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La figura histórica de Jesús

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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> estas indicaciones <strong>de</strong> aprobación incondicional <strong>de</strong> la ley y<br />

<strong>de</strong> sus mandamientos básicos, hay otros pasajes que <strong>de</strong>notan acuerdo. Ya<br />

hemos analizado anteriormente el hecho <strong>de</strong> que, tras curar a un leproso,<br />

<strong>Jesús</strong> le dijo que se presentase al sacerdote y ofreciera un sacrificio, como<br />

mandaba Moisés (Me 1,40-45). <strong>Jesús</strong> <strong>de</strong>cía a sus seguidores que, cuando<br />

fueran al Templo, antes <strong>de</strong> presentar el sacrificio <strong>de</strong>bían asegurarse <strong>de</strong> que<br />

estaban reconciliados con aquellos a quienes podían haber hecho daño<br />

(Mt 5,23s) —<strong>de</strong> nuevo, un consejo judío corriente, que refleja una confirmación<br />

<strong>de</strong>l sistema sacrificial—. <strong>Jesús</strong>, obviamente, creía que Isaías y los<br />

<strong>de</strong>más profetas fueron verda<strong>de</strong>ros profetas <strong>de</strong> Dios, puesto que los cita con<br />

aprobación (por ejemplo, Mt 11,2-6). En vista <strong>de</strong>l hecho indiscutible <strong>de</strong><br />

que <strong>Jesús</strong> pensaba que la Escritura judía contenía la palabra revelada <strong>de</strong><br />

Dios, y que Moisés había promulgado mandamientos que se <strong>de</strong>bían<br />

seguir, es probable que no nos resolvamos a aceptar la opinión, corriente<br />

entre los estudiosos <strong>de</strong>l Nuevo Testamento, <strong>de</strong> que <strong>Jesús</strong> se opuso realmente<br />

a la ley judía. Esto es tanto más verdad, por supuesto, cuanto que<br />

los pasajes en los cuales se dan discrepancias acerca <strong>de</strong> la ley no revelan una<br />

oposición directa a ella.<br />

Otros temas legales y posibles puntos <strong>de</strong> conflicto<br />

Acabo <strong>de</strong> indicar que <strong>Jesús</strong> estaba <strong>de</strong> acuerdo y aprobaba la totalidad <strong>de</strong><br />

la Escritura judía ("la ley y los profetas"). Los pasajes don<strong>de</strong> algunos encuentran<br />

oposición a la ley no revelan tal en realidad. Aun cuando pasáramos por<br />

alto la retroproyección y las dudas acerca <strong>de</strong> la autenticidad, solamente<br />

encontraríamos un pasaje en el cual <strong>Jesús</strong> permite una transgresión: Me<br />

7,15-18 ("<strong>de</strong>claró puros todos los alimentos", "lo que entra no pue<strong>de</strong> hacer<br />

impuro"). <strong>La</strong> consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> Hechos, las cartas <strong>de</strong> Pablo y los <strong>de</strong>más evangelios<br />

sinópticos <strong>de</strong>muestra que <strong>Jesús</strong> en realidad no dijo a sus discípulos que<br />

no tuvieran obligación <strong>de</strong> observar las leyes alimentarias.<br />

Si volvemos a la lista que hemos dado <strong>de</strong> posibles tipos <strong>de</strong> discrepancia<br />

(pp. 230s), veremos que la opinión <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> sobre la ley no entra <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> las categorías a ni b. Es <strong>de</strong>cir, <strong>Jesús</strong> no pensaba que la ley escrita<br />

estaba equivocada y se <strong>de</strong>bía abrogar, ni dijo a sus seguidores que <strong>de</strong>bían<br />

<strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer aspectos <strong>de</strong> ella. Esto aporta el contexto global en el cual<br />

<strong>de</strong>bemos consi<strong>de</strong>rar la disensión que se dio en Galilea. <strong>Jesús</strong> no estaba<br />

librando un encarnizado combate mortal con los <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> la ley por<br />

cuestión <strong>de</strong> principios. Todos, incluidos <strong>Jesús</strong> y sus discípulos, creían que<br />

Dios dio la ley a Moisés y que había inspirado también las <strong>de</strong>más Escrituras.<br />

