La figura histórica de Jesús

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09.05.2013 Views

124 LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS sinagogas de los siglos III y IV, que fue un período en el que floreció la construcción de tales edificios. Muchas de ellas probablemente se construyeron sobre el emplazamiento de sinagogas anteriores que fueron destruidas. 3. En pueblos pequeños y aldeas, las sinagogas probablemente eran sólo casas adaptadas, lo que actualmente hace más difícil su identificación. Los escasos indicios físicos se pueden complementar con las referencias a las sinagogas que encontramos en la literatura antigua. Josefo, por ejemplo, menciona sinagogas de Tiberíades y Cesárea del Mar. Más importante, sin embargo, es el hecho de que sus análisis presuponen la existencia de sinagogas, lo cual lleva a la conclusión de que eran corrientes. En las tres sinagogas del siglo I que han llegado hasta nosotros, los asientos eran bancos corridos todo a lo largo de las paredes, salvo donde había ventanas y puertas. Los dirigentes probablemente hablaban desde el centro de la habitación, pero esta distribución de los asientos estimulaba además los breves comentarios o las preguntas de los miembros de la asamblea. Este punto es de considerable importancia. Según las pruebas de que disponemos por ahora, las sinagogas palestinas del siglo I no eran como la mayoría de las sinagogas, iglesias y teatros actuales. No eran grandes salas con asientos mirando a un estrado elevado, situado enfrente. En las sinagogas anteriores al 70 descubiertas hasta el momento, los asistentes podían verse unos a otros y (al menos a veces) hablarse. En este tipo de escenario físico, quien tenía algo que decir podía decirlo. No sabemos con exactitud cuáles eran las costumbres. Posiblemente se leían las Escrituras, un dirigente ofrecía algunos comentarios y, después, los asistentes podían proceder a la discusión. Otra posibilidad es que alguien con un mensaje importante hablara previamente con el dirigente para que le cedieran la palabra. En un pueblo pequeño, lo primero parece lo más probable. Es razonable pensar que los visitantes eran bien recibidos, lo mismo que ahora y por las mismas razones (curiosidad; alegría de ver caras nuevas; la habitual buena voluntad inducida por el descanso sabático, la oración y el estudio de la Escritura). Cabía, incluso, que distinguieran al visitante preguntándole si tenía algo que decir. 5 5 Habitualmente se hacen otras dos preguntas sobre fos servicios de la sinagoga. Una es si se leía, o no, la Biblia en hebreo y luego se traducía libremente al arameo. Si los asistentes no entendían el hebreo cuando se le/a, debía de haber una traducción, pero no sabemos cuánta gente entendía el hebreo. La segunda cuestión es si la mujeres asistían o no a las sinagogas. No hay pruebas directas, pero conjeturo que sí. Podían asistir a las celebraciones del Templo, y las sinagogas eran mucho menos restrictivas que el Templo. EL ESCENARIO Y EL MÉTODO DEL MINISTERIO DE JESÚS 125 En este momento estoy haciendo conjeturas. No sabemos si el trazado de la planta de las tres sinagogas que han llegado hasta nosotros es representativo del de todas las sinagogas de Galilea. Tampoco sabemos qué normas había para dirigirse al auditorio. La presentación que se hace en los evangelios del ministerio inicial de Jesús me parece, no obstante, totalmente plausible: todos los pueblos y aldeas tenían sinagogas; los visitantes eran bien recibidos; incluso podían hablar. La primera perícopa de Marcos sobre la enseñanza de Jesús empieza de esta manera: "Llegaron a Cafarnaúm y, cuando llegó el sábado, entró en la sinagoga y se puso a enseñar" (Me 1,21). Hubo más cosas (por ejemplo, esperó hasta que el dirigente hubo terminado sus comentarios), pero la afirmación de Marcos es bastante creíble. Galilea La mayoría de la gente que se reunía en las sinagogas de los pueblos y aldeas de Galilea trabajaba la tierra o pescaba en el mar de Galilea para obtener alimentos. Se daban también las demás ocupaciones normales de la vida rural en pueblos pequeños. Las barcas navegaban a lo largo de la costa del pequeño mar interior, proporcionando la oportunidad de comerciar con otros pueblos galileos y también con las ciudades de la Decápolis, situadas al este del mar (sobre éstas, véase más adelante). El comercio con ciudades no galileas entrañaba la existencia de funcionarios de aduanas en los puertos. La producción de alimentos, sin embargo, era la ocupación principal. Galilea era muy fértil, y su clima la convertía en una región agrícola ideal. Alrededor del mar de Galilea crecía "el nogal, árbol que se goza en el clima más frío..., la palmera, que medra con el calor, higueras y olivos, que requieren un ambiente más templado... El país no sólo tiene este mérito sorprendente de producir frutos tan diversos, sino que también los conserva: durante diez meses abastece ininterrumpidamente de esos reyes de la fruta, la uva y el higo [ambos se pueden secar y convervar]" {Guerra 3,517-519). El carácter de Cafarnaúm, sin embargo, probablemente estaba marcado por el hecho de encontrarse a la orilla del mar. El mar de Galilea, también Hadado de Genesaret, es un mar muy pequeño, y algunos autores antiguos (Lucas, Josefo y Plinio el Viejo) lo llaman "lago". El río Jordán lo alimenta desde el norte y lo abandona por el sur siguiendo su camino hacia el mar Muerto. El mar de Galilea tiene unos 21 kilómetros de longitud por algo menos de 13 de anchura máxima. La población de peces difiere de la de los demás lagos y ríos, y muchos de los peces que se encuentran en el Jordán y en el mar de Galilea son desconocidos fuera de allí. Las barcas probablemente eran muy pequeñas. Josefo describe una batalla naval en el

