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La figura histórica de Jesús

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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

Al principio <strong>de</strong> su trayectoria, pues, encontramos a <strong>Jesús</strong> aceptando la<br />

misión <strong>de</strong> Juan Bautista, quien <strong>de</strong>cía que el punto culminante <strong>de</strong> la historia<br />

estaba a punto <strong>de</strong> llegar. Apenas una década <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la ejecución <strong>de</strong><br />

<strong>Jesús</strong>, tenemos una prueba sólida <strong>de</strong> que sus seguidores esperaban ese<br />

acontecimiento espectacular para muy pronto. <strong>Jesús</strong> <strong>de</strong>be encajar en este<br />

contexto. Todavía carecemos <strong>de</strong> precisión y <strong>de</strong> matices. ¿Qué pensó exactamente<br />

que ocurriría? ¿Cuál había <strong>de</strong> ser su papel propio? Haremos lo que<br />

podamos para contestar a estas preguntas, aunque se <strong>de</strong>ben respon<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

forma provisional, pues rara vez poseemos el contexto inmediato <strong>de</strong> un<br />

dicho particular. El contexto intermedio <strong>de</strong>l cual po<strong>de</strong>mos estar seguros<br />

-<strong>Jesús</strong> se sitúa entre Juan Bautista y el primitivo movimiento cristianonos<br />

proporciona una conclusión básica segura: <strong>Jesús</strong> pensaba que Dios<br />

pronto efectuaría un cambio <strong>de</strong>cisivo en el mundo. Este contexto es <strong>histórica</strong>mente<br />

crucial, puesto que es el marco <strong>de</strong> la misión global <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>:<br />

incluye al hombre que lo bautizó y también a sus seguidores.<br />

El escenario <strong>de</strong> la misión <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> es más importante para enten<strong>de</strong>r su<br />

vida y su obra que ningún otro contexto imaginable. Nos gustaría saber a<br />

quién se refería <strong>Jesús</strong> cuando dijo: "Amad a vuestros enemigos", y conocer<br />

las circunstancias precisas en las cuales lo dijo nos ayudaría muchísimo.<br />

Aunque no po<strong>de</strong>mos conocer la ocasión concreta en que se pronunció<br />

cada dicho (porque la gente les dio nuevas aplicaciones y nuevas ubicaciones),<br />

sí conocemos el contexto más vital para enten<strong>de</strong>r a <strong>Jesús</strong> como <strong>figura</strong><br />

<strong>histórica</strong>.<br />

Acabamos <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar dos clases diferentes <strong>de</strong> contexto: la perspectiva<br />

<strong>de</strong> los evangelios <strong>de</strong> que <strong>Jesús</strong> era el cumplimiento <strong>de</strong> la historia judía<br />

<strong>de</strong> salvación; y la perspectiva <strong>de</strong>l pre<strong>de</strong>cesor y los sucesores <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> <strong>de</strong> que<br />

el punto culminante <strong>de</strong> la historia estaba a punto <strong>de</strong> llegar. También<br />

hemos visto que esta segunda perspectiva se <strong>de</strong>be atribuir al mismo <strong>Jesús</strong>.<br />

En esta medida, es una concepción general <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la cual ocupará un<br />

puesto concreto la enseñanza propia <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>. Estos dos contextos coinci<strong>de</strong>n<br />

parcialmente: ambos son judíos, ambos están orientados hacia el<br />

futuro y ambos suponen que Dios hará en la historia algo que esté <strong>de</strong><br />

acuerdo con las <strong>de</strong>más cosas que ha hecho. En este plano absolutamente<br />

básico, todos han hablado <strong>de</strong> acuerdos: Juan el Bautista, <strong>Jesús</strong>, Pablo, los<br />

autores <strong>de</strong> los evangelios sinópticos, otros seguidores <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>. Lo que ocurría<br />

en realidad, pensaban, era que Dios estaba tramando algo muy especial.<br />

El Dios en el que creían era el Dios <strong>de</strong> Israel, el Dios que llamó a<br />

Abraham, dio la ley a Moisés y elevó a David a la realeza. Ese Dios llevaría<br />

ahora a cumplimineto su obra.<br />

En cierto sentido, pues, Mateo, Marcos y Lucas iban bien encaminados<br />

cuando colocaban a <strong>Jesús</strong> en el marco <strong>de</strong> la historia judía <strong>de</strong> la salva-<br />

DOS CONTEXTOS<br />

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ción. Así era como él mismo veía el mundo. Esto no significa que cada<br />

pasaje <strong>de</strong> los evangelios que contiene una reminiscencia o eco <strong>de</strong> la Escritura<br />

hebrea tuviera lugar realmente. Ni significa tampoco que <strong>Jesús</strong> tratase<br />

<strong>de</strong> imitar a David y a Moisés. Vamos a ver indicios <strong>de</strong> que criticó algunas<br />

tradiciones propias, aunque aceptaba su premisa fundamental (el Dios <strong>de</strong><br />

Israel redimiría a su pueblo). Tampoco significa que no necesitemos conocer<br />

el ambiente social y político <strong>de</strong> Galilea y Ju<strong>de</strong>a en los años veinte y<br />

treinta. <strong>La</strong>mento que los evangelios no nos hayan dicho más cosas sobre<br />

eso, y menos sobre supuestos paralelos entre <strong>figura</strong>s <strong>de</strong> la Biblia hebrea y<br />

<strong>Jesús</strong>. Sin embargo, ahora po<strong>de</strong>mos ver a los autores <strong>de</strong> los evangelios y su<br />

obra más claramente. Fueron i<strong>de</strong>alistas teológicos. Este libro, no obstante,<br />

trata <strong>de</strong> un i<strong>de</strong>alista teológico. Numerosos judíos y cristianos <strong>de</strong>l siglo I<br />

fueron i<strong>de</strong>alistas teológicos.<br />

En la sección anterior <strong>de</strong> este capítulo hemos visto que Mateo y Lucas<br />

situaban su relato en el contexto <strong>de</strong> la historia judía <strong>de</strong> la salvación, y yo<br />

indicaba que podíamos examinar los evangelios y extraer <strong>de</strong> ellos material<br />

que no <strong>de</strong>be su existencia a sus propias perspectivas particulares. Ahora<br />

vemos que no po<strong>de</strong>mos reducir el material evangélico a un núcleo no teológico<br />

y luego proclamar que hemos encontrado a <strong>Jesús</strong>, puesto que <strong>Jesús</strong><br />

mismo fue un teólogo. Sin embargo, lo mismo que Mateo y Lucas no<br />

están completamente <strong>de</strong> acuerdo uno con otro, también po<strong>de</strong>mos suponer<br />

que las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> tal vez fueran peculiares, o en parte peculiares, y<br />

que los evangelistas sobrepusieron algunas veces su teología a la <strong>de</strong> él.<br />

Po<strong>de</strong>mos esperar encontrar la teología <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los evangelios.<br />

Aclarar todo esto es, obviamente, una tarea difícil, y los resultados<br />

serán a menudo provisionales. Voy a repetir el objetivo <strong>de</strong> este libro: tratar<br />

<strong>de</strong> exponer lo que po<strong>de</strong>mos saber con gran confianza acerca <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> y<br />

separarlo <strong>de</strong> las <strong>de</strong>ducciones menos seguras.

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