La figura histórica de Jesús

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09.05.2013 Views

104 LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS pero no mucho, Dios les daba un anticipo de la redención plena. Obviamente, estos recursos explicativos, que sitúan los acontecimientos dentro de una elaboración ideológica más amplia, se podían usar para explicar los acontecimientos corrientes en cualquier tiempo. El esquema teológico estaba ahí y se podía explotar. Si ocurría algo sorprendente, cualquiera podía levantarse y decir: "Mirad, esto forma parte del gran designio de Dios. Ha llegado el tiempo de nuestra redención". Dudo de que muchísimos judíos interpretasen los acontecimientos como hitos de la historia de la salvación, salvo en el caso de los acontecimientos de gran importancia, como la destrucción de Jerusalén por Roma en el 70 EC. Unos judíos eran más propensos a ver lo que ocurría a su alrededor como una parte importante del plan global de Dios; otros, menos. Afortunadamente, no es preciso poder hacer estimaciones cuantitativas; basta con saber que existía un marco ideológico-teológico que permitía a la gente tomar en consideración los acontecimientos corrientes y darles sentido diciendo que se ajustaban a un plan divino más amplio. Los primeros cristianos entendían que Jesús ocupaba un lugar importante -de hecho el lugar definitivo- en el contexto de la historia judía de la salvación. Pablo, por ejemplo, pensaba que había llegado el momento de que los gentiles se volvieran al Dios de Israel, y que convocarlos era su misión especial y propia. 2 Los autores de los evangelios también aceptaban ese esquema. Ello les exigía destacar determinados momentos de la historia de Israel, momentos situados a siglos de distancia. Mateo y Lucas, de maneras diferentes y en grados diferentes, se centraron sobre los grandes personajes de esa historia, considerándolos precursores o antecesores de Jesús: Abraham, Moisés y David. Según Mateo, Jesús descendía de Abraham y de David (Mt 1,1). Su nacimiento cumplía la profecía de que el soberano de Israel nacería en Belén, la ciudad de David (2,6). En la primera escena de la vida adulta de Jesús, Mateo identifica al Bautista con Elias, un profeta israelita cuyo regreso esperaban algunos (17,12s; cf. Me 9,13). 3 En el Reino futuro, gentes de oriente y de occidente se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob (8,11; cf. Le 13,28; para la imagen, véase también Le 16,29.31). En el sermón de la Montaña, Jesús complementa y corrige la ley de Moisés (5,21-42). Algunos discípulos de Jesús tienen una visión en la cual él habla con Moisés y Elias (Mt 17,1-8; también Me 9,2-8; Le 9,28-36). Cuando Jesús 2 La misión propia de Pablo: Rom 11,13-16; 15,14-21. En un punto anterior del cap. 15 cita pasajes de la Biblia hebrea sobre la inclusión de los gentiles. Véase E. P. Sanders, Paul, 1991, pp. 1-7. 3 En Marcos la identificación es sólo implícita; nótese además la vestimenta del Bautista, que recuerda a Elias: Mt 3,4; Me 1,6; 2 Re 1,8. DOS CONTEXTOS 105 entra en Jerusalén, algunos del pueblo lo aclaman como "hijo de David" (21,9). En su enseñanza, Jesús analiza si el Mesías debía ser hijo de David o no, y al parecer sostiene que no (22,41-45; de modo semejante Me 12,35-37; Le 20,41-44). Los que necesitan ayuda se dirigen a él como "hijo de David" (15,22; 20,30s; así también Me 10,47s; Le 18,38s). Aun cuando la relación entre Jesús y Moisés, Abraham y David sea en parte negativa, como lo es en unos pocos casos (por ejemplo, Jesús corrige la ley), el contexto sigue siendo el mismo: Mateo sitúa a Jesús en el marco de la historia judía de la salvación. Lucas, además de compartir algunas de estas referencias, tiene otras. Cuando nació Juan el Bautista, su padre recuerda la promesa que Dios hizo a Abraham de rescatar a Israel (Le l,73s). Un ángel predice que Dios dará a Jesús "el trono de David, su padre" (1,32). Jesús gobernará sobre "la casa de Jacob para siempre" (1,33). Lucas subraya que el lugar del nacimiento de Jesús fue la ciudad de David (2,4.11). En el relato de la resurrección de Lucas, Jesús interpreta para los discípulos las partes de la ley de Moisés y los escritos de los profetas que se referían a él (24,27.44). Marcos no contiene relato del nacimiento y, por tanto, no cuenta con esa oportunidad para tratar del linaje de Jesús, pero este evangelio también se sitúa en el contexto de la historia judía de la salvación, como se puede ver por las referencias que hemos hecho a Marcos en el párrafo que hemos dedicado a Mateo. Además, todos los evangelios están hondamente marcados por palabras, frases y temas muy conocidos de la Escritura judía. 4 De todos es bien sabido que el Nuevo Testamento sigue al Antiguo. Uno termina y el otro empieza. Ésa es la manera en que los evangelios presentan la situación. Los autores de los evangelios hicieron aquí tan buen trabajo que no nos damos cuenta de lo sorprendente que es su perspectiva. La historia es extremadamente selectiva, los acontecimientos clave llegan a intervalos muy grandes, y la gente a menudo pierde de vista el hecho de que entre dichos acontecimientos median varios siglos. Además, varios siglos se esfuman por completo; el lector de la Biblia protestante tiene muy poca información acerca del período que va del año 400 al 4 AEC; el lector de la Biblia católica cuenta sólo con un poco más. 5 Un historiador 4 Véanse los análisis de Margaret Davies en SSG, caps. 17, 18 y 19. 5 La Biblia protestante no incluye los deuterocanónicos del Antiguo Testamento, aunque algunas traducciones actuales imprimen estas obras como una tercera sección, añadida al Antiguo y Nuevo Testamento. La Biblia católica incluye los deuterocanónicos como parte del Antiguo Testamento. 1 Mac, 2 Mac, Jdt y otras obras dan alguna información sobre los períodos persa y helenístico, pero no se encuentra una historia del período persa, y sólo una historia muy parcial del período helenístico.