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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

sinagogas <strong>de</strong> los siglos III y IV, que fue un período en el que<br />

floreció la construcción <strong>de</strong> tales edificios. Muchas <strong>de</strong> ellas probablemente<br />

se construyeron sobre el emplazamiento <strong>de</strong> sinagogas<br />

anteriores que fueron <strong>de</strong>struidas.<br />

3. En pueblos pequeños y al<strong>de</strong>as, las sinagogas probablemente<br />

eran sólo casas adaptadas, lo que actualmente hace más difícil<br />

su i<strong>de</strong>ntificación. Los escasos indicios físicos se pue<strong>de</strong>n complementar<br />

con las referencias a las sinagogas que encontramos en<br />

la literatura antigua. Josefo, por ejemplo, menciona sinagogas<br />

<strong>de</strong> Tibería<strong>de</strong>s y Cesárea <strong>de</strong>l Mar. Más importante, sin embargo,<br />

es el hecho <strong>de</strong> que sus análisis presuponen la existencia <strong>de</strong> sinagogas,<br />

lo cual lleva a la conclusión <strong>de</strong> que eran corrientes.<br />

En las tres sinagogas <strong>de</strong>l siglo I que han llegado hasta nosotros, los asientos<br />

eran bancos corridos todo a lo largo <strong>de</strong> las pare<strong>de</strong>s, salvo don<strong>de</strong> había<br />

ventanas y puertas. Los dirigentes probablemente hablaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el centro<br />

<strong>de</strong> la habitación, pero esta distribución <strong>de</strong> los asientos estimulaba a<strong>de</strong>más los<br />

breves comentarios o las preguntas <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la asamblea. Este<br />

punto es <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rable importancia. Según las pruebas <strong>de</strong> que disponemos<br />

por ahora, las sinagogas palestinas <strong>de</strong>l siglo I no eran como la mayoría <strong>de</strong> las<br />

sinagogas, iglesias y teatros actuales. No eran gran<strong>de</strong>s salas con asientos<br />

mirando a un estrado elevado, situado enfrente. En las sinagogas anteriores<br />

al 70 <strong>de</strong>scubiertas hasta el momento, los asistentes podían verse unos a otros<br />

y (al menos a veces) hablarse. En este tipo <strong>de</strong> escenario físico, quien tenía<br />

algo que <strong>de</strong>cir podía <strong>de</strong>cirlo. No sabemos con exactitud cuáles eran las costumbres.<br />

Posiblemente se leían las Escrituras, un dirigente ofrecía algunos<br />

comentarios y, <strong>de</strong>spués, los asistentes podían proce<strong>de</strong>r a la discusión. Otra<br />

posibilidad es que alguien con un mensaje importante hablara previamente<br />

con el dirigente para que le cedieran la palabra. En un pueblo pequeño, lo<br />

primero parece lo más probable. Es razonable pensar que los visitantes eran<br />

bien recibidos, lo mismo que ahora y por las mismas razones (curiosidad;<br />

alegría <strong>de</strong> ver caras nuevas; la habitual buena voluntad inducida por el <strong>de</strong>scanso<br />

sabático, la oración y el estudio <strong>de</strong> la Escritura). Cabía, incluso, que<br />

distinguieran al visitante preguntándole si tenía algo que <strong>de</strong>cir. 5<br />

5 Habitualmente se hacen otras dos preguntas sobre fos servicios <strong>de</strong> la sinagoga.<br />

Una es si se leía, o no, la Biblia en hebreo y luego se traducía libremente al<br />

arameo. Si los asistentes no entendían el hebreo cuando se le/a, <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> haber una<br />

traducción, pero no sabemos cuánta gente entendía el hebreo. <strong>La</strong> segunda cuestión<br />

es si la mujeres asistían o no a las sinagogas. No hay pruebas directas, pero<br />

conjeturo que sí. Podían asistir a las celebraciones <strong>de</strong>l Templo, y las sinagogas eran<br />

mucho menos restrictivas que el Templo.<br />

EL ESCENARIO Y EL MÉTODO DEL MINISTERIO DE JESÚS<br />

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En este momento estoy haciendo conjeturas. No sabemos si el trazado<br />

<strong>de</strong> la planta <strong>de</strong> las tres sinagogas que han llegado hasta nosotros es representativo<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong> todas las sinagogas <strong>de</strong> Galilea. Tampoco sabemos qué normas<br />

había para dirigirse al auditorio. <strong>La</strong> presentación que se hace en los evangelios<br />

<strong>de</strong>l ministerio inicial <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> me parece, no obstante, totalmente plausible:<br />

todos los pueblos y al<strong>de</strong>as tenían sinagogas; los visitantes eran bien<br />

recibidos; incluso podían hablar. <strong>La</strong> primera perícopa <strong>de</strong> Marcos sobre la<br />

enseñanza <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> empieza <strong>de</strong> esta manera: "Llegaron a Cafarnaúm y,<br />

cuando llegó el sábado, entró en la sinagoga y se puso a enseñar" (Me 1,21).<br />

Hubo más cosas (por ejemplo, esperó hasta que el dirigente hubo terminado<br />

sus comentarios), pero la afirmación <strong>de</strong> Marcos es bastante creíble.<br />

Galilea<br />

<strong>La</strong> mayoría <strong>de</strong> la gente que se reunía en las sinagogas <strong>de</strong> los pueblos y<br />

al<strong>de</strong>as <strong>de</strong> Galilea trabajaba la tierra o pescaba en el mar <strong>de</strong> Galilea para<br />

obtener alimentos. Se daban también las <strong>de</strong>más ocupaciones normales <strong>de</strong><br />

la vida rural en pueblos pequeños. <strong>La</strong>s barcas navegaban a lo largo <strong>de</strong> la<br />

costa <strong>de</strong>l pequeño mar interior, proporcionando la oportunidad <strong>de</strong> comerciar<br />

con otros pueblos galileos y también con las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Decápolis,<br />

situadas al este <strong>de</strong>l mar (sobre éstas, véase más a<strong>de</strong>lante). El comercio con<br />

ciuda<strong>de</strong>s no galileas entrañaba la existencia <strong>de</strong> funcionarios <strong>de</strong> aduanas en<br />

los puertos. <strong>La</strong> producción <strong>de</strong> alimentos, sin embargo, era la ocupación<br />

principal. Galilea era muy fértil, y su clima la convertía en una región agrícola<br />

i<strong>de</strong>al. Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l mar <strong>de</strong> Galilea crecía<br />

"el nogal, árbol que se goza en el clima más frío..., la palmera, que<br />

medra con el calor, higueras y olivos, que requieren un ambiente más<br />

templado... El país no sólo tiene este mérito sorpren<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> producir<br />

frutos tan diversos, sino que también los conserva: durante diez meses<br />

abastece ininterrumpidamente <strong>de</strong> esos reyes <strong>de</strong> la fruta, la uva y el higo<br />

[ambos se pue<strong>de</strong>n secar y convervar]" {Guerra 3,517-519).<br />

El carácter <strong>de</strong> Cafarnaúm, sin embargo, probablemente estaba marcado<br />

por el hecho <strong>de</strong> encontrarse a la orilla <strong>de</strong>l mar. El mar <strong>de</strong> Galilea, también<br />

Hadado <strong>de</strong> Genesaret, es un mar muy pequeño, y algunos autores antiguos<br />

(Lucas, Josefo y Plinio el Viejo) lo llaman "lago". El río Jordán lo alimenta<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el norte y lo abandona por el sur siguiendo su camino hacia el mar<br />

Muerto. El mar <strong>de</strong> Galilea tiene unos 21 kilómetros <strong>de</strong> longitud por algo<br />

menos <strong>de</strong> 13 <strong>de</strong> anchura máxima. <strong>La</strong> población <strong>de</strong> peces difiere <strong>de</strong> la <strong>de</strong><br />

los <strong>de</strong>más lagos y ríos, y muchos <strong>de</strong> los peces que se encuentran en el Jordán<br />

y en el mar <strong>de</strong> Galilea son <strong>de</strong>sconocidos fuera <strong>de</strong> allí. <strong>La</strong>s barcas probablemente<br />

eran muy pequeñas. Josefo <strong>de</strong>scribe una batalla naval en el

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