Si <strong>Jesús</strong> discrepaba <strong>de</strong> otros intérpretes acerca <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles, esas disputas<br />

no eran más importantes que las existentes entre los partidos judíos e<br />

incluso en el interior <strong>de</strong> cada partido.<br />

CONTIENDA Y OPOSICIÓN EN GALILEA 249<br />

Hay, sin embargo, dos puntos en los que <strong>Jesús</strong> afirmaba su propia<br />

autoridad <strong>de</strong> maneras censurables o potencialmente censurables. Estos dos<br />

temas son probablemente semilegales, más que legales en sentido estricto.<br />

El primero es el mandamiento <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> <strong>de</strong> "<strong>de</strong>ja que los muertos entierren<br />

a sus muertos". El segundo es su llamamiento a los "pecadores".<br />

Uno que quería ser discípulo <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> le dijo a éste que lo seguiría,<br />

pero que <strong>de</strong>seaba enterrar primero a su padre muerto. <strong>Jesús</strong> contestó:<br />

"Sigúeme y <strong>de</strong>ja que los muertos entierren a sus muertos" (Mt 8,21-22).<br />

Muchos lectores toman esta respuesta por un aforismo: <strong>de</strong>ja a los (espiritualmente)<br />

muertos que entierren a los (espiritualmente) muertos. Pero tal<br />

aforismo es tan ofensivo que resulta improbable. <strong>La</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> no enterrar a<br />

los muertos era más repugnante aún para la moral antigua que para la<br />

nuestra. Esa realidad era tan ofensiva que una metáfora basada en ella no<br />

tendría atractivo. Los judíos compartían el aborrecimiento griego a <strong>de</strong>jar<br />

un cuerpo sin enterrar. 15 Según los rabinos, incluso un sacerdote -que normalmente<br />

tiene prohibido enterrar a los muertos, y hasta entrar en un<br />

cementerio, para así no contraer impureza por contacto con cadáveres, que<br />

lo haría inhábil para servir en el Templo- <strong>de</strong>bía enterrar un cadáver si no<br />

había nadie más que pudiera hacerlo. <strong>La</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> "<strong>de</strong>jar que los muertos<br />

entierren a sus muertos" no sólo era contraria a la sensibilidad humana<br />

normal, sino que estaba también en contra <strong>de</strong> cualquier interpretación<br />

razonable <strong>de</strong> la ley judía, la cual mandaba honrar al padre y a la madre. El<br />

carácter ofensivo <strong>de</strong>l dicho hace improbable que "entierren a sus muertos"<br />

sea una metáfora. Al aspirante a seguidor probablemente se le acababa <strong>de</strong><br />

morir su padre, y <strong>Jesús</strong> le dijo: "Deja que los (espiritualmente) muertos<br />

entierren a los (físicamente) muertos". Si es así, <strong>Jesús</strong> pensaba que seguirle<br />

a él <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>jar en segundo plano todo lo <strong>de</strong>más.<br />

Tenemos aquí un caso <strong>de</strong> alguna manera análogo al <strong>de</strong>l joven rico que<br />

<strong>de</strong>seaba ser "perfecto" y al que se le dijo que lo vendiera todo para seguir<br />

a <strong>Jesús</strong>. <strong>Jesús</strong> no impuso este tipo <strong>de</strong> exigencia a todos, pero <strong>de</strong> algunos sí<br />

que exigió una abnegación completa. <strong>La</strong> diferencia en el caso <strong>de</strong>l hombre<br />

cuyo padre había muerto es que la abnegación entrañaba una infracción<br />

<strong>de</strong>l mandamiento <strong>de</strong> honrar a los padres propios. <strong>Jesús</strong> manda en esta ocasión<br />

una excepción a la norma, excepción que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista legal<br />

probablemente se <strong>de</strong>bía ver como una apelación a una circunstancia<br />

^Antígona, la obra <strong>de</strong> Sófocles, gira en torno a los esfuerzos <strong>de</strong>sesperados <strong>de</strong><br />

la heroína por dar sepultura a su hermano difunto, pese a que Creonte había<br />

prohibido enterrarlo. Para las i<strong>de</strong>as judías y gentiles sobre el enterramiento <strong>de</strong> los<br />

muertos, véase Martin Hengel, The Charismatic Lea<strong>de</strong>r and His Followers, traducción<br />

inglesa 1981 [trad. esp.: Seguimiento y carisma. <strong>La</strong> radicalidad <strong>de</strong> la llamada<br />

<strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>, Santan<strong>de</strong>r 1981],

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