sabían que la ley exigía un<br />

sacrificio, y así, la vez siguiente que iban a Jerusalén ofrecían un sacrificio<br />

<strong>de</strong> reparación. <strong>La</strong> segunda posibilidad es que <strong>Jesús</strong> pensara y dijera que los<br />

malvados que le seguían, aunque técnicamente no se habían "arrepentido",<br />

ni se habían convertido en justos <strong>de</strong> la manera exigida por la ley, estarían<br />

en el Reino y, <strong>de</strong> hecho, "prece<strong>de</strong>rían" a los justos según la ley. Si esto era lo<br />

importante <strong>de</strong> la llamada <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> a los malvados, él constituiría una amenaza<br />

para el modo común y obvio en que los judíos entendían la Biblia y<br />

la voluntad <strong>de</strong> Dios. Consi<strong>de</strong>ro esta segunda posibilidad como más probable<br />

que la primera, puesto que la conducta <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> con los pecadores<br />

provocó críticas. En esto vemos lo radical que era <strong>Jesús</strong>: mucho más que<br />

quien simplemente cometía infracciones menores <strong>de</strong> las leyes alimentarias<br />

y <strong>de</strong>l sábado. Mucho más radical y también mucho más arrogante, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el punto <strong>de</strong> vista corriente. Al parecer, pensaba que quienes le seguían pertenecían<br />

a los elegidos <strong>de</strong> Dios, aun cuando no hicieran lo que la propia<br />

Biblia exigía. Debemos recordar la conclusión <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las parábolas <strong>de</strong><br />

<strong>Jesús</strong>: los siervos <strong>de</strong>l rey "salieron a los caminos y reunieron a todos los que<br />

encontraron, malos y buenos, y la sala se llenó <strong>de</strong> invitados" (Mt 22,10).<br />

Los criados no exigieron primero que todos los malos se convirtieran en<br />

buenos: los trajeron <strong>de</strong> todas formas.<br />

Creo que esto explica por qué la relación <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> con los recaudadores<br />

<strong>de</strong> impuestos malvados resultaba ofensiva. Como mi propuesta no es<br />

lo que la mayoría <strong>de</strong> los lectores esperan, voy a repetirla brevemente.<br />

Según los evangelios, <strong>Jesús</strong> fue criticado por relacionarse con recaudadores<br />

<strong>de</strong> impuestos, que eran consi<strong>de</strong>rados "malvados" —gente que sistemática y<br />

habitualmente transgredía la ley-. <strong>La</strong> mayoría <strong>de</strong> los intérpretes <strong>de</strong>l Nuevo<br />

Testamento suponen que la historia lucana sobre Zaqueo revela el objetivo<br />

<strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>: quería que los recaudadores <strong>de</strong> impuestos se convirtieran, resti-<br />

CONTIENDA Y OPOSICIÓN EN GALILEA<br />

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tuyeran lo que habían robado, añadiesen un pago <strong>de</strong>l 20 por ciento como<br />

multa y abandonasen sus prácticas poco honradas. Según mi propuesta,<br />

esto no es correcto. En primer lugar, sólo Lucas presenta a <strong>Jesús</strong> como un<br />

reformador. En segundo lugar, nadie habría puesto reparos si <strong>Jesús</strong> hubiera<br />

persuadido a los recaudadores <strong>de</strong> impuestos para que <strong>de</strong>jaran las filas <strong>de</strong><br />

los malvados: todos los <strong>de</strong>más habrían sacado provecho <strong>de</strong> ello. Si hubiera<br />

sido un reformador eficaz <strong>de</strong> recaudadores <strong>de</strong> impuestos poco honrados,<br />

<strong>Jesús</strong> no habría provocado críticas. Pero, <strong>de</strong> hecho, fue criticado por relacionarse<br />

con recaudadores <strong>de</strong> impuestos. Esto resulta difícil <strong>de</strong> explicar,<br />

pero he ofrecido una hipótesis que da cuenta <strong>de</strong> las críticas: <strong>Jesús</strong> les dijo<br />

a los recaudadores <strong>de</strong> impuestos que Dios los amaba, y dijo a otros que los<br />

recaudadores <strong>de</strong> impuestos entrarían en el Reino <strong>de</strong> Dios antes que los justos.<br />

Esto es, <strong>Jesús</strong> parece haber dicho, en efecto, que, si le aceptaban a él y<br />

su mensaje, Dios les incluiría en el Reino -aun cuando no se hubieran<br />

arrepentido y reformado en la manera exigida por la ley: restitución, multa<br />

<strong>de</strong>l 20 por ciento, sacrificio <strong>de</strong> reparación-. Esto resultaba ofensivo por<br />

partida doble: <strong>Jesús</strong> no trataba <strong>de</strong> hacer cumplir los mandamientos <strong>de</strong> la<br />

ley judía, que estipulan cómo se pasa <strong>de</strong> ser malvado a ser justo, y <strong>Jesús</strong> se<br />

consi<strong>de</strong>raba a sí mismo con <strong>de</strong>recho a <strong>de</strong>cir quién estaría en el Reino.<br />

<strong>La</strong> afirmación <strong>de</strong> la trascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> su propia misión y autoridad fue<br />

probablemente la ofensa más grave. <strong>La</strong> autoafirmación <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> no era,<br />

estrictamente hablando, contraria a la ley. No <strong>de</strong>cía a la gente que no sacrificara;<br />

al contrario, en dos pasajes hemos observado anteriormente que<br />

aprobaba el sacrificio (el leproso, Me 1,40-45; primero reconcilíate con tu<br />

prójimo, Mt 5,23s). Aunque no se opuso a la ley, sí indicó que lo más<br />

importante era aceptarle a él y seguirle. Esto podía llevar, a la postre, a la<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que la ley era innecesaria, pero parece que <strong>Jesús</strong> mismo no sacó esta<br />

conclusión, ni parece haber sido una acusación contra él. Lo que llama la<br />

atención en estos pasajes sobre los pecadores es la suposición <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> sobre<br />

la importancia <strong>de</strong> su misión.<br />

Vemos en estos textos la misma noción <strong>de</strong> sí que resulta evi<strong>de</strong>nte en<br />

los milagros. A través <strong>de</strong> él, sostenía <strong>Jesús</strong>, Dios estaba actuando directa e<br />

inmediatamente, prescindiendo <strong>de</strong> las or<strong>de</strong>nanzas convenidas y bíblicamente<br />

sancionadas, llegando hasta las ovejas perdidas <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Israel<br />

sin más mediación que las palabras y obras <strong>de</strong> un hombre: él mismo. Ésta<br />

es, al menos, la <strong>de</strong>ducción más obvia que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> los pasajes sobre<br />

los malvados. Esta i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> sí mismo y <strong>de</strong> la importancia vital <strong>de</strong> su misión<br />

resultaba ofensiva en sentido general -no porque se opusiera a la obediencia<br />

a la ley, sino porque consi<strong>de</strong>raba su propia misión como lo que realmente<br />

contaba-. Lo más importante que la gente podía hacer era aceptarle; la<br />

importancia <strong>de</strong> otras exigencias era reducida, aun cuando <strong>Jesús</strong> no dijera que<br />

éstas eran inválidas.

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