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LA FIGURA HISTÓRICA DE JESÚS<br />

pero no mucho, Dios les daba un anticipo <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción plena. Obviamente,<br />

estos recursos explicativos, que sitúan los acontecimientos <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> una elaboración i<strong>de</strong>ológica más amplia, se podían usar para explicar los<br />

acontecimientos corrientes en cualquier tiempo. El esquema teológico<br />

estaba ahí y se podía explotar. Si ocurría algo sorpren<strong>de</strong>nte, cualquiera<br />

podía levantarse y <strong>de</strong>cir: "Mirad, esto forma parte <strong>de</strong>l gran <strong>de</strong>signio <strong>de</strong><br />

Dios. Ha llegado el tiempo <strong>de</strong> nuestra re<strong>de</strong>nción".<br />

Dudo <strong>de</strong> que muchísimos judíos interpretasen los acontecimientos<br />

como hitos <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> la salvación, salvo en el caso <strong>de</strong> los acontecimientos<br />

<strong>de</strong> gran importancia, como la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Jerusalén por Roma<br />

en el 70 EC. Unos judíos eran más propensos a ver lo que ocurría a su alre<strong>de</strong>dor<br />

como una parte importante <strong>de</strong>l plan global <strong>de</strong> Dios; otros, menos.<br />

Afortunadamente, no es preciso po<strong>de</strong>r hacer estimaciones cuantitativas;<br />

basta con saber que existía un marco i<strong>de</strong>ológico-teológico que permitía a<br />

la gente tomar en consi<strong>de</strong>ración los acontecimientos corrientes y darles<br />

sentido diciendo que se ajustaban a un plan divino más amplio.<br />

Los primeros cristianos entendían que <strong>Jesús</strong> ocupaba un lugar importante<br />

-<strong>de</strong> hecho el lugar <strong>de</strong>finitivo- en el contexto <strong>de</strong> la historia judía <strong>de</strong><br />

la salvación. Pablo, por ejemplo, pensaba que había llegado el momento<br />

<strong>de</strong> que los gentiles se volvieran al Dios <strong>de</strong> Israel, y que convocarlos era su<br />

misión especial y propia. 2 Los autores <strong>de</strong> los evangelios también aceptaban<br />

ese esquema. Ello les exigía <strong>de</strong>stacar <strong>de</strong>terminados momentos <strong>de</strong> la historia<br />

<strong>de</strong> Israel, momentos situados a siglos <strong>de</strong> distancia. Mateo y Lucas, <strong>de</strong><br />

maneras diferentes y en grados diferentes, se centraron sobre los gran<strong>de</strong>s<br />

personajes <strong>de</strong> esa historia, consi<strong>de</strong>rándolos precursores o antecesores <strong>de</strong><br />

<strong>Jesús</strong>: Abraham, Moisés y David.<br />

Según Mateo, <strong>Jesús</strong> <strong>de</strong>scendía <strong>de</strong> Abraham y <strong>de</strong> David (Mt 1,1). Su<br />

nacimiento cumplía la profecía <strong>de</strong> que el soberano <strong>de</strong> Israel nacería en<br />

Belén, la ciudad <strong>de</strong> David (2,6). En la primera escena <strong>de</strong> la vida adulta <strong>de</strong><br />

<strong>Jesús</strong>, Mateo i<strong>de</strong>ntifica al Bautista con Elias, un profeta israelita cuyo<br />

regreso esperaban algunos (17,12s; cf. Me 9,13). 3 En el Reino futuro, gentes<br />

<strong>de</strong> oriente y <strong>de</strong> occi<strong>de</strong>nte se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob (8,11;<br />

cf. Le 13,28; para la imagen, véase también Le 16,29.31). En el sermón<br />

<strong>de</strong> la Montaña, <strong>Jesús</strong> complementa y corrige la ley <strong>de</strong> Moisés (5,21-42).<br />

Algunos discípulos <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> tienen una visión en la cual él habla con<br />

Moisés y Elias (Mt 17,1-8; también Me 9,2-8; Le 9,28-36). Cuando <strong>Jesús</strong><br />

2 <strong>La</strong> misión propia <strong>de</strong> Pablo: Rom 11,13-16; 15,14-21. En un punto anterior<br />

<strong>de</strong>l cap. 15 cita pasajes <strong>de</strong> la Biblia hebrea sobre la inclusión <strong>de</strong> los gentiles. Véase<br />

E. P. San<strong>de</strong>rs, Paul, 1991, pp. 1-7.<br />

3 En Marcos la i<strong>de</strong>ntificación es sólo implícita; nótese a<strong>de</strong>más la vestimenta<br />

<strong>de</strong>l Bautista, que recuerda a Elias: Mt 3,4; Me 1,6; 2 Re 1,8.<br />

DOS CONTEXTOS<br />

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entra en Jerusalén, algunos <strong>de</strong>l pueblo lo aclaman como "hijo <strong>de</strong> David"<br />

(21,9). En su enseñanza, <strong>Jesús</strong> analiza si el Mesías <strong>de</strong>bía ser hijo <strong>de</strong><br />

David o no, y al parecer sostiene que no (22,41-45; <strong>de</strong> modo semejante<br />

Me 12,35-37; Le 20,41-44). Los que necesitan ayuda se dirigen a él como<br />

"hijo <strong>de</strong> David" (15,22; 20,30s; así también Me 10,47s; Le 18,38s). Aun<br />

cuando la relación entre <strong>Jesús</strong> y Moisés, Abraham y David sea en parte<br />

negativa, como lo es en unos pocos casos (por ejemplo, <strong>Jesús</strong> corrige la<br />

ley), el contexto sigue siendo el mismo: Mateo sitúa a <strong>Jesús</strong> en el marco <strong>de</strong><br />

la historia judía <strong>de</strong> la salvación.<br />

Lucas, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> compartir algunas <strong>de</strong> estas referencias, tiene otras.<br />

Cuando nació Juan el Bautista, su padre recuerda la promesa que Dios<br />

hizo a Abraham <strong>de</strong> rescatar a Israel (Le l,73s). Un ángel predice que Dios<br />

dará a <strong>Jesús</strong> "el trono <strong>de</strong> David, su padre" (1,32). <strong>Jesús</strong> gobernará sobre "la<br />

casa <strong>de</strong> Jacob para siempre" (1,33). Lucas subraya que el lugar <strong>de</strong>l nacimiento<br />

<strong>de</strong> <strong>Jesús</strong> fue la ciudad <strong>de</strong> David (2,4.11). En el relato <strong>de</strong> la resurrección<br />

<strong>de</strong> Lucas, <strong>Jesús</strong> interpreta para los discípulos las partes <strong>de</strong> la ley<br />

<strong>de</strong> Moisés y los escritos <strong>de</strong> los profetas que se referían a él (24,27.44).<br />

Marcos no contiene relato <strong>de</strong>l nacimiento y, por tanto, no cuenta con<br />

esa oportunidad para tratar <strong>de</strong>l linaje <strong>de</strong> <strong>Jesús</strong>, pero este evangelio también<br />

se sitúa en el contexto <strong>de</strong> la historia judía <strong>de</strong> la salvación, como se pue<strong>de</strong><br />

ver por las referencias que hemos hecho a Marcos en el párrafo que hemos<br />

<strong>de</strong>dicado a Mateo. A<strong>de</strong>más, todos los evangelios están hondamente marcados<br />

por palabras, frases y temas muy conocidos <strong>de</strong> la Escritura judía. 4<br />

De todos es bien sabido que el Nuevo Testamento sigue al Antiguo.<br />

Uno termina y el otro empieza. Ésa es la manera en que los evangelios presentan<br />

la situación. Los autores <strong>de</strong> los evangelios hicieron aquí tan buen<br />

trabajo que no nos damos cuenta <strong>de</strong> lo sorpren<strong>de</strong>nte que es su perspectiva.<br />

<strong>La</strong> historia es extremadamente selectiva, los acontecimientos clave llegan a<br />

intervalos muy gran<strong>de</strong>s, y la gente a menudo pier<strong>de</strong> <strong>de</strong> vista el hecho <strong>de</strong><br />

que entre dichos acontecimientos median varios siglos. A<strong>de</strong>más, varios<br />

siglos se esfuman por completo; el lector <strong>de</strong> la Biblia protestante tiene muy<br />

poca información acerca <strong>de</strong>l período que va <strong>de</strong>l año 400 al 4 AEC; el<br />

lector <strong>de</strong> la Biblia católica cuenta sólo con un poco más. 5 Un historiador<br />

4 Véanse los análisis <strong>de</strong> Margaret Davies en SSG, caps. 17, 18 y 19.<br />

5 <strong>La</strong> Biblia protestante no incluye los <strong>de</strong>uterocanónicos <strong>de</strong>l Antiguo Testamento,<br />

aunque algunas traducciones actuales imprimen estas obras como una tercera<br />

sección, añadida al Antiguo y Nuevo Testamento. <strong>La</strong> Biblia católica incluye<br />

los <strong>de</strong>uterocanónicos como parte <strong>de</strong>l Antiguo Testamento. 1 Mac, 2 Mac, Jdt y<br />

otras obras dan alguna información sobre los períodos persa y helenístico, pero no<br />

se encuentra una historia <strong>de</strong>l período persa, y sólo una historia muy parcial <strong>de</strong>l<br />

período helenístico.

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