La figura histórica de Jesús

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09.05.2013 Views

168 LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS echó saliva en los ojos y le impuso las manos. El hombre recuperó parcialmente la vista: podía ver hombres, pero "como árboles que caminan". Jesús volvió a ponerle las manos sobre los ojos, y recuperó la vista completamente (Me 8,22-26). Aquí tenemos algunas técnicas que recuerdan "la magia". La palabra aramea de Me 7,34 está en un contexto de manipulación física que la hace sonar como un conjuro. Merece la pena notar que ninguna de estas historias se encuentra en Mateo ni en Lucas, aunque éstos recogen la mayoría de las historias de milagros de Marcos. Puede ser que los autores posteriores vieran que los relatos de Marcos tendían a la magia y que por eso los omitieran. Vamos a considerar con un poco más de detalle las modos en que los diversos evangelios utilizan las historias de curaciones. En Marcos hay dos temas casi contradictorios relativos a la repercusión de las curaciones de Jesús. El primero es que atraían multitudes y daban razón de su fama. El resultado de la curación de un endemoniado en la sinagoga de Cafarnaúm fue que "la fama de Jesús se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea" (Me 1,28). Más tarde, se congregó "la ciudad entera" y Jesús curó a muchos (1,33-34). El resultado de la curación del leproso fue que "no podía ya entrar abiertamente en ninguna ciudad. Tenía que quedarse fuera, en lugares despoblados, y aun así seguían acudiendo a él de todas partes" (1,45). Esta tónica continúa hasta que finalmente el autor dice que Jesús atraía multitudes no sólo procedentes de Galilea, sino también de Judea, Jerusalén e Idumea (al sur de Judea), de más allá del Jordán y de Tiro y Sidón (en Siria) (3,7s). Como contrapunto a esto, Marcos insiste en que Jesús trataba de no llamar la atención con sus milagros y mandaba a aquellos que curaba que no lo contasen. Dijo al leproso: "Mira, no digas nada a nadie" (1,44). Al ciego de Betsaida le dijo que se fuera directamente a casa, sin entrar de nuevo en el pueblo, al parecer para mantener en secreto la curación (8,26). Jesús mandó a quienes lo vieron curar al sordomudo "que no se lo dijeran a nadie" (7,36). Sin embargo, el autor añade que, pese a la recomendación de silencio, las personas curadas contaban sus historias, de forma que la fama de Jesús continuaba extendiéndose (por ejemplo, 1,45; 7,36). Al parecer, Marcos quiere que el lector piense que Jesús pudo continuar una actividad muy popular como sanador, pero que prefirió no buscar la fama. Por el contrario, deseaba ser una clase» diferente deder religioso: curar pudo reportar a Jesús gran fama y una buena cantidad de dinero, pero "no vino a ser servido, sino a servir, y a dar su vida en rescate por todos" (Me 10,45). Desde el punto de vista de Marcos, la popularidad multitudinaria no era el objetivo de la actividad de Jesús. El tratamiento que Mateo da a las historias de milagros es algo dife- LOS MILAGROS 169 rente del de Marcos. En general, el autor no hace tanto hincapié en los milagros. En Mateo, la actividad pública de Jesús no se inaugura con una serie de rápidos acontecimientos, en los cuales los milagros desempeñan un papel destacado, sino más bien con tres capítulos de enseñanza ética: el sermón de la Montaña. Los milagros vienen más tarde. Como hemos vimos anteriormente, Mateo veía a Jesús en parte como un segundo y más grande Moisés (sus narraciones del nacimiento se apoyan en las historias del nacimiento de Moisés, y el sermón de la Montaña es el equivalente de la entrega de la ley a Moisés en el monte Sinaí). No resulta, pues, sorprendente que Mateo agrupe diez historias de milagros en los capítulos 8 y 9, quizás recordando los diez signos de Moisés (las plagas: Ex 7,14-12,50). Ciertamente, los milagros concretos no son paralelos a los obrados por Moisés, pero su número puede ser, no obstante, un indicador de la influencia de las historias mosaicas. Mateo indica con frecuencia al lector que Jesús cumplió una profecía. Varias citas de la Escritura judía van precedidas por estas palabras: "Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había anunciado el Señor por el profeta..." (1,22; 2,5; 2,15; 2,17; 4,14; etc.). Con respecto a las curaciones de Jesús, Mateo cita Is 53,4: "Así se cumplió lo anunciado por el profeta Isaías: 'El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades"' (Mt 8,17). Otros cristianos recurrirían a este versículo para explicar la muerte de Jesús: tomó sobre sí la debilidad y el sufrimiento humano. Pero Mateo entiende que significa "quitó la enfermedad" y, por tanto, ve que los milagros de Jesús cumplen la profecía. Ya hemos señalado que Mateo omite las dos historias de milagros que podían tener resabios de magia (el sordomudo, Me 7,31-37; el ciego de Betsaida, Me 8,22-26). Suprime otros milagros, como la expulsión de un demonio realizada en Cafarnaúm (Me 1,23-28), y acorta de forma sistemática las historias de Marcos, especialmente eliminando detalles. Un buen ejemplo es el tratamiento que da a la historia del paralítico al que llevaron hasta Jesús en una camilla. Marcos dice que lo llevaban cuatro hombres, que no pudieron llegar hasta Jesús a causa de la multitud y que tuvieron que bajarlo a través del tejado. Todo esto falta en Mateo. Este solamente escribe que la gente trajo a un paralítico ante Jesús y que él lo curó diciendo: "Tus pecados te son perdonados". Mateo conserva la controversia con quienes se oponen a su manifiesta declaración de que tiene poder para perdonar pecados, pero los toques de color de Marcos han desaparecido (Mt 9,1-8). Sin embargo, Mateo tiene algunas curaciones que no están en Marcos. Una de ellas nos introducirá en un tema fundamental de Mateo y en un aspecto crucial del cristianismo primitivo: la admisión de los gentiles. ¿Buscó Jesús seguidores gentiles? Abordaremos esta cuestión en el capítulo

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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

echó saliva en los ojos y le impuso las manos. El hombre recuperó parcialmente<br />

la vista: podía ver hombres, pero "como árboles que caminan".<br />

<strong>Jesús</strong> volvió a ponerle las manos sobre los ojos, y recuperó la vista completamente<br />

(Me 8,22-26).<br />

Aquí tenemos algunas técnicas que recuerdan "la magia". <strong>La</strong> palabra<br />

aramea <strong>de</strong> Me 7,34 está en un contexto <strong>de</strong> manipulación física que la hace<br />

sonar como un conjuro. Merece la pena notar que ninguna <strong>de</strong> estas historias<br />

se encuentra en Mateo ni en Lucas, aunque éstos recogen la mayoría<br />

<strong>de</strong> las historias <strong>de</strong> milagros <strong>de</strong> Marcos. Pue<strong>de</strong> ser que los autores posteriores<br />

vieran que los relatos <strong>de</strong> Marcos tendían a la magia y que por eso los<br />

omitieran. Vamos a consi<strong>de</strong>rar con un poco más <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle las modos en<br />

que los diversos evangelios utilizan las historias <strong>de</strong> curaciones.<br />

En Marcos hay dos temas casi contradictorios relativos a la repercusión<br />

<strong>de</strong> las curaciones <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>. El primero es que atraían multitu<strong>de</strong>s y<br />

daban razón <strong>de</strong> su fama. El resultado <strong>de</strong> la curación <strong>de</strong> un en<strong>de</strong>moniado<br />

en la sinagoga <strong>de</strong> Cafarnaúm fue que "la fama <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> se extendió por<br />

todas partes, en toda la región <strong>de</strong> Galilea" (Me 1,28). Más tar<strong>de</strong>, se congregó<br />

"la ciudad entera" y <strong>Jesús</strong> curó a muchos (1,33-34). El resultado <strong>de</strong><br />

la curación <strong>de</strong>l leproso fue que "no podía ya entrar abiertamente en ninguna<br />

ciudad. Tenía que quedarse fuera, en lugares <strong>de</strong>spoblados, y aun así<br />

seguían acudiendo a él <strong>de</strong> todas partes" (1,45). Esta tónica continúa hasta<br />

que finalmente el autor dice que <strong>Jesús</strong> atraía multitu<strong>de</strong>s no sólo proce<strong>de</strong>ntes<br />

<strong>de</strong> Galilea, sino también <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, Jerusalén e Idumea (al sur <strong>de</strong><br />

Ju<strong>de</strong>a), <strong>de</strong> más allá <strong>de</strong>l Jordán y <strong>de</strong> Tiro y Sidón (en Siria) (3,7s).<br />

Como contrapunto a esto, Marcos insiste en que <strong>Jesús</strong> trataba <strong>de</strong> no<br />

llamar la atención con sus milagros y mandaba a aquellos que curaba que<br />

no lo contasen. Dijo al leproso: "Mira, no digas nada a nadie" (1,44). Al<br />

ciego <strong>de</strong> Betsaida le dijo que se fuera directamente a casa, sin entrar <strong>de</strong><br />

nuevo en el pueblo, al parecer para mantener en secreto la curación (8,26).<br />

<strong>Jesús</strong> mandó a quienes lo vieron curar al sordomudo "que no se lo dijeran<br />

a nadie" (7,36). Sin embargo, el autor aña<strong>de</strong> que, pese a la recomendación<br />

<strong>de</strong> silencio, las personas curadas contaban sus historias, <strong>de</strong> forma que la<br />

fama <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> continuaba extendiéndose (por ejemplo, 1,45; 7,36).<br />

Al parecer, Marcos quiere que el lector piense que <strong>Jesús</strong> pudo continuar<br />

una actividad muy popular como sanador, pero que prefirió no buscar<br />

la fama. Por el contrario, <strong>de</strong>seaba ser una clase» diferente <strong>de</strong> lí<strong>de</strong>r religioso:<br />

curar pudo reportar a <strong>Jesús</strong> gran fama y una buena cantidad <strong>de</strong><br />

dinero, pero "no vino a ser servido, sino a servir, y a dar su vida en rescate<br />

por todos" (Me 10,45). Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> Marcos, la popularidad<br />

multitudinaria no era el objetivo <strong>de</strong> la actividad <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>.<br />

El tratamiento que Mateo da a las historias <strong>de</strong> milagros es algo dife-<br />

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rente <strong>de</strong>l <strong>de</strong> Marcos. En general, el autor no hace tanto hincapié en los<br />

milagros. En Mateo, la actividad pública <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> no se inaugura con una<br />

serie <strong>de</strong> rápidos acontecimientos, en los cuales los milagros <strong>de</strong>sempeñan<br />

un papel <strong>de</strong>stacado, sino más bien con tres capítulos <strong>de</strong> enseñanza ética: el<br />

sermón <strong>de</strong> la Montaña. Los milagros vienen más tar<strong>de</strong>. Como hemos<br />

vimos anteriormente, Mateo veía a <strong>Jesús</strong> en parte como un segundo y más<br />

gran<strong>de</strong> Moisés (sus narraciones <strong>de</strong>l nacimiento se apoyan en las historias<br />

<strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> Moisés, y el sermón <strong>de</strong> la Montaña es el equivalente <strong>de</strong><br />

la entrega <strong>de</strong> la ley a Moisés en el monte Sinaí). No resulta, pues, sorpren<strong>de</strong>nte<br />

que Mateo agrupe diez historias <strong>de</strong> milagros en los capítulos 8 y 9,<br />

quizás recordando los diez signos <strong>de</strong> Moisés (las plagas: Ex 7,14-12,50).<br />

Ciertamente, los milagros concretos no son paralelos a los obrados por<br />

Moisés, pero su número pue<strong>de</strong> ser, no obstante, un indicador <strong>de</strong> la<br />

influencia <strong>de</strong> las historias mosaicas.<br />

Mateo indica con frecuencia al lector que <strong>Jesús</strong> cumplió una profecía.<br />

Varias citas <strong>de</strong> la Escritura judía van precedidas por estas palabras: "Todo<br />

esto sucedió para que se cumpliera lo que había anunciado el Señor por el<br />

profeta..." (1,22; 2,5; 2,15; 2,17; 4,14; etc.). Con respecto a las curaciones<br />

<strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>, Mateo cita Is 53,4: "Así se cumplió lo anunciado por el profeta<br />

Isaías: 'El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermeda<strong>de</strong>s"'<br />

(Mt 8,17). Otros cristianos recurrirían a este versículo para explicar<br />

la muerte <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>: tomó sobre sí la <strong>de</strong>bilidad y el sufrimiento humano.<br />

Pero Mateo entien<strong>de</strong> que significa "quitó la enfermedad" y, por tanto, ve<br />

que los milagros <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> cumplen la profecía.<br />

Ya hemos señalado que Mateo omite las dos historias <strong>de</strong> milagros que<br />

podían tener resabios <strong>de</strong> magia (el sordomudo, Me 7,31-37; el ciego <strong>de</strong><br />

Betsaida, Me 8,22-26). Suprime otros milagros, como la expulsión <strong>de</strong> un<br />

<strong>de</strong>monio realizada en Cafarnaúm (Me 1,23-28), y acorta <strong>de</strong> forma sistemática<br />

las historias <strong>de</strong> Marcos, especialmente eliminando <strong>de</strong>talles. Un<br />

buen ejemplo es el tratamiento que da a la historia <strong>de</strong>l paralítico al que<br />

llevaron hasta <strong>Jesús</strong> en una camilla. Marcos dice que lo llevaban cuatro<br />

hombres, que no pudieron llegar hasta <strong>Jesús</strong> a causa <strong>de</strong> la multitud y que<br />

tuvieron que bajarlo a través <strong>de</strong>l tejado. Todo esto falta en Mateo. Este<br />

solamente escribe que la gente trajo a un paralítico ante <strong>Jesús</strong> y que él lo<br />

curó diciendo: "Tus pecados te son perdonados". Mateo conserva la controversia<br />

con quienes se oponen a su manifiesta <strong>de</strong>claración <strong>de</strong> que tiene<br />

po<strong>de</strong>r para perdonar pecados, pero los toques <strong>de</strong> color <strong>de</strong> Marcos han<br />

<strong>de</strong>saparecido (Mt 9,1-8).<br />

Sin embargo, Mateo tiene algunas curaciones que no están en Marcos.<br />

Una <strong>de</strong> ellas nos introducirá en un tema fundamental <strong>de</strong> Mateo y en un<br />

aspecto crucial <strong>de</strong>l cristianismo primitivo: la admisión <strong>de</strong> los gentiles.<br />

¿Buscó <strong>Jesús</strong> seguidores gentiles? Abordaremos esta cuestión en el capítulo